Histórico Chus Mateo

El entrenador del Real Madrid dijo que “la fe y el orgullo” llevaron a su equipo a ganar al Partizán de Obradovic, pero también tuvo él algo que ver en ello

Chus Mateo, entrenador del Real Madrid, durante el quinto partido de la serie contra el Partizán de Belgrado.AFP7 vía Europa Press (AFP7 vía Europa Press)

Hay que tener algo más que suerte, no solo basta con un gran equipo para ganarle a Zeljko Obradovic una eliminatoria de playoff de la Euroliga. No es solo cuestión de contar con los viejos rockeros —Chacho, Rudy, Llull— para, con 18 puntos de desventaja en el último partido de la serie, llevarse el encuentro, la eliminatoria y plantarse en la Final Four. Hace falta tener un líder en el banquillo ...

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Hay que tener algo más que suerte, no solo basta con un gran equipo para ganarle a Zeljko Obradovic una eliminatoria de playoff de la Euroliga. No es solo cuestión de contar con los viejos rockeros —Chacho, Rudy, Llull— para, con 18 puntos de desventaja en el último partido de la serie, llevarse el encuentro, la eliminatoria y plantarse en la Final Four. Hace falta tener un líder en el banquillo para hacer posible una remontada así, en el partido y en el conjunto de los cuartos de final. Mucho mérito el de Chus Mateo, desde ayer el único entrenador en la historia europea en remontar un 0-2, y solo el segundo, en 22 enfrentamientos, en derrotar a Obradovic. La última y única vez se la lio Velimir Perasovic al serbio en 2006, el Oakazo del Baskonia al Panathinaikos en Atenas.

El Starkazo y Wizinkazo, por seguir con el símil, tiene un mérito monumental para el Madrid y para Mateo. Algo debe tener un técnico así, que venció ayer al nueve veces campeón de Europa, leyenda de los banquillos Obradovic. Para quien crea que el madrileño no es suficiente entrenador para este Real, la gesta de ayer debe servir para callar alguna boca. Ya lo hizo la temporada pasada, cuando llegó a la dirección del equipo en circunstancias adversas, tras el infarto de Pablo Laso. Con el vitoriano en el hospital, Mateo dirigió al Madrid en un partido contra el Baskonia que metió a los blancos en la final de la ACB. Días más tarde, esa final la ganó 3-1 al Barça con Laso en la grada en el último encuentro. El alavés fue despedido a principios de julio y Mateo ratificado como primer entrenador. Hubo entonces rumores, como es normal en un puesto de esa categoría, y dudas lógicas en la afición después de una época muy exitosa con su antecesor, historia del madridismo (22 títulos tiene Laso, los mismos que Lolo Sainz, solo por delante Pedro Ferrándiz, 27).

Esta temporada Mateo logró la Supercopa, pero después en la Copa del Rey patinó contra Unicaja en semifinales. Y en la ACB, donde marcha tercero a punto de acabar la liga regular, ha perdido los dos partidos contra el Barça y también los dos contra el Baskonia, ambos equipos por delante del Madrid en la clasificación. En definitiva, Ibon Navarro, Sarunas Jasikevicius y Joan Peñarroya, tres enormes entrenadores que este año han desactivado al Madrid. Derrotas que pudieron influir en la opinión de algunos, que pudieron contribuir a las dudas sobre el entrenador del Real Madrid.

Dijo ayer Sergio Llull después de que el Madrid hiciera lo que parecía imposible, que ganaron porque “la experiencia es un grado” en partidos de playoff. Sin embargo, para su entrenador era la primera vez al frente de un equipo en una situación así. Es verdad que durante ocho cursos vivió Chus Mateo otros partidos y situaciones complicadas, no es tampoco un novato, pero al final, las decisiones últimas eran de Laso. Y, a diferencia de en otros partidos importantes esta temporada, su Madrid se impuso. Anoche, el técnico blanco habló de “mucha fe y mucho orgullo”. Probablemente lo que haya ahí es también mucho trabajo y mucho mérito desde el banquillo para derrotar al Partizán —el equipo revelación de esta Euroliga además del Mónaco, este sí, en la Final Four por primera vez en su historia— con tantas circunstancias adversas. Obradovic habló ayer de “carácter” para explicar la tremenda remontada del Real Madrid. Sin duda. La energía marca la diferencia en un partido de baloncesto. Pero también quién la dirige desde la banda.

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