Batalla campal entre el Real Madrid y el Partizán en la Euroliga

Los jugadores de los dos equipos acaban a puñetazos, y con el partido suspendido a falta de 1m 40s, en la segunda victoria del conjunto de Obradovic en los cuartos (80-95)

Tangana entre los jugadores del Partizan y del Real Madrid, durante el segundo partido de los cuartos de final de la Euroliga.Juan Carlos Hidalgo (EFE)

Un estupendo partido de baloncesto acabó en una vergonzosa batalla campal en el WiZink Center. El balón ya había decidido que el Partizán se llevaría la victoria de la pista del Real Madrid, con un contundente 0-2 en los cuartos de la Euroliga antes de visitar Belgrado, cuando a falta de 1m 40s los jugadores de los dos equipos se enzarzaron en un carrusel de golpes y agresiones.

...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Un estupendo partido de baloncesto acabó en una vergonzosa batalla campal en el WiZink Center. El balón ya había decidido que el Partizán se llevaría la victoria de la pista del Real Madrid, con un contundente 0-2 en los cuartos de la Euroliga antes de visitar Belgrado, cuando a falta de 1m 40s los jugadores de los dos equipos se enzarzaron en un carrusel de golpes y agresiones.

Llull cometió falta antideportiva sobre Punter, el escolta estadounidense se revolvió contra el español, ambos alzaron sus puños uno contra otro y la cancha se convirtió en un ring en el que Yabusele agarró por el cuello a Exum lanzándole con violencia sobre el parqué, como si fuera lucha libre. El australiano se marchó sin poder caminar por sí solo. Los puñetazos, como uno de Punter a Musa, habían reemplazado a las canastas. Después de muchos minutos intentando buscar algo de paz, dialogando con los entrenadores y decidiendo qué hacer, los árbitros señalaron que ya no se jugara más: 80-95. El motivo fue que ninguno de los dos equipos tenía el mínimo de dos jugadores para continuar el encuentro una vez se aplicaron hasta 21 descalificaciones por los incidentes, tanto a quienes estaban en la pista como a quienes salieron del banquillo. Al margen del marcador, perdió el deporte.

Con el balón en juego, el Partizán de Obradovic desmontó claramente al Madrid y ató un tesoro rumbo a la Final Four. Ningún equipo en la historia de la Euroliga ha remontado un 0-2 en contra. Y la próxima semana (martes y jueves) la serie visita el Stark Arena de Belgrado, la pista con la asistencia media más alta de la temporada: 17.763 espectadores. La batalla campal de Madrid solo calentará más el ambiente.

Punter y Llull se encaran. Juan Carlos Hidalgo (EFE)
Guerschon Yabusele es controlado por sus compañeros. Juan Carlos Hidalgo (EFE)
Tangana entre los jugadores del Partizan y del Real Madrid.Juan Carlos Hidalgo (EFE)
Kevin Punter (a la izquierda), del Partizán, golpea al bosnio Džanan Musa, del Real Madrid.Juan Carlos Hidalgo (EFE)
Tangana entre los jugadores del Partizan y del Real Madrid.Juan Carlos Hidalgo (EFE)

El duelo había comenzado a jugarse en la enfermería. Fuera de concurso Tavares, el Madrid apretó con los heridos. Randolph apareció de cinco en el equipo titular pese a un rodaje escaso (volvió a jugar hace menos de un mes después de nueve de baja por una rotura del cruzado) y Poirier fue reclutado de urgencia pese a una operación de apendicitis hace 21 días. El cambio de piezas, las prisas y la ausencia del faro que siempre es la torre de Cabo Verde condujeron a un 0-9 de arranque. Chus Mateo echó pronto mano de Poirier ante la evidencia de que el equipo necesitaba tamaño e intimidación ante un Partizán que enfilaba la canasta sin miedo (9-18) en un encuentro muy agitado. El técnico blanco también recurrió a los galones de Llull y Rudy, y el capitán y Musa insuflaron oxígeno a los suyos desde el perímetro.

El encuentro se jugaba a muchas revoluciones y de la cabeza de los entrenadores salía humo. Exum percutía por dentro y por fuera, un martirio para los blancos con 11 puntos en el primer cuarto. El Madrid se diluía en defensa como un azucarillo: 21-31.

Rudy había detectado la señal de alarma y agarró el volante en un momento crítico. El jefe se multiplicó para anotar y para morder en defensa, lanzándose sobre el parqué como si fuera un juvenil y no una leyenda de 38 años. Deck bailaba entre las posiciones de tres y de cuatro, descolocado entre tanto cambio de rol. El Madrid se movía lanzado por arreones de furia más que bajo una partitura colectiva. Hezonja, por ejemplo, lucía su extenso repertorio para apretar el careo (28-31). El Wizink ovacionó el descanso del guerrero Rudy casi al mismo tiempo que el sufriente Poirier le acompañaba en el banquillo. La brecha volvió entonces a abrirse gracias al acierto de Smailagic y el despertar de Punter. El conjunto de Mateo volvía a caminar entre tinieblas, víctima del desconcierto. Cuando sonó la campana del descanso, estaba noqueado: 37-51.

Para encender la luz, el Madrid repescó a Sergio Rodríguez. Punter cargó con su tercera falta a los ocho segundos del tercer cuarto y una combinación de dos mates de Poirier y Musa y un triple de Rudy resucitaron a los blancos (48-53), reforzados con una defensa en zona. Justo cuando estaba contra las cuerdas, el púgil se levantó en medio de la algarabía del Palacio. Pero un triple de James Nunnally acompañado en esa acción de la cuarta falta de Poirier supuso otro directo a la mandíbula del conjunto español. Punter seguía con el picoteo y se crecía bajo el aro Lessort, obligando al Madrid a renovar la fiebre con la que había surgido de los vestuarios. El equipo de Mateo defendía con Yabusele en el corazón de la zona (el pívot francés solo lanzó una vez, de tres, en todo el encuentro) y el cuchillo entre los dientes. Todavía había película por delante, como dejaban claro dos bingos exteriores del eterno Rudy. El alero era el reflejo de esa necesidad del Madrid de exprimir al máximo cada uno de sus recursos. Pese a todo, los blancos corrían con la lengua fuera, al límite: 62-75 antes del cuarto decisivo.

Punter se inventó otro triple imposible para empinar aún más el reto de la remontada. El Partizán podía jugar a su antojo con el reloj mientras al Madrid le quedaba fiarse a mucho más que la heroica. A los tiradores del conjunto serbio no les temblaban las manos, sino que atinaban a distancia y en las penetraciones. Los jugadores blancos miraban al suelo cuando un triple de Poirier no tocó el aro (72-89). El Madrid ni siquiera encontró en esta ocasión el orgullo que otras veces le había rescatado cuando fallaba el juego. Los últimos instantes solo sirvieron para que la temperatura fuera subiendo hasta la tangana con que acabó el choque. Un gran partido acabó de la peor de las maneras.

R. MADRID, 80; PARTIZÁN, 95

Real Madrid: Williams-Goss (6), Musa (13), Deck (8), Randolph (0) y Yabusele (3) —quinteto inicial—; Hanga (0), Rudy Fernández (16), Sergio Rodríguez (2), Llull (4), Poirier (12) y Hezonja (16).

Partizán: Madar (4), Punter (14), Papapetrou (6), Leday (15) y Lessort (10) —quinteto inicial—; Avramovic (4), Smailagic (7), Nunnally (16), Trifunovic (-) y Exum (19).

Parciales: 21-31, 16-20, 25-24 y 18-20.

Árbitros: Radovic, Latisevs y Rocha. Eliminaron a Poirier, Deck, Punter y Exum.
WiZink Center: 10.267 espectadores.

En el otro encuentro de cuartos, Mónaco, 86; Maccabi, 74 (1-1 en la serie). Este viernes, Barça - Zalgiris (20.00, Dazn; 1-0 en la serie) y Olympiacos - Fenerbahçe (20.45; 1-0 en la serie).

Puedes seguir a EL PAÍS Deportes en Facebook y Twitter, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.

Sobre la firma

Más información

Archivado En