La desaceleración de Ansu Fati en el Barcelona
El jugador, condicionado por las lesiones, pide más protagonismo después de forzar su recuperación y cargar con la camiseta del ‘10′
Ansu Fati tiene prisa, quiere recuperar en pocos meses los años perdidos, atrapado como se siente desde que se lesionó el 7 de noviembre de 2020 en un partido contra el Betis. Necesita jugar partidos más que minutos, demostrar a sus 20 años que merece ser titular, el digno heredero desde septiembre de 2021 del ‘10′ que vistió Messi. El estatus que le da la camiseta asumida en tiempos de carestía, cuando el barcelonismo necesitaba un ídolo y el internacional español se prestó a ser el icono a cambio de...
Ansu Fati tiene prisa, quiere recuperar en pocos meses los años perdidos, atrapado como se siente desde que se lesionó el 7 de noviembre de 2020 en un partido contra el Betis. Necesita jugar partidos más que minutos, demostrar a sus 20 años que merece ser titular, el digno heredero desde septiembre de 2021 del ‘10′ que vistió Messi. El estatus que le da la camiseta asumida en tiempos de carestía, cuando el barcelonismo necesitaba un ídolo y el internacional español se prestó a ser el icono a cambio de un contrato millonario, no se corresponde con el papel que tiene ahora en la cancha, inferior desde luego al de Lewandowski y también al de Ferran Torres. El tiempo juega en su contra porque va más deprisa que su juego desde que perdió el fulgor con el que batió los récords de precocidad del club y de la selección con 16 años y cegó a los aficionados del Camp Nou.
La urgencia del futbolista contrasta con la paciencia que hoy le piden los rectores del Barcelona. Algunos son los mismos que antes le apremiaron para que forzara su reaparición y ayudara al equipo a remontar posiciones en la Liga. No es el caso precisamente de Xavi. El técnico intenta marcar el timing de acuerdo a las estadísticas y a las sensaciones, una mezcla difícil en un cóctel explosivo si se tiene en cuenta además que el agente del jugador es Jorge Mendes, el representante que sustituyó a Rodrigo Messi —hermano de Leo—, y que Bori Fati, el padre del futbolista, ha puesto el grito en el cielo después de la reunión que mantuvo con los responsables deportivos del Barça. Bori no para de hablar mientras Ansu se muerde la lengua cada vez que comparece públicamente, a veces en representación del Barça.
Bori recomienda a su hijo que “cambie de aires” en declaraciones a la Cope. “Si por mí fuera, me lo llevo del Barça; merece mucho más. Me molesta que juegue tan pocos minutos. Yo pienso en el Sevilla”, afirmó después de recordar la ciudad a la que llegó de Guinea Bissau, paso previo para que en 2012 Ansu pasara del Peloteros de Herrera a La Masia. Bori aseguró que el jugador está tan bien que “tiene más explosividad que antes” y recordó que es el “futbolista franquicia”, el que asumió la responsabilidad cuando el club andaba “de capa caída”. “Aceleraron para que volviese. ¿Y ahora qué?”, remacha Bori Fati.
El papel de Mendes
La figura del representante portugués es decisiva desde que ya intervino en el contencioso abierto por la lesión que sufrió el jugador en su menisco izquierdo y que precisó de cuatro intervenciones entre 2020 y 2021. La recuperación de Ansu se demoró después por el desgarro en el tendón proximal del bíceps femoral de la pierna izquierda que padeció en enero 2022. Aunque el club aconsejó que pasara por el quirófano, el delantero optó por un tratamiento conservador que demoró su reaparición y que limitaría su participación en los partidos del Barça. La estadística afirma que es el delantero que ha participado en más partidos: 38; ha marcado 6 goles; y suma 1.338 minutos. El problema es que solo ha sido titular en 11 y anotó un gol, cifras exiguas y que evocan su discreto paso por los partidos de Japón y Marruecos en el Mundial de Qatar.
Los técnicos consideran que le viene mejor jugar cuando las defensas contrarias están desgastadas y hay más espacio mientras que Ansu reivindica más continuidad y confianza después de constatar que su participación ha menguado con la aparición del cuarto centrocampista y que no siempre puede atacar desde el costado que más le gusta y que es el izquierdo o el que corresponde al ‘11′. Tampoco le han ayudado algunas imágenes que le señalan como un estorbo: Lewandowski le recriminó que le quitara un remate ante el Manchester United; Ferran tampoco le dejó tirar el penalti cometido por el Almería; y Kessié se lamentó por evitar un remate a gol en el Bernabéu.
La pelota corre tan rápida que se escapa del control de Ansu. A diferencia del padre, el jugador insiste en cumplir el contrato que acaba en 2027. Aunque nadie pagaría la cláusula de mil millones, la directiva sabe también que un traspaso le permitiría arreglar un poco sus cuentas por más que le considere “patrimonio del Barça”. La paciencia de Xavi se antoja decisiva en un momento en que todos tienen prisa, también Ansu. La desaceleración amenaza con ser tan rápida como la irrupción.
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