El peor Barcelona abre la Liga
La apatía de los azulgrana, que solo remataron una vez entre los tres palos y acusan la ausencia de Pedri, contrastó con la pasión del Almería
El Barça perdió el apetito por la Liga el día en que podía facturar medio título después de que el Madrid empatara con el Atlético en el Bernabéu. El empate del derbi madrileño no estimuló precisamente a los azulgrana sino que provocó la desgana en un equipo que si alcanzó el liderato fue más por correr que por jugar, por robar la pelota que por elaborar su fútbol, por ganar las áreas con Ter Stegen y Lewandowski. El portero encajó el octavo gol del torneo y el ariete no compareció en una cita esperpéntica del Barcelona. El 1-0 tan asociado a los azulgrana jugó por una vez en su contra y a fav...
El Barça perdió el apetito por la Liga el día en que podía facturar medio título después de que el Madrid empatara con el Atlético en el Bernabéu. El empate del derbi madrileño no estimuló precisamente a los azulgrana sino que provocó la desgana en un equipo que si alcanzó el liderato fue más por correr que por jugar, por robar la pelota que por elaborar su fútbol, por ganar las áreas con Ter Stegen y Lewandowski. El portero encajó el octavo gol del torneo y el ariete no compareció en una cita esperpéntica del Barcelona. El 1-0 tan asociado a los azulgrana jugó por una vez en su contra y a favor del Almería. El caos azulgrana contrastó con la organización dispuesta por Rubi y los andaluces pudieron cantar por fin victoria ante un adversario al que no habían podido doblegar en 13 partidos de Liga y dos de Copa.
Nadie discutió la victoria del Almería el día en que el Barcelona sumó su segunda derrota del campeonato después de la sufrida en octubre en el Bernabéu. El equipo no quiso ser menos que el club y se pegó un tiro en el pie después de un inmaculado 2023. La distancia con el Madrid no se amplió a 10 puntos sino que se recortó a siete porque los azulgrana perdieron con un adversario que pelea por no descender a Segunda División.
Las secuelas de Old Trafford y los preparativos del Bernabéu ya rebajaron la alineación del Barça en Almería. Xavi pensó seguramente que a diferencia de la Copa, la Liga permite un mayor margen para las rotaciones después de la eliminación de Europa. Aunque mantuvo a los cuatro centrocampistas, el técnico dio descanso a Raphinha en favor de Ferran Torres en la delantera y dispuso una defensa sin Araujo ni Koundé mientras Sergi Roberto regresaba a la demarcación de lateral derecho y por el costado izquierdo se estiraba Jordi Alba. Los cambios desestabilizaron a la línea más fiable y el equipo regaló mucho tiempo al Almería. El Barcelona fue un conjunto vulnerable, demasiado frío, incluso perezoso, nada intenso en la medular y desconectado de Lewandowski.
Mal momento del ariete
El delantero polaco ha perdido remate y gol desde que el equipo juega sin extremos y no está por lesión Dembélé. El ariete juega más de espaldas que de cara a la portería contraria, obligado a descargar más que a armar el tiro, muy pendiente de los pases interiores de los volantes, especialmente del incansable Gavi. Tardó en aparecer Lewandowski y la mejora en la posesión y la línea de pase no ayudó a mejorar el ritmo del Barcelona. El equipo estaba destemplado y distraído ante un concentrado y agresivo Almería. El gol del potente El Bilal denunció sobre todo el absentismo y blandura del Barça. El delantero superó por dos veces a Christensen en el cuerpo a cuerpo y remató a quemarropa después de combinar con el fiero Luis Suárez.
La secuencia del gol se repetía a cada jugada porque el Barça perdía la pelota al tiempo que se anticipaba el Almería. Los muchachos de Rubi dispusieron de dos ocasiones francas —una de Leo Baptistão y otra de Ely— para marcar el segundo gol antes de que el Barça chutara fuera de la portería del segundo equipo más goleado de la Liga por detrás del Elche. No entraban en juego Ferran ni Lewandowski, tampoco profundizaba Alba, no había noticias de Sergi Roberto y el fútbol directo del Almería siempre era mejor que el del Barça. A Xavi no le quedó más remedio que cambiar a un medio (Kessié) por un delantero (Raphinha) para intentar despertar a su equipo con un despliegue más ofensivo: 4-3-3.
Los azulgrana tomaron el balón y se encomendaron a Raphinha. El juego, sin embargo, era barroco, impreciso, sin profundidad ni regate, fácil de defender para los zagueros de Rubi. A la hora del partido no se había contado ni un disparo azulgrana al arco de Fernando. Al área del Almería solo llovían centros sin parar y también sin rematar para disfrute de la hinchada del Almería. La respuesta de Xavi fue recurrir a Marcos Alonso y Araujo para contener con tres centrales: 3-4-3. Nuevo cambio de dibujo que subrayó la desorganización del Barcelona personificada en el errático Busquets antes de ser sustituido y dejar la suerte del equipo en los jóvenes Alarcón y Pablo Torre. Y Alarcón fue el primer y único azulgrana en chutar a los 82 minutos contra Pacheco.
El partido empezó y acabó en la portería de Ter Stegen porque el meta salvó en la prolongación el 2-0 en un mano a mano con Embarba. Incluso Xavi admitió que su equipo jugó uno de los peores partidos sino el peor del curso ante un rival que suma 22 de los 25 puntos en los Juegos Mediterráneos. La pasión del Almería contrastó con la apatía de un equipo azulgrana perdido futbolísticamente sin Pedri cuando quedan 15 jornadas de Liga y se anuncian las semifinales de Copa contra el Madrid después de perder en dos escenarios tan diferentes como Old Trafford y en Almería.
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