El Espai Barça lastrará aún más la caja del club
La entidad azulgrana solo podrá disponer de 100 de los 346 millones de euros previstos por ingresos de la remodelación del Camp Nou y sus alrededores
El plan de financiación del Espai Barça, cuya aprobación está abierta por el club hasta el 31 de marzo, se presenta tan complejo y discutible como la licitación y adjudicación de las obras de remodelación del Camp Nou. El club difícilmente mejorará su situación económica a corto plazo con la modernización de su estadio y entorno si se tiene en cuenta el informe de Kroll.
La agencia de calificación elegida por el propio Barcelona para que acredite la calidad del proyecto ante los inv...
El plan de financiación del Espai Barça, cuya aprobación está abierta por el club hasta el 31 de marzo, se presenta tan complejo y discutible como la licitación y adjudicación de las obras de remodelación del Camp Nou. El club difícilmente mejorará su situación económica a corto plazo con la modernización de su estadio y entorno si se tiene en cuenta el informe de Kroll.
La agencia de calificación elegida por el propio Barcelona para que acredite la calidad del proyecto ante los inversores que buscan Goldman Sachs y JP Morgan para que recauden los 1.500 millones necesarios —950 destinados solo para el Camp Nou—, estima que apenas 100 de los 346 millones (un 29%) previstos como ingresos para 2025 por su actividad vayan a parar a la caja del Camp Nou. El importe restante se lo quedarían los financiadores del proyecto para reducir la deuda contraída, según Kroll.
El hecho de comprometer esos ingresos a futuro representará, de hecho, un menoscabo de la capacidad de gasto del club, ya que los 246 millones destinados al servicio de la deuda supondrán menos recursos para el resto de actividades. Es como si de los ingresos del club desaparecieran de una tacada la recaudación de las cuotas de los socios y de las entradas al Camp Nou, el movimiento que generan los tours por el estadio y el museo, y los ingresos de lo que paga Spotify para ponerle nombre al estadio —entre otras cuestiones— y lo que pagan el resto de los patrocinadores del Barcelona.
La directiva presidida por Joan Laporta se remite de momento a la web del club y declina opinar, “hasta que no esté cerrada la operación”, como respondió al ser requerida por EL PAÍS. Fuentes conocedoras de procesos similares de emisión de deuda consideran que la gran necesidad de crédito de la operación se explica por los ingresos que la junta ha hipotecado el último año a través de las denominadas palancas para poder realizar fichajes como el de Lewandowski. Una fórmula de monetizar ingresos a futuro como los derechos de televisión y que permitieron recaudar unos 850 millones.
Los datos de Kroll se basan en la documentación a la que ha tenido acceso Legends, la firma que gestionará el Espai Barça, y el propio FC Barcelona. Un estudio, por otra parte, optimista porque sostiene que los ingresos con el nuevo Espai Barça, a partir de 2025 —su primer año de pleno funcionamiento con la totalidad del aforo—, se duplicarán respecto a los 170 millones de 2019 (año de referencia porque aún no había impactado la pandemia).
Kroll califica la operación de correcta para los inversores y le da una calificación de BBB+, el cuarto mejor escalón de los diez que utiliza para definir las operaciones de deuda de sus clientes. La entidad describe esa nota como “calidad media con algún riesgo de pérdida debido a eventos relacionados con el crédito. Dichos emisores y obligaciones pueden experimentar pérdidas crediticias durante entornos de estrés”.
El Espai Barça es una operación a muy largo plazo, de manera que se espera que, a medida que se vaya pagando la deuda, se reduzcan los recursos comprometidos cada año. Pero no se dejará de pagar al menos hasta 2052. Así que el club, dada su situación económica, ha buscado una bocanada de aire fresco para su futuro inminente. No desembolsará el primer pago para amortizar deuda hasta junio de 2027, fecha en que el mandato de Laporta ya habría expirado —acaba en principio en junio de 2026— a la espera, además, de si se modifican o no los estatutos del Barça.
La estructura de los 1.500 millones de euros de deuda se efectuará en tres tramos, cada uno por una cantidad de 500 millones: el primero se tendría que amortizar en 2032, el segundo en 2045 y el tercero en 2052. Pero el informe de Kroll desvela que el primer tramo no se pagará cuando toca, sino que “debe refinanciarse en 2032 con una emisión adicional de 525 millones de euros con una amortización sobre 2052 y 2057″. Para ese momento, probablemente, el campo tendrá que protagonizar otra renovación, teniendo en cuenta los ritmos de remodelaciones mantenidos hasta ahora.
Los técnicos de Kroll consideran como positivos la base de socios y aficionados del Barcelona, así como las oportunidades que dará el remozado Camp Nou. El estudio, por contra, no ve tan bien la posibilidad de que se alarguen las malas temporadas en lo deportivo, ya que podría afectar a la afluencia de espectadores. Pero los puntos que señalan como los peores son la necesidad de refinanciar la deuda en 2032 y los riesgos de construcción. “Hemos asumido un retraso de 12 meses en la construcción junto a costes relacionados a la demora”, dice el documento de 17 páginas, que contempla unos costes extraordinarios de hasta 247 millones en el caso de tener que buscar otra constructora. “La fortaleza del crédito de Limak”, subraya Kroll, “es menor que el rating de estas notas”.
El 125º aniversario
La sustitución supondría comerse entre tres y 12 meses de tiempo, y el informe revela que el Barça se ha reservado un segundo año el estadio Lluís Companys por si el Camp Nou no está listo para el curso 2024-25.
El Barcelona adjudicó las obras a la empresa turca Limak en un proceso muy discutido con dos condiciones que no asumieron las demás competidoras: que el equipo pudiera volver a jugar en el Camp Nou el 29 de noviembre de 2024, cuando se cumple el 125 aniversario del club, y que el coste no superara los 960 millones. El traslado a Montjuïc solo sería por la temporada 2023-2024 y las obras del Camp Nou estarían listas para 2026.
Como salvaguarda ante una posible dilación en las obras, admitida por Kroll, el Barça exige a Limak una retención del 10% del coste de la obra y otro 10% de cada certificado de obra, cuando en ambos casos —según explican expertos—, ese porcentaje se sitúa en torno al 5%. Y es que en caso de fallo de la constructora turca, los recursos del Barça podrían ser todavía menores.
“Para mitigar un retraso en la construcción, entre julio de 2025 y julio de 2027, el 100% de los ingresos del estadio se pondrán a disposición del emisor para respaldar el servicio de la deuda en una cantidad suficiente para cubrir cualquier déficit del servicio de la deuda”, se lee en el informe de Kroll.
Los socios piden información y se impacientan por Montjuïc
El Barcelona aspira a recuperar en una sola temporada el tiempo perdido en el inicio del proyecto Espai Barça. La presidencia de Josep Lluís Núñez ya se vio condicionada por la imposibilidad de dar salida al Barça 2000. Laporta presentó en 2007 el plan ideado por el arquitecto Norman Foster. Y Josep Maria Bartomeu llevó a referéndum el ya denominado Espai Barça en 2014. A pesar de tener la aprobación de los socios, la reforma del estadio se ha dilatado hasta el próximo junio aunque las obras ya se han iniciado en el gol sur del Camp Nou. El proceso, y especialmente la licitación y adjudicación de las obras a la empresa turca Limak, ha despertado el interés de diferentes grupos de socios, que se han dirigido al club para tener una mejor información que la suministrada desde la página web del Barcelona. La junta directiva, de momento, no ha respondido a la inquietud social, cuya preocupación es saber la garantía que pedirán los inversores para la financiación del Espai Barça y cómo discurrirá la próxima temporada en Montjuïc.
Puedes seguir a EL PAÍS Deportes en Facebook y Twitter, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.