Brahim ilusiona al Milan
Un gol del mediapunta español pone al equipo italiano en la antesala de los cuartos de final de la Champions, altura a la que ha llegado apenas una vez desde su último título en 2007
El Milan quiere volver. No tiene el poderío de sus mejores días, pero le propulsa el orgullo y su heráldica, la de una institución que pertenece a la nobleza del fútbol mundial. Solo el Real Madrid ha alzado más veces la orejona copa que identifica al mejor equipo de Europa. Desde que lo hizo por última vez en 2007, apenas en una oportunidad (en 2012 y le eliminó el Barcelona) jugó los cuartos de final de la competición. Ahora está a un paso de regresar a esa altura tras adelantarse (1-0) en la ida de la eliminatoria que le empareja ...
El Milan quiere volver. No tiene el poderío de sus mejores días, pero le propulsa el orgullo y su heráldica, la de una institución que pertenece a la nobleza del fútbol mundial. Solo el Real Madrid ha alzado más veces la orejona copa que identifica al mejor equipo de Europa. Desde que lo hizo por última vez en 2007, apenas en una oportunidad (en 2012 y le eliminó el Barcelona) jugó los cuartos de final de la competición. Ahora está a un paso de regresar a esa altura tras adelantarse (1-0) en la ida de la eliminatoria que le empareja con el tibio Tottenham, que es un quiero y no puedo. Es la segunda victoria de la escuadra italiana en sus últimos 18 enfrentamientos ante un rival inglés. Todo un síntoma.
Al Milan lo activó Theo Hernández, que fue un puñal, el futbolista más desequilibrante en un partido pleno de equilibrios, el que era capaz de engranar dos marchas más que el resto, un cohete en la banda izquierda, por la que percutió ya de inicio. En su segunda acometida se llevó por coraje un balón dividido ante el argentino Romero y llegó hasta el corazón del área. El meta Forster se resistió, pero Brahim llegó al rechace como un tigre y dejó la pelota en la red. El gol definió el partido.
El Milan se comportó entonces como quien lleva un tesoro al banco. Guardó su ventaja bajo siete llaves. Paró el partido, lo trufó de faltas e interrupciones, lo amansó bajo la melodía de la grada, que acompasó el chato espectáculo con una excelente banda sonora. En la primera parte el balón estuvo en juego durante 25 minutos. En la segunda los Spurs acabaron de entender que ya estaban en una tela de araña. No lograron rebelarse ante su suerte. Kane estuvo desnutrido. Son, que fue sustituido, no está al nivel de la temporada pasada. Perisic es la mitad del que se exhibió con Croacia en el último Mundial. Kulusevski no tocó bola y Richarlison apenas dispuso de veinte minutos en los que apenas apareció.
El partido transitó hacia el desastre para el Tottenham porque los cambios le dieron un segundo aliento al Milán. De Ketelaere y Rafael Leão tuvieron en sus cabezas la opción de castigar aún más a los ingleses, pero les abandonó la puntería. Hubiera sido demasiado, sí, pero no extraño. El Milan, con apenas un italiano en su once, volvió a ser italiano.
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