El Real no pierde de vista al Barça

Los blancos, a cinco puntos del líder, se sacuden al desasosegado Valencia de estos días con un gran gol de Asensio y otro de Vinicius, pero caen lesionados Militão y Benzema

Vinicius Junior marca el segundo gol del Real Madrid ante el Valencia, en el Santiago Bernabéu este jueves.Denis Doyle/Getty Images

Cerrada la primera vuelta, el Madrid no pierde de vista al Barça, ese cohete que encabeza la Liga. Partió a ocho puntos del líder, pero los redujo a cinco tras sacudirse al desasosegado Valencia de estos días. Un golazo de Asensio y otro de Vinicius mandaron al garete al equipo de ese eterno interino que es Voro. Un Valencia angustiado que apenas tuvo dictado en el Bernabéu. Demasiada plaza para un club que atiza y atiza su propia hoguera. Para el Real Madrid, una victoria con costes, ...

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Cerrada la primera vuelta, el Madrid no pierde de vista al Barça, ese cohete que encabeza la Liga. Partió a ocho puntos del líder, pero los redujo a cinco tras sacudirse al desasosegado Valencia de estos días. Un golazo de Asensio y otro de Vinicius mandaron al garete al equipo de ese eterno interino que es Voro. Un Valencia angustiado que apenas tuvo dictado en el Bernabéu. Demasiada plaza para un club que atiza y atiza su propia hoguera. Para el Real Madrid, una victoria con costes, las inquietantes lesiones de Militão y Benzema.

El Valencia, tanto tiempo en combustión institucional, social y deportiva, llegó trémulo a Chamartín. De cortafuegos, un clásico entre los clásicos: Voro. El equipo respondió un trecho con cierta firmeza ante un Madrid discontinuo de entrada, consecuencia de su aire más bien contemplativo para interferir si quiera a un adversario temblón y quebradizo.

Ancelotti dispuso a Kroos y Modric con Ceballos en el ancla. La actividad del andaluz, al que nunca le faltó clase y hoy suma pico y pala, le mereció la ovación general del Bernabéu. El fútbol tiene ida y vuelta, gira en cualquier momento. Pero de inicio, el aplomo de Ceballos no era suficiente para impedir en algunas fases que los de Voro trastearan con la pelota sin minas. Tampoco Benzema, Vinicius y Asensio son centuriones sin el balón. Emigrado Casemiro, aún no pletórico Tchouameni y Camavinga forzado como lateral ortopédico, al Madrid le faltaba colmillo. Modric y Kroos, eterna placenta del equipo, ya no se apañan del todo para el tajo pleno.

No daba avisos el Valencia ante Courtois. Sí el Madrid ante Mamardashvili, pero de forma entrecortada. Chispazos. Por ejemplo, de Asensio, que, tras un mensaje de gol de Modric, se precipitó ante el portero georgiano, perspicaz para rebañar el remate del balear con la derecha. El propio Asensio flirteó de nuevo con el gol tras la mejor jugada de la noche. Militão calzó la pelota de banda a banda a los pies de Vinicius, embrollado hasta entonces. El extremo citó a Benzema, cuyo taconazo con etiqueta remató Asensio. Gabriel Paulista se interpuso.

Entre alerta y alerta local, el cuadro de Voro se complacía sin enredos en la zaga, cierta soltura en el eje y un ataque hueco. El preparador alió en la vanguardia a Cavani con el veloz Musah, centrocampista para Gattuso. Pero cada estirón visitante remitía lejos de Courtois, de miranda casi toda la jornada. Puro fogueo de los chicos de Voro.

El partido se alteró para el Real con la lesión de Militão, con un pinchazo en el muslo derecho tras intentar un taconazo ante Lino. Entró Carvajal y Nacho, multiusos, se plantó como central. Para entonces, por el costado derecho de Nacho ya hacía algunos minutos que Asensio, en su faceta más productiva, se alejaba del costado para infiltrarse como volante avanzado. La banda estruja al balear. En la otra orilla, Foulquier, con el socorro de Castillejo, todavía tenía arrestado a Vinicius.

En el primer acto, el último fogonazo blanco llegó a un paso del descanso. Rüdiger cabeceó a gol un córner lanzado por Modric. Una confidencia del VAR hizo que el árbitro revisara la jugada por un forcejeo de Benzema con Musah. Nada de gol. Una jeremiada arbitral. De crear jurisprudencia habría que verificar cada saque de esquina, cada peloteo al área, donde siempre hay cocodrilos por los dos bandos. Un follón. Cabe que se dieran simultáneamente veinte faltas de unos y veinte de otros.

La condena a Benzema dejó contrariado al Madrid, pero no tardó en desatar uno de esos vendavales que le distinguen. Al frente, Asensio. Futbolista irregular con un sello goleador de lo más regular. El gol de Asensio. Una tradición. En el vértice derecho del área, apunta con la zurda y ¡zas! Pocos jugadores tienen su golpeo. Y sus variedades. Suele dar comba a la pelota, o, como esta vez, soltar una bomba de racimo, un tiro seco y sonoro.

El 2-0 no se demoró. El Madrid en estampida. Y para ello nadie como Vinicius, que soltó las amarras de Foulquier, abrió las turbinas y se plantó ante Mamardashvili como un rayo. Sin remedio para el Valencia, porque Vinicius, ya expansivo, cada día regatea menos al gol.

El Madrid tenía el partido atado cuando cayó Benzema, que reclamó el cambio. Mal asunto para el Real, con Liga, Mundialito, Copa y Champions muy a la vista. Ancelotti dio carrete a Rodrygo y, a la hora, dio un respiro a Kroos y Modric. Era ya el momento de las piernas de Tchouameni y Valverde. El encuentro ya no daba para más cuando a Gabriel se le pelaron los cables. Sin venir a cuento largó una patada pendenciera a Vinicius. Una roja muy roja. Síntoma de este Valencia fuera de sí. No son pocos los desvelos que le esperan a ese empleado ejemplar que es Voro. Y también estará en vela Ancelotti con Benzema y Militão.

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