“¡Piqué, Piqué, Piquenbauer!”
El Camp Nou se rinde al central catalán, leyenda del Barcelona. “Nací y moriré aquí”, alcanzó a decir el 3 después de ser manteado por sus compañeros
”A la vida, a vegades, estimar és deixar marxar (En la vida, a veces, querer es decir adiós)”, subrayó Gerard Piqué en su discurso de despedida. Y ya no pudo aguantar más las lágrimas. El Camp Nou, rápido, salió al cruce. “¡Piqué, Piqué, Piquenbauer!”, gritó la hinchada azulgrana. No era la primera vez en la noche que entonaban la histórica canción para el 3. “En una relación de tanto amor y pasión, era el momento de darnos aire. En un futuro volveré a estar aquí”, cont...
”A la vida, a vegades, estimar és deixar marxar (En la vida, a veces, querer es decir adiós)”, subrayó Gerard Piqué en su discurso de despedida. Y ya no pudo aguantar más las lágrimas. El Camp Nou, rápido, salió al cruce. “¡Piqué, Piqué, Piquenbauer!”, gritó la hinchada azulgrana. No era la primera vez en la noche que entonaban la histórica canción para el 3. “En una relación de tanto amor y pasión, era el momento de darnos aire. En un futuro volveré a estar aquí”, continuó Piqué. Entonces, la afición volvió a responder. Esta vez ya no para mimarlo sino para motivarlo: ”¡President, President, President!”.
La hinchada azulgrana se acercó en masa al estadio, como nunca antes en la temporada: 92.605 espectadores. Era la noche para despedir a uno de los futbolistas más importantes de la historia del Barça, el tercero más ganador (30 títulos) tras Messi (35) e Iniesta (32). El homenaje fue tan sencillo como genuino, esencialmente emotivo, que unió por un momento al barcelonismo, últimamente no entregado a Piqué. Cuando se abrieron las puertas del Camp Nou, parecía imposible no encontrar a un aficionado rendido a Piqué. “Leyenda”, “Legal”, “Mito”, “Mejor central de la historia”, “Ídolo”, “Culé”, remarcaban los seguidores del Barça, algunos con el 3 en la espalda, todos dispuestos a ver su último baile.
El anuncio de la despedida del fútbol del central logró, sobre todo, convertir en elogios lo que en lo últimamente eran críticas, lanzadas esencialmente desde los despachos y desde el cuerpo técnico. “Es una leyenda del Barça. Estamos agradecidos por lo que ha dado al club”, celebró Xavi Hernández. El vicepresidente deportivo, Rafa Yuste, se sumó a los elogios: “A Gerard lo recordaremos siempre, es un día muy emotivo para el club”. Y los capitanes optaron también por olvidar viejas rencillas. “Su legado es espectacular”, dijo Busquets. Y, Jordi Alba, en la misma línea, añadió: “He sentido pena. Su ausencia se va a notar en lo futbolístico y humano. Es un palo duro para el vestuario, pero es ley de vida”.
Como si no quisiera que acabara nunca la noche, ya con todos sus compañeros en las duchas, Piqué regresó a un Camp Nou ya vacío, junto a sus hijos y su entorno más cercano. La velada había comenzado en el Estadi con una pancarta en el círculo central que rezaba Sempr3 (siempre). No era el mejor homenaje. Al menos, no el más original, mucho menos para despedir a un tipo como Piqué que justamente si hay algo que lo caracteriza es la creatividad.
Noche de homenaje
Había más homenajes para Piqué. Los 11 azulgranas saltaron al campo con el dorsal 3 en la espalda y en el pecho lucían la inscripción Sempr3. Sasha y Milan pasaron junto a su padre y el resto del equipo azulgrana, en la última foto de Piqué en el once del Barça. El pasado viernes, el 3 también había formado parte la foto de la plantilla del curso 2022-23, junto al presidente Joan Laporta en el Camp Nou. Según informó Relevo, el máximo directivo se enteró de la decisión del central el pasado 27 de octubre. Se citaron en la casa de Laporta y Piqué solicitó la presencia de Alejandro Echavarría, hombre de confianza del presidente. “Desde principios de semana lo sabíamos, dejamos en sus manos el momento y la comunicación”, expuso Mateu Alemany, director de fútbol del club.
Sin el visto bueno de Xavi y señalado por la directiva, hacía meses que Piqué masticaba su adiós. “Seguramente lo que pasó ante el Inter y el Villarreal aceleró su decisión”, razonan desde la dirección deportiva. Ante el conjunto italiano, el 3 quedó marcado tras un mal partido. Y ante el conjunto amarillo, la hinchada pitó al central. Entonces, mientras la mayoría del Camp Nou silbaba a Piqué, la Grada de Animación gritó un canto que estaba en el olvido: “¡Piqué, Piqué, Piquenbauer!”.
El canto para cuidar al 3 ante el Villarreal se convirtió en una constante ante el Almería. Muy sonoro cuando el árbitro señaló penalti en el minuto 7. Pero el capitán (Busquets le cedió el brazalete) hizo oídos sordos. Se tomó en serio su último partido en el Camp Nou y señaló a Lewandowski, que falló desde los 11 metros. “Ha sido un ejemplo de lo que significa ser un jugador del Barça”, le elogió Busquets antes de mantearle con el resto de compañeros al cielo azulgrana. A Piqué le quedaba por ver un escueto vídeo con algunas de sus mejores imágenes como azulgrana y la vuelta de honor. “Esto no es una despedida. Ya lo hice con 17 años y volví. Nací aquí y moriré aquí”. Y, como no podía ser de otra manera, volvió a escuchar lo que ya es un grito eterno en el Camp Nou: “¡Piqué, Piqué, Piquenbauer!”.
Puedes seguir a EL PAÍS Deportes en Facebook y Twitter, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.