El Valencia se estrella con Bono y el Sevilla salva un punto
El portero marroquí detuvo un penalti a Gayà en el minuto 102 de un partido igualado y accidentado
Un partido de 114 minutos, con un final alocado, sin control, con la emoción del VAR en una jugada decisiva en el minuto 99. Una acción que propició primero la roja al Papu y que acabó en otra a Salas por un penalti que tiró Gayà y detuvo Bono en el 102. Todo acabó en un empate y la sensación de que el Valencia dejó escapar una gran oportunidad para ganar a un Sevilla que fue un flan en la primera mitad y que, en la segunda, al menos tuvo fe para lograr un empate que...
Un partido de 114 minutos, con un final alocado, sin control, con la emoción del VAR en una jugada decisiva en el minuto 99. Una acción que propició primero la roja al Papu y que acabó en otra a Salas por un penalti que tiró Gayà y detuvo Bono en el 102. Todo acabó en un empate y la sensación de que el Valencia dejó escapar una gran oportunidad para ganar a un Sevilla que fue un flan en la primera mitad y que, en la segunda, al menos tuvo fe para lograr un empate que le sabe a gloria.
El Sevilla es un equipo roto, débil, al que Jorge Sampaoli intenta rehabilitar sin dar con la tecla. El Valencia todavía está preguntándose cómo se dejó dos puntos en Nervión. Le pudo la racanería en la segunda mitad. También la locura que emanaba desde el banquillo sevillista y que provocó la combustión de un grupo que, después de lograr el empate cuando faltaban cinco minutos, estuvo a punto de perder en la acción rocambolesca de la pérdida de balón de Navas. Bono le detuvo el penalti a Gayà y los andaluces se llevan, al menos, un punto. Una igualada que supo a muy poco para el Valencia, demasiado conservador en el segundo acto de un partido eterno, de 114 minutos, lleno de pequeños relatos.
En el primer acto, dominó el Valencia ante un rival seco. En el segundo, el Sevilla tiró de garra, sin fútbol, con un ordenamiento en el campo más racional, para lograr el empate por mediación de Lamela. El tercero fue una locura. VAR, emoción, rojas y un penalti parado por Bono que lo eleva a la categoría de héroe del partido. Demasiadas cosas pasaron en Nervión, la mayoría nada buenas para este Sevilla que está irreconocible. Eso sí, a pesar de su desorden táctico y su falta de vitalidad, el equipo andaluz todavía no ha perdido con Sampaoli en el banquillo, sumando tres empates (ante el Valencia, milagroso) y una victoria. A los de Gattuso, un buen equipo, les falta un punto de grandeza.
Ya avisaba el propio Sampaoli. El Sevilla no daba visos de mejorar. Es más, el triunfo en Mallorca fue un espejismo. El retroceso es evidente y el técnico no sabe qué hacer para devolverle la competitividad a un grupo sin chispa. El Valencia se aprovechó de la extrema debilidad del rival. Es un equipo bien colocado, que corre, que tiene físico aunque le falte talento. Gattuso lo sabía. Con intensidad y una buena ocupación de los espacios maniató a un rival desesperadamente lento, con una defensa improvisada sin capacidad de intimidar, donde Cavani (tres goles en dos partidos) sembraba el terror.
A los seis minutos, la imberbe zaga andaluza vio cómo el uruguayo emergía para rematar de cabeza un estupendo centro de Foulquier. Sin Marcao, que se perdió el choque por unas molestias, la defensa sevillista era un tembleque. El barullo del Sevilla era total. Lo mismo sacaba el balón Isco que Papu, sin profundidad en las bandas, con Gudelj perdido y Mir convertido en un islote. Sampaoli había denunciado en la previa la incapacidad del propio Mir para conectar con sus compañeros. La conclusión fue darle la titularidad. Es cierto que Mir se asocia poco, pero también lo es que creó las dos únicas opciones de peligro del Sevilla en su mal primer tiempo, ambas resueltas de maravilla por Mamardashvili. El portero, que falló ante el Elche, le quiso pedir perdón a Gattuso. El calabrés confesó que casi le agrede.
El Valencia, superior en todas las facetas, solo cometió un error. No ajustició un rival en plena inferioridad. Sampaoli, desesperado, cambió al joven José Ángel a los 31 minutos por Navas. El canterano quedó señalado. El Sevilla lo intentó todo en la segunda mitad para empatar. Sampaoli cambió el sistema de tres centrales, metió a un futbolista tras otro con la intención de revitalizar a un equipo roto. Al menos, llegó un remate de Gudelj al larguero y un par de acercamientos con cierto peligro. Empató Lamela en el minuto 85 y el entusiasmo se apoderó de los jugadores y la grada. Un efecto peligroso cuando se es tan débil. Llegó la traca final, la roja a Salas por su penalti y la parada de Bono. Muchas cosas en un partido alocado y emocionante.
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