De Rucker Park a San Francisco
El periodista gallego Fernando Mahía relata un viaje por la cultura de Estados Unidos y la influencia del baloncesto en ‘Coast to coast’
En el imaginario que el cine y el relato estadounidenses han creado en torno al baloncesto hay, casi siempre, una cancha en medio de la calle. Con sus canastas rodeadas de verjas y de gradas bajas. Con sus duelos a medio campo. Con sus jugadas imposibles que parecen cabriolas. Con el sueño de alcanzar, algún día, el baloncesto profesional. Como todo, ese imaginario arrancó desde la verdad. Porque en los inicios, esas canchas callejeras surgieron de la necesidad —una canasta o un aro caben en cualquier lado— y ofrecieron una ...
En el imaginario que el cine y el relato estadounidenses han creado en torno al baloncesto hay, casi siempre, una cancha en medio de la calle. Con sus canastas rodeadas de verjas y de gradas bajas. Con sus duelos a medio campo. Con sus jugadas imposibles que parecen cabriolas. Con el sueño de alcanzar, algún día, el baloncesto profesional. Como todo, ese imaginario arrancó desde la verdad. Porque en los inicios, esas canchas callejeras surgieron de la necesidad —una canasta o un aro caben en cualquier lado— y ofrecieron una plataforma para la integración de decenas de miles de personas que llegaban a las grandes ciudades. Ayudaron, también, a cambiar un deporte practicado mayoritariamente por blancos y con mucho peso del orden católico. La filigrana, el mate o el pase por la espalda comenzaron a hacerse un lugar en el deporte de la canasta. El baloncesto que hoy conocemos —y el que no— bebe de esas fuentes.
Precisamente en una de esas míticas canchas —la neoyorquina Rucker Park— comienza Coast to coast (Contra), el viaje por Estados Unidos del periodista gallego Fernando Mahía. Un periplo en solitario de varios meses a bordo de una Dodge Gran Caravan por la intrahistoria del baloncesto estadounidense, pero también por la de la nación en sí misma. Mahía escribe un capítulo-reportaje de cada parada del viaje. Al final, el conjunto ofrece un completo mapa del paisaje y del paisanaje del país. Habla de baloncesto, sí, pero también de inmigración, de desigualdad, de éxito, de sueños rotos, de desarraigo, de mitos que permanecen en el recuerdo del barrio. Charla con personajes muy interesantes, descubre rincones, traza historias que van contando el presente a través del pasado. Una aventura audaz que deja un libro muy bien escrito, regado con un fino sentido del humor y un aire de melancolía permanente, de visita a lugares a los que la mente había viajado con anterioridad. Última parada, 15.932 kilómetros después, San Francisco.
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