El ascensor de Dzanan Musa
El alero bosnio, fichaje blanco, pasó por la NBA y el Efes antes de ‘bajar’ al Breogán, donde fue ‘mvp’ de la ACB y llegó a jugar con una fractura de tráquea
El caso de Dzanan Musa es el ejemplo perfecto de que, a veces, hace falta bajar para volver a subir. El alero bosnio, de 23 años y 2,05m, llegó con 19 a los Brooklyn Nets procedente del Cedevita croata como uno de esos jóvenes que tienen prisa por triunfar en la NBA. Se fue muy pronto de casa, fue campeón y mejor jugador del Europeo sub-16 y le llovieron los elogios y las comparaciones con Luka Doncic, el mayor genio de su generación. Pero dos cursos en la meca del baloncesto le demostr...
El caso de Dzanan Musa es el ejemplo perfecto de que, a veces, hace falta bajar para volver a subir. El alero bosnio, de 23 años y 2,05m, llegó con 19 a los Brooklyn Nets procedente del Cedevita croata como uno de esos jóvenes que tienen prisa por triunfar en la NBA. Se fue muy pronto de casa, fue campeón y mejor jugador del Europeo sub-16 y le llovieron los elogios y las comparaciones con Luka Doncic, el mayor genio de su generación. Pero dos cursos en la meca del baloncesto le demostraron que aún no estaba bien horneado (4,3 puntos, 1,9 rebotes y 0,9 asistencias en una media de 10 minutos en pista), y el chico fichó en enero de 2021 por uno de los grandes de Europa, el Efes. El equipo turco ganó la Euroliga, Musa solo participó en ocho partidos y comprendió que había que bajar más.
Siguiente estación, Breogán de Lugo. Y ahí sí, el bosnio encontró un hábitat perfecto para ser el líder, acaparar pelota y puntos y relanzar su carrera. Con el conjunto gallego fue elegido mvp, jugador más valioso, de la pasada ACB engordando su estadística: líder en minutos en pista (32), puntos (20,1), valoración (23,1), tiros libres (6) y faltas recibidas (6,5) por partido. De premio, su fichaje por el Madrid. Otra vez el ascensor volvía a subir después de haber bajado varios pisos.
“Para el Breogán fue una sorpresa muy agradable. Había tenido mala suerte en su carrera, se fue muy joven a la NBA y no tuvo protagonismo. Luego al Efes y lo mismo. Él necesitaba sentirse importante, y nosotros necesitábamos un líder. Todo cuadró”, recuerda José Antonio Díaz, director general del club de Lugo. Musa firmó un contrato de una temporada y lo cumplió pese a que sus sobresalientes actuaciones llamaron la atención de equipos de la Euroliga que lo pretendían incorporar antes. “Quería ser el mejor de la liga. Había dudas por si era caprichoso y egoísta, pero todo lo contrario. Desde el principio se mostró implicado dentro y fuera de la cancha”, recuerda Díaz, y apunta para explicarlo la ocasión en que Musa jugó... con una fractura en la tráquea.
Breogán-Manresa, el pasado abril. Musa recibe un golpe en un ataque y queda tendido en el parqué. Le cuesta respirar. Se levanta, protesta a los árbitros y sigue jugando el resto de primera parte. En el descanso los médicos observaron que tenía la nuez de la garganta desviada. Se la colocaron y él siguió jugando todo el segundo tiempo. Su equipo gana, Musa suma 18 puntos y 9 rebotes. Pero el dolor persiste y acude al hospital. Tenía una fractura en la tráquea y fue operado de urgencia. “El cirujano no se lo podía explicar. Es muy competitivo, un ganador. Necesita sentirse importante, como en Breogán y como en Bosnia. ‘Balón a mí’, dice. Cuando es así, pasan cosas. En el Madrid eso será más complicado, porque hay más protagonistas, pero él no es un jugador de complemento, no es un obrero. No es Hanga o Abalde. Él juega bien sintiéndose un líder. Es un jugador más de ataque que de defensa, aunque ayuda en el rebote porque es un alero de 2,05. Penetra bien, busca el aro, tiene un primer paso enorme y no es egoísta si ve a un compañero bien situado. Ha de mejorar el juego sin balón”, analiza Díaz.
En el Eurobasket, Musa le ganó el duelo individual y colectivo a Doncic: 22 puntos para el bosnio y victoria ante Eslovenia, con 16 puntos de su estrella. El campeonato europeo lo redondeó con 21,4 puntos, 4 asistencias y 3,4 rebotes por encuentro, pese a caer en la fase de grupos. El mismo ritmo marcó el alero en la reciente Supercopa, ya de blanco: 21 puntos y 7 asistencias ante el Betis en semifinales y 19 puntos en la final ante el Barça. “Todo el mundo dudaba de mí. Me costaba encontrar el camino. El Breogán me ayudó a recuperar la confianza. Está muy bien callar a los que dudaron”, se reivindica Musa. En su horizonte, el sueño de regresar a la NBA. Y ahora ya sabe lo que es bajar para volver a subir.
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