El cambio de Piqué

El central, que ha pasado de jugar a ayudar, simboliza el nuevo rol de los capitanes del Barça

Gerard Piqué durante el partido del Barcelona contra el Elche en el Camp Nou este sábado.JOSEP LAGO (AFP)

A Gerard Piqué le gusta ser arte y parte, jugador y empresario al mismo tiempo, nunca espectador y menos de un partido de fútbol como viene siendo habitual esta temporada en el Barça. El central azulgrana solo ha sido titular en uno de los ocho partidos de su equipo, el de Liga que disputó en campo del Cádiz, y jugó la segunda parte contra el Vicktoria Pzlen en la Champions. El pasado sábado contempló el encuentro ante el El...

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A Gerard Piqué le gusta ser arte y parte, jugador y empresario al mismo tiempo, nunca espectador y menos de un partido de fútbol como viene siendo habitual esta temporada en el Barça. El central azulgrana solo ha sido titular en uno de los ocho partidos de su equipo, el de Liga que disputó en campo del Cádiz, y jugó la segunda parte contra el Vicktoria Pzlen en la Champions. El pasado sábado contempló el encuentro ante el Elche desde el banquillo del Camp Nou en compañía de Jordi Alba y Sergi Busquets. No se alineó ninguno de los cuatro capitanes del FC Barcelona porque Sergi Roberto fue baja por una lesión en el tendón de Aquiles y el brazalete quedó en manos del portero Ter Stegen.

Sergi Roberto (20%), Alba (30%) y Busquets (59%) suman más minutos que Piqué (18% sobre un total de 270). No todos viven su situación de la misma manera: Sergi Roberto sabe que es un jugador complementario por su polivalencia y capacidad para cubrir la plaza de lateral derecho que últimamente recae en un central como Koundé a la espera de la adaptación de Bellerín. Busquets es el metrónomo y la pieza capital del equipo al que el entrenador dosifica para optimizar su rendimiento: ha sido titular en cinco partidos y completó 426 minutos. Y Alba mantiene su condición de internacional pese a perder la titularidad a partir de la cita con el Rayo y ser la tercera opción como lateral zurdo por detrás de Marcos Alonso y Balde. El peor parado es Piqué.

El catalán ocupa el quinto puesto en el ranking de centrales por detrás de Koundé, Araujo, Eric García y Christensen. La competencia en su puesto es máxima como Xavi ya le advirtió a final de temporada y recalcó antes de la gira de pretemporada por Estados Unidos. Piqué asumió el reto de continuar en la plantilla y se esforzó en su recuperación después de jugar lesionado durante algunos partidos del pasado ejercicio -sufre una tendinopatía- cuando el Barcelona se jugaba la clasificación para la Champions. “Nos puede ayudar en otro tipo de rol”, advirtió el entrenador una vez iniciado el presente curso futbolístico, antes de enfrentar al Valladolid. “Veremos cómo va, depende de sus sensaciones y de las mías” cerró Xavi.

Piqué de momento guarda silencio y consecuentemente hay que remitirse a sus opiniones ya publicadas cuando ya se advertía de posibles problemas con su continuidad en el Camp Nou. “No aceptaré retirarme siendo suplente”, afirmó en una entrevista concedida en octubre pasado a EL PAÍS. También argumentó públicamente que si se tenía que ir “para que venga sangre nueva, pues me voy” como reflexión al 2-8 encajado en Lisboa contra el Bayern de Múnich en la Champions disputada en agosto de 2020. Nada que ver con los tiempos en que era considerado un jugador vital, también por sus entrenadores: “Sin Piqué, se nos cae el invento”, confesó Tito Vilanova, ayudante entonces de Pep Guardiola, en junio de 2011.

Pedri, en cualquier caso, ha mediado ahora a su favor desde la concentración de la selección española: “Alba y Piqué son unos capitanes espectaculares, nos ayudan mucho y aportan felicidad. Hay minutos para todos, hay muchos partidos”, ha dicho el tinerfeño cuando los suplentes todavía son noticias por la displicencia mostrada ante el Elche. A Piqué se le vio abstraído a veces, pensativo en otras, poco preocupado en el banquillo por un partido que los barcelonistas resolvieron y cerraron pronto (3-0). El jugador sabe que es noticia por su poca participación en el equipo y también por su separación de Shakira, la madre de sus dos hijos, y la aparición de una nueva compañera, así como por los negocios de su empresa Kosmos.

La mediación con la Federación Española y Arabia Saudí en la organización de la Supercopa y la Copa Davis tienen ahora menos protagonismo que el Andorra. Y también se discutió después de la producción del documental de Griezmann sobre el interés -desmentido por la directiva- de Piqué por la compra del 24,5% de Barça Studios finalmente adquirido por Jaume Roures.

El club azulgrana se planteó precisamente la posibilidad de sancionar al futbolista con “un 25% del salario de un mes, que podría ascender a más de 300.000 euros”, por el documental sobre Griezmann. El Barça entendía que Piqué ocasionaba “un gravísimo perjuicio” al pedir interactuar a la entidad con sus negocios particulares e interponer “sus intereses a los del club”, según una información publicada por El Mundo. El mismo diario desvela también en su última edición que Piqué se convirtió en el central mejor pagado del planeta cuando en 2018 firmó un contrato de cinco años por 142 millones brutos, una cantidad que se podría haber renegociado con la llegada a la presidencia de Joan Laporta.

El zaguero se aseguraba unos ingresos fijos de 12,5 millones netos por año, que podían llegar hasta los 15 con premios y variables. El jugador aceptó después en 2020 alagar su vínculo con la institución a cambio de diferir el sueldo a causa de la pandemia, de manera que las cantidades pactadas en los ejercicios posteriores eran de 18 millones brutos en la 2020-2021; 27,7 en la 2021-2022; 29,5 en la 2022-2023 y 40,8 en la última, la 2023-2024. El contrato incluía por otra parte un “bonus fiscal” por las sanciones de Hacienda

La información se añade a la que ya publicó el miércoles sobre las “exigencias” de Messi cuando negociaba su renovación por tres temporadas con el club en junio de 2020. El rosarino pedía entre otras cosas un bonus de 10 millones por la firma; poder rescindir el contrato cuando quisiera con una cláusula simbólica de 10.000 euros -la de entonces era de 700 millones- y recuperar con un interés del 3% los recortes de salario provocados por la covid-19. El Barcelona respondió a la noticia con un comunicado en el que expresaba “su indignación”. La entidad azulgrana no solo la censuraba “por una filtración interesada de unas informaciones que formarían parte de un procedimiento judicial” sino que anunciaba que “los servicios jurídicos ya están estudiando las medidas oportunas a emprender”. El Barça lamenta además que el medio “presuma de haber tenido acceso a una ingente cantidad de documentación y correos electrónicos que están en poder de la investigación del Barçagate cuando estas informaciones y documentaciones no han sido compartidas por las dos partes”.

El empresario Piqué continúa en activo, el futbolista no juega y el activista ha disminuido su presencia en las redes sociales, en programas como El Hormiguero o en actos con Ibai Llanos mientras intenta escapar de los paparazzi por las calles de Barcelona.

A Piqué, de 35 años, le quedan todavía dos años de contrato, hasta junio de 2024, igual que a Alba, que cuenta 33. El futuro a corto plazo de ambos es, sin embargo, una incógnita si se tiene en cuenta que su alto sueldo no se corresponde con su importancia en el equipo de Xavi. Alba incluso fue ofrecido en agosto al Inter -el Barça asumía más del 50% de la ficha-, actitud que provocó el enojo del lateral –”yo soy de los que voy de cara”- y Piqué hace oídos sordos a las propuestas de retocar un contrato que renegoció con el expresidente Josep Maria Bartomeu. Sergi Roberto, por el contrario, accedió a continuar solo por una temporada -hasta 2023- en unas condiciones de austeridad a sus 30 años y la intención de Busquets es jugar a partir del próximo verano en la MLS.

Busquets, de 34 años, prefiere viajar a Miami a la finalización de su acuerdo con el Barça en 2023. El cambio de liderazgos en la cancha y en el vestuario está por tanto asegurado y será progresivo por necesidades deportivas y económicas hasta culminar como máximo en 2024. Los capitanes han dejado de mandar y el poder ha pasado a manos del entrenador y en última instancia del presidente Joan Laporta. Todo parece pautado desde el club y, sin embargo, nadie es capaz de prever todavía cuál será la respuesta de Piqué. No hay que olvidar que quien ahora ayuda en lugar de dirigir siempre dijo que querría ser presidente del Barça.

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