Nadal despega con el freno de mano

El español emprende el asalto al US Open condicionado por la lesión abdominal de Wimbledon que merma su saque ante el temor de volver a romperse: “Hay riesgos”

Nadal, durante un entrenamiento en las instalaciones de Flushing Meadows.PETER FOLEY (EFE)

Insatisfecho, Rafael Nadal examina el cordaje de su raqueta e insta a los suyos a reanudar la serie: “Venga, empezamos de nuevo”. El asfalto de la Pista 1 de entrenamiento, tradicional laboratorio del español en el complejo de Flushing Meadows (Nueva York), despide fuego con el cóctel: son 30 grados y una humedad cercana al 70%, por lo que el cuerpo del tenista emana sudor sin cesar y la licra que envuelve el torso, totalmente empapada, define perfectamente la zona abdominal. Justo ahí, detrás del tejido, está el principal rompecabezas de este US Open al que él llega como favorito incontestabl...

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Insatisfecho, Rafael Nadal examina el cordaje de su raqueta e insta a los suyos a reanudar la serie: “Venga, empezamos de nuevo”. El asfalto de la Pista 1 de entrenamiento, tradicional laboratorio del español en el complejo de Flushing Meadows (Nueva York), despide fuego con el cóctel: son 30 grados y una humedad cercana al 70%, por lo que el cuerpo del tenista emana sudor sin cesar y la licra que envuelve el torso, totalmente empapada, define perfectamente la zona abdominal. Justo ahí, detrás del tejido, está el principal rompecabezas de este US Open al que él llega como favorito incontestable, por más que el ruso Daniil Medvedev defienda el cetro conseguido hace un año.

El preámbulo de Nueva York está claro: es Nadal, y luego los demás. El balear, de 36 años, aterriza en el grande norteamericano sin haber perdido un solo partido en los tres majors previos (19-0 de balance) y con un registro anual espectacular, al haber ganado 35 de los 39 duelos que ha disputado hasta ahora. Cantó bingo en Melbourne, repitió en París y después se produjo el abandono forzado en Wimbledon, a raíz del percance muscular que le impidió saltar a la pista para medirse en las semifinales contra Nick Kyrgios.

Desde el 7 de julio, día de San Fermín, él y su equipo han estado pendientes de la evolución de la cicatrización abdominal y solo había una salida: prudencia, prudencia y más prudencia.

En consecuencia, Nadal ha tenido que rediseñar los entrenamientos y vigilar con máximo celo cada maniobra en el servicio. Reapareció en Cincinnati hace dos semanas y cedió contra Borna Coric, aunque dice que el proceso va por el buen camino. “Perdí contra el campeón, no fue un desastre. En términos generales, estoy trabajando a un nivel alto y la preparación va a mejor”, esgrimía el viernes durante su primera intervención ante los periodistas en Nueva York, donde partirá de la misma forma que llegó: con el freno de mano. Limitado.

Se percibió perfectamente en el entrenamiento de este lunes, antes del estreno de hoy (1.00, Eurosport) frente a Rinky Hijikata (de 21 años y 198 del mundo). Después de pelotear a alta intensidad con Carlos Moyà y Marc López para engrasar el drive y el revés, durante 50 minutos, el mallorquín destinó únicamente cinco al saque. Sirvió a medio gas, sin forzar el escorzo y a baja velocidad. Después de cada intento, un diálogo breve con el preparador Francis Roig para evaluar.

Aspirante a pentacampeón

“Es una lesión dura porque es peligrosa, es arriesgada. Tienes una cicatriz en un lugar en el que pones mucho esfuerzo cuando estás sacando. Necesitas encontrar flexibilidad de nuevo. Hay riesgo de romperse cuando estás haciendo un movimiento relevante ahí, en un músculo que no es flexible como antes. De momento, no pongo el esfuerzo en el saque”, advertía hace cuatro días, dejando entrever que todavía no las tienes todas consigo y que un mal paso o las prisas podrían repercutir directamente en sus intereses, que no son otros que elevar su quinto trofeo sobre el asfalto de la pista más grande del mundo.

En el caso de conseguirlo, Nadal —ganador en 2010, 2013, 2017 y 2019— se desmarcaría históricamente de John McEnroe e igualaría a los pentacampeones actuales: Jimmy Connors, Pete Sampras y Roger Federer. Esta vez, el español bailará sin la compañía de los otros dos gigantes, el suizo y Novak Djokovic. Entre los tres se han apropiado de 59 de los 69 últimos grandes torneos. “Estoy emocionado de jugar aquí, es uno de los lugares más importante de mi carrera”, precisa a su vuelta, puesto que no competía en Flushing Meadows desde 2019; renunció a la edición de 2020 por la pandemia y el curso pasado, la lesión crónica del pie izquierdo, le privó de la segunda mitad de la temporada.

TSITSIPAS SE CAE DE LA LUCHA POR EL 1

A. C. | Nueva York

Nadal encabeza el cartel de la segunda jornada, en la que también se estrena Carlos Alcaraz. El murciano, de 19 años, se medirá (18.00) con el argentino Sebastian Báez, 37º del mundo. También intervendrán Garbiñe Muguruza, citada con Clara Tauson (57ª, hacia las 17.00) y Paula Badosa, enfrentada a Lesia Tsurenko (87ª, hacia las 21.30).

Ayer, día de la apertura, progresaron Pablo Carreño (7-5, 6-1, 5-7 y 6-3 a Dominic Thiem) y Alejandro Davidovich (6-3, 7-5 y 6-3 a Yoshihito Nishioka), pero cedieron Roberto Bautista (triple 6-4 ante J. J. Wolf), Bernabé Zapata (4-6, 6-3, 2-6, 6-0 y 7-5 favorable a Tommy Paul) y Nuria Párrizas (6-4 y 6-3 con Dalma Galfi). De entrada, Pablo Andújar anunció su baja por una lesión en el antebrazo.

Por otra parte, debutó sin sobresaltos Medvedev (6-2, 6-4 y 6-0 a Stefan Kozlov) y derrapó una de las candidatas, la rumana Simona Halep (6-2, 0-6 y 6-4 para Daria Snigur). También lo hizo Stefanos Tsitsipas, derrotado por Daniel Galán (6-0, 6-1, 3-6 y 7-5) y que de manera automática quedó descartado en la pugna por lograr el número uno, al que aspiran ahora Nadal, Alcaraz, Medvedev y Casper Ruud.

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