Caída de gigantes en el Pico Jano
Aunque la etapa se la llevó Vine, la exhibición del nuevo líder Evenepoel y Enric Mas en las exigentes rampas del último puerto castigó a favoritos como Roglic, Hindley y Yates
Sentado sobre el sillín, cara hierática que disimulaba el esfuerzo, pedalada y ritmo abrumador para casi todos, Remco Evenepoel firmó una etapa para las videotecas aliñada por la lluvia y la niebla, una jornada de sufrimiento en la que provocó la caída de gigantes. Sucede que el belga de Quick-Step jugó al gato y al ratón cuando se presentó a la Vuelta, discurso comedido el suyo porque se descartó para la general al tiempo que anunció que lo suyo sería pelear por alguna etapa. Una mentirijilla del que se sabe candidato; una artimaña que ya no le valdrá más, ahora líder ...
Sentado sobre el sillín, cara hierática que disimulaba el esfuerzo, pedalada y ritmo abrumador para casi todos, Remco Evenepoel firmó una etapa para las videotecas aliñada por la lluvia y la niebla, una jornada de sufrimiento en la que provocó la caída de gigantes. Sucede que el belga de Quick-Step jugó al gato y al ratón cuando se presentó a la Vuelta, discurso comedido el suyo porque se descartó para la general al tiempo que anunció que lo suyo sería pelear por alguna etapa. Una mentirijilla del que se sabe candidato; una artimaña que ya no le valdrá más, ahora líder después de descoser a todos los rivales fuertes por la general a excepción de Enric Mas, al fin reconciliado con el ciclismo.
Inclemente y penalizadora, la lluvia no remitió en momento alguno y provocó que el barro se despegara de las cunetas para crear pequeñas riadas sobre la carretera, terreno envenenado que encima era serpenteante y cuesta arriba, apenas salpicado con casas de piedra entre tanto verde, también entre los valientes aficionados que daban un poco de color con los paraguas. No ayudaba la intensa bruma que se condensaba a falta de tres kilómetros para el final de la etapa, ese tipo de niebla que no te deja ver más allá de tres metros. Bienvenidos al Pico Jano, montaña de primera categoría, 12,6 kilómetros de rampas de hasta el 12%, primera llegada en alto. Bienvenidos a la exhibición de Evenepoel, a la confirmación de que Mas está para luchar la Vuelta, a la constatación de que Ayuso y Carlos Rodríguez son el futuro, a la victoria de Jay Vine (Alpecin) y, de paso, a las debilidades desconocidas de Roglic, Hindley, Yates y, sobre todo, Carapaz.
Todo comenzó a los pocos kilómetros de la salida, cuando 10 ciclistas probaron la vía homérica, confiados en que la fuga volviera a fraguar como en la etapa anterior, también ingenuos porque los hombres fuertes del pelotón debían aclarar de una vez por todas sus intenciones. No Roglic, claro, que va de frente; pero sí Evenepoel, que pronto fue desenmascarado porque Alaphilippe imprimió el ritmo definitivo, el que desgajó al pelotón cuando se empinaba la carretera. Así, aunque los escapados disfrutaron de cinco minutos de ventaja, la Collada de Brenes, primer puerto de primera categoría en la ronda, descifró que la jornada sería para los más fuertes. Y se montó la gorda.
El arreón de Alaphilippe
Resulta que un par de kilómetros antes de la ascensión, Ineos se puso a tirar. Un arreón tremendo que pasó factura al pelotón y sobre todo a Carl Fredrik Hagen (Israel), que se dio de bruces con el suelo y se llevó a varios por delante. Eso hizo que se produjera un corte, que un grupo de 15 ciclistas electrificara la carrera porque ahí estaban los buenos (Carapaz, Carlos Rodríguez, Evenepoel, Geoghegan Hart, Yates, Alaphilippe, Ayuso y Roglic). Y aunque el pelotón logró contactar de nuevo con el grupo de los fuertes, ya nadie iba a poner el freno. Menos aún Alaphilippe, líder de los cazadores que absorbieron a todos a excepción de Mark Padun (EF Education), que llegó al pie del Pico Jano con un minuto de ventaja.
Pero fue en la última ascensión donde se produjo el thriller de suspense. Atacó primero el australiano Vine, al que desatendieron porque, supuestamente, no peleará por la general. Le siguió Yates con un ataque virulento que Roglic pudo neutralizar junto a los favoritos menos Carapaz, falto de pulmones. Pero entonces fue Evenepoel que, al estilo Indurain, sentado sobre la bici y con seis kilómetros por completar, encendió el motor y, mordisco a mordisco, fue abriendo brecha con todos menos con Enric Mas, su sombra. “Ya tenía bastante con ir a rueda”, resolvió al llegar a meta, sorprendido por ser el tercero en la general. También habló Ayuso, capaz de demarrar a todos para acabar cuarto y sacar 42 segundos al grupo de Roglic: “Un día muy duro. Con la niebla no veía nada, pero vamos a por todas”. Y, aún comedido, cerró Evenepoel: “Queda mucho y no puedo decir que sea un claro favorito, pero daré lo máximo para estar al frente”.
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