Alexandra Popp, el vuelo de la hija de los carniceros
La capitana de Alemania, que aún no había disputado una Eurocopa por las lesiones y empezó esta como suplente, explota con seis goles, cuatro de ellos de cabeza
Después de marcar sus tres primeros goles en la Eurocopa, todos de cabeza, una de las llamadas de felicitación que recibió la alemana Alex Popp (Witten, 31 años) fue de Horst Hrubesch, “la bestia de los cabezazos”. Uno de esos delanteros tanque, altos y rubios, que durante los setenta y ochenta alimentó el temor de todos a la contundencia germana. El hombre, de 71 años, había dirigido brevemente a Popp en la selección y sintió la fuerza de la nostalgia al ver a su expupila descerrajar rivales por el aire, igual que él.
De camino a la final contra ...
Después de marcar sus tres primeros goles en la Eurocopa, todos de cabeza, una de las llamadas de felicitación que recibió la alemana Alex Popp (Witten, 31 años) fue de Horst Hrubesch, “la bestia de los cabezazos”. Uno de esos delanteros tanque, altos y rubios, que durante los setenta y ochenta alimentó el temor de todos a la contundencia germana. El hombre, de 71 años, había dirigido brevemente a Popp en la selección y sintió la fuerza de la nostalgia al ver a su expupila descerrajar rivales por el aire, igual que él.
De camino a la final contra Inglaterra (18.00, La 1), la historia de Alemania ha sido la historia de Poppi, como se le conoce en el camerino, autora de seis tantos, cuatro de ellos de cabeza para alegría de Hrubesch, y empatada al frente de la tabla de killers con la británica Beth Mead, con quien litigará este domingo en Wembley.
Atacante del Wolfsburgo y referente del fútbol de su país (119 internacionalidades y 59 tantos), después de varias penalidades personales, de repente se vio beneficiada por una desgracia mundial como la pandemia. Dos lesiones la habían apartado de los torneos continentales de 2013 y 2017, y a comienzos de 2021 se le rompió el cartílago de la rodilla derecha. Otra vez se hubiera perdido la Eurocopa si no llega a ser por el aplazamiento a este 2022 debido a la covid. Aun así, 11 meses le costó volver a los campos y durante un tiempo no estuvo nada claro que pudiera hacerlo. Así que, cuando metió el cuarto en el debut ante Dinamarca saliendo desde el banquillo, no pudo más que arrodillarse y casi llorar. “Tenía la sensación de que mucha gente me había descartado. Haber ganado esa batalla, y esa es la palabra correcta, contra mis lesiones me hace sentir muy orgullosa”, exclamó. Tres veces campeona de la Champions, ocho de la Liga alemana y oro olímpico en Río, a Popp aún le quedaban cosas por hacer.
A la cita acudió, en realidad, con el cartel de suplente. Centrocampista últimamente en el Wolfsburgo, la seleccionadora, Martina Voss-Tecklenburg, la sigue viendo como delantera y la incluyó en la lista como alternativa a la ariete Lea Schüller. La entrenadora la conoce bien. La dirigió en sus inicios en el Duisburgo, donde le tuvo que alertar de que debía bajar de peso.
Esa fue su primera experiencia de nivel. Hasta los 14 años siempre jugó con chicos y luego entró en una escuela de fútbol de Gelsenkirchen, en la cuenca minera del Ruhr, de donde es originaria. Allí empezó a cobrar un pequeño dinero, que lo entregaba en casa para ayudar a la economía familiar después de que la carnicería de sus padres tuviera que cerrar.
En esta Eurocopa, cada partido ha dado en la tecla, la primera jugadora que marca en cinco partidos en la historia del torneo. En el segundo, contra España, salió de titular y capitana aprovechando el positivo por coronavirus de Schüller, y en un córner le ganó la posición de Patri Guijarro y puso la sentencia (2-0) con su 1,73 de altura. Su confirmación en Inglaterra. Nadie le sacó ya del once y nadie ha podido parar a esta amante de los animales (trabajó en un zoo), con dos tantos en las semifinales ante Francia.
Quizás todo se resuma en el tatuaje con caracteres chinos que tiene en su pie izquierdo: “Poder, esperanza y fuerza”.
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