La puntería de Raphinha define un clásico divertido de verano

El Barcelona se impone en Las Vegas con un bonito gol del brasileño en el estreno de Lewandowski ante un Real Madrid que soltó de inicio a sus medios más jóvenes

Raphinha chuta ante Militão en el clásico en Las Vegas.JOE BUGLEWICZ (EFE)

En un partido divertido, por momentos muy disputado, el Barcelona se impuso al Real Madrid en Las Vegas. Primero apareció el Barça, después el Madrid, pero solo celebró Raphinha, que firmó un nuevo golazo -ya había marcado ante el Inter Miami-, en el estreno de Lewandowski como azulgrana. Olvidado Mbappé, el cuadro blanco también quería mostrar a sus nuevos muchachos: Tchouameni y ...

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En un partido divertido, por momentos muy disputado, el Barcelona se impuso al Real Madrid en Las Vegas. Primero apareció el Barça, después el Madrid, pero solo celebró Raphinha, que firmó un nuevo golazo -ya había marcado ante el Inter Miami-, en el estreno de Lewandowski como azulgrana. Olvidado Mbappé, el cuadro blanco también quería mostrar a sus nuevos muchachos: Tchouameni y Rüdiger.

Como si no existiera la pretemporada, el clásico comenzó vibrante y tenso; esencialmente, con mucho ritmo. Entonces, se imponía el Barcelona, ya más rodado después de disputar dos partidos amistosos -Olot (1-1) y Inter Miami (6-0). El Madrid, en cambio, hacía su estreno 56 días después de levantar su Orejona número 14. Y hasta que no apareció la vieja guardia en el campo, el control del duelo se lo entregó al Barça.

La alineación de Ancelotti miró al futuro. El italiano apostó por un trío refrescante en el centro del campo con Tchouameni (22 años), Fede Valverde (24) y Camavinga (19). El inmenso pasado, vigente presente, aguardaba en el banquillo. Casemiro (30), Kroos (32) y Modric (36) se sentaron junto a su entrenador en Las Vegas. Xavi también contempló el mañana con Pedri (19) y Gavi (17), custodiados por el capitán Busquets (34), a la espera de que se resuelva el futuro de Frenkie de Jong (por ahora, en la gira por Estados Unidos ha jugado de central desde el inicio frente al Inter Miami y tras el paso por los vestuarios contra el Madrid). Los jóvenes blancos interpretaron bien cuándo morder y cuándo jugar, siempre más verticales que los azulgrana, que no sorprendieron a nadie cuando descansaron con el balón. Audaces, en cualquier caso, para romper la retórica y buscar con pases en largo a Raphinha.

Fue Lewandoski, sin embargo, el que despertó a Courtois. El polaco se impuso a Alaba -conservó su lugar en la dupla central con Militão mientras Rüdiger se posicionó en el lateral izquierdo- y borró de su campo visual a Ansu Fati para soltar un latigazo que el portero del Madrid no tuvo problemas para atenazar. El Madrid amenazaba a partir del talento individual del imparable Vinicius, también con Rodrygo y con el activo Hazard en su función de reemplazar a Benzema (descanso tras solo tres sesiones de entrenamiento). Nunca tan incisivo cuando Valverde reventó el larguero de Ter Stegen. El Barça, en cambio, asustaba a Courtois cuando activaba la presión. Militão arriesgó con un pase horizontal cuando el Madrid buscaba sortear la intensidad azulgrana y le entregó el cuero a Raphinha. El control del brasileño fue preciso, el remate todavía más. A un paso de la medialuna, el brasileño puso la mirilla en la escuadra de Courtois. No falló.

El clásico de Las Vegas bajó tras el descanso. El duelo, en cualquier caso, mantuvo el vilo. Por entonces, ya era el Madrid el que mandaba, al son de Kroos, Modric y Casemiro. La falta de puntería de Asensio, sin embargo, dejó en nada una jugada colectiva preciosa del cuadro blanco, como tampoco estuvo acertado Mariano para encontrar la portería de Iñaki Peña con su remate de cabeza.

Cuando el reloj marcaba la hora de partido, en el Barcelona ya no había ni rastro del once que había comenzado el clásico. Recuperado de su lesión, Piqué regresó a la zaga y los azulgrana solo se imponían en el golpe por golpe. Y nadie mejor en el Barça para atacar con espacios que Dembélé. Pero el francés se encontró con Courtois. El portero del Madrid silenció dos veces al extremo antes de que el Barcelona se quedara con el primer clásico de la temporada.

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