Badosa escapa a una criba histórica: siete de las diez favoritas, eliminadas
Después del plácido debut del martes, la número cuatro sortea un espinoso cruce con Juvan (7-5, 3-6 y 6-2, en 2h 17m) y accede a la tercera ronda de Roland Garros
Durante algo más de media hora, Paula Badosa pasa un mal rato y se activa la luz de emergencia porque la española (7-5, 3-6 y 6-2 a Kaja Juvan, en 2h 17m) pega y pega duro, pero la bola, empapada por la humedad, se ha hinchado y ha ganado demasiado peso, y remolonea a la hora de salir despedida del cordaje de la raqueta. “¿Qué hago? ¡No va, no va! ¡Está así, así de inflada!”, dice en dirección a su banquillo mientras simula con las manos el tamaño de un balón de fútbol.
Es la fase crítica de un duelo ganado a base de cabeza, corazón y muchas agallas. La catalana, de 24 años, viene de un...
Durante algo más de media hora, Paula Badosa pasa un mal rato y se activa la luz de emergencia porque la española (7-5, 3-6 y 6-2 a Kaja Juvan, en 2h 17m) pega y pega duro, pero la bola, empapada por la humedad, se ha hinchado y ha ganado demasiado peso, y remolonea a la hora de salir despedida del cordaje de la raqueta. “¿Qué hago? ¡No va, no va! ¡Está así, así de inflada!”, dice en dirección a su banquillo mientras simula con las manos el tamaño de un balón de fútbol.
Es la fase crítica de un duelo ganado a base de cabeza, corazón y muchas agallas. La catalana, de 24 años, viene de unos días difíciles en los que no han terminado de salirle las cosas e intenta enderezarse en París, en el Bois de Boulogne, lugar que visitó con 9 años y donde se prometió a sí misma que algún día jugaría en esa central y, por qué no, celebraría la conquista del grande francés. El curso pasado firmó los cuartos y en este, de momento, figura en la tercera ronda. Enfrente estará la rusa Veronika Kudermetova (25 años, 29ª), a la que ha batido este año dos veces (Indian Wells y Madrid).
Más allá de lógicas y rankings, no es un detalle menor. Las dos primeras escalas del torneo se han convertido en un foso lleno de cocodrilos y la criba es histórica: por primera vez en Roland Garros, siete de las diez primeras favoritas femeninas han caído antes de la tercera ronda. Badosa ha superado el corte; no así Barbora Krejcikova (defensora del título), Maria Sakkari, Anett Kontaveit, Ons Jabeur, Karolina Pliskova, Danielle Collins y Garbiñe Muguruza, apeada en el estreno frente a Kaia Kanepi.
“Ha sido un partido muy duro, ella venía jugando muy bien”, le dice a pie de pista al exjugador Fabrice Santoro, protagonista hasta junio de 2010, de la mano de su compatriota Arnaud Clement, del hasta entonces partido más largo en la historia del tenis: 6h 33m en la edición de 2004. “Estoy muy feliz por cómo luché hoy. Estaba muy nerviosa porque ella corría y corría, y llegaba a todas las bolas, pero en ese momento traté de estar lo más calmada posible y dejar que fluyeran las cosas. Para mí, este torneo es súper especial”, agrega en un inglés impecable.
Sacar la “vena competitiva”
La escena sucede en la pista Suzanne Lenglen, segunda en importancia del complejo. El día plomizo y la propuesta de Juvan, imprevisible y hasta cierto punto desconcertante, exigen a la ganadora un ejercicio de autocontrol, de contención y de mucha fe, porque la historia ha comenzado estupendamente, pero después se tuerce y en el box de Badosa las caras denotan preocupación y los miembros de su equipo no terminan de ver las cosas claras. Durante un rato, el volantazo de la eslovena parece casi definitivo, aunque llega la reacción y con ella el buen destino. La supervivencia.
Lo advertía la tenista nada más llegar a París: “Necesito recuperar la confianza, en Madrid y en Roma pagué los nervios”. Y en ello está la número cuatro del mundo, bola a bola y partido a partido. El estreno en la central le aportó vitaminas y este segundo triunfo, bastante más sufrido, le permite seguir ganando tiempo. Los focos y la presión se han multiplicado, y desde comienzos de año lidia con los vértigos propios de las alturas y su nueva condición de referencia. Bendito problema, agradece ella.
“Hoy he vivido de todo en la pista: momentos de estar arriba, momentos de estar abajo, momentos de mucha euforia, momentos de estar mal… Todo eso me ayuda a saber que si hay una montaña rusa como la de hoy, puedo superarla”, valora; “el año pasado gané muchísimos partidos a tres sets, muy duros, y es algo que en los últimos torneos no estaba sintiendo; la vena competitiva siempre está ahí, pero no estaba sacándola. El hecho de volver a sacarla hoy me da la confianza que quiero”.
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