Jokic, el tipo normal que bebía tres litros de Coca Cola al día, elegido otra vez mejor jugador de la NBA

El pívot serbio, al que no le gustaba el baloncesto y que estuvo cerca de fichar por el Barcelona antes de triunfar en EE UU, se mete en el selecto club de jugadores que logran el MVP dos cursos seguidos

Nikola Jokic, preparado para el primer partido de los playoffs ante los Golden State Warriors, el pasado 27 de abril.AAron Ontiveroz (Denver Post via Getty Images)
Madrid -

Nikola Jokic ha sido elegido esta madrugada como MVP (Jugador más valorado, por sus siglas en inglés) de la NBA por segundo año consecutivo. Un logro impensable hace unos años, cuando, todavía en Serbia, era un niño con sobrepeso al que no le importaba demasiado el baloncesto y prefería beber gaseosa con sus hermanos mientras su país sufría en la guerra de los Balcanes. Jokic, nacido hace 27 años en Sombor, a 180 kilómetros de Belgrado, echaba la vista atrás...

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Nikola Jokic ha sido elegido esta madrugada como MVP (Jugador más valorado, por sus siglas en inglés) de la NBA por segundo año consecutivo. Un logro impensable hace unos años, cuando, todavía en Serbia, era un niño con sobrepeso al que no le importaba demasiado el baloncesto y prefería beber gaseosa con sus hermanos mientras su país sufría en la guerra de los Balcanes. Jokic, nacido hace 27 años en Sombor, a 180 kilómetros de Belgrado, echaba la vista atrás en una entrevista con Bleacher Report en 2017 para recordar una infancia marcada por “sirenas, refugios antiaéreos” y una casa, la suya, “siempre con las luces apagadas”. Ahora, siete años después de volar a Estados Unidos por primera vez, el pívot de los Denver Nuggets ha dejado esa oscuridad en el olvido con una temporada de récord —27 puntos, 14 rebotes y 8 asistencias por partido— que le ha servido para revalidar la máxima distinción individual del planeta por delante de Joel Embiid (Philadelphia 76ers) y Giannis Antetokounmpo (Milwaukee Bucks), los otros dos finalistas.

Mucho ha cambiado el cuento para aquel chico paliducho que llegó a Colorado en el verano de 2015. Un año antes, los Denver Nuggets lo habían seleccionado en la segunda ronda del draft —puesto 41º— procedente del KK Mega serbio, un equipo sin fuste incluso para el aficionado europeo. Allí, durante sus primeras incursiones en el primer equipo, Jokic coincidió con el veterano Goran Cakic, que daba sus últimos coletazos como jugador profesional. “Todavía era muy joven, tenía 17 años, pero cuando subía a entrenar con nosotros ya se notaba que era muy inteligente. Todo parecía fácil para él sobre el parqué”, confiesa el ahora directivo por teléfono.

Aunque no todo el camino fue fácil. Cakic recuerda que al principio Jokic no ponía de su parte. “En Serbia, cuando todavía no había ido a la NBA, parecía que no se tomaba el baloncesto en serio. Estaba demasiado relajado, no lo tomaba como algo profesional”, confiesa Cakic, que llegó a temer por el futuro de su discípulo: “Más de una vez pensé que dejaría el baloncesto”.

Ahora, siete años después de llegar a la mejor liga del mundo, la mentalidad de Jokic es muy diferente: “La cosa ha cambiado mucho. Cada vez que viene a Serbia, parece otra persona. [...] Hace dos años vino a nuestro pabellón para un partido benéfico en el que despedíamos a nuestro entrenador, con el que manteníamos una gran relación. Era justo después de terminar la temporada en la NBA. Él no dudó en venir y se pasó más de dos horas entrenando en el gimnasio antes de jugar el partido. Era otro Jokic respecto al que yo había conocido”.

Ese trabajo, unido a un innegable talento, ha llevado al pívot serbio a escribir varias páginas en los libros de historia de la NBA. La última, revalidar el galardón de MVP, una hazaña que solo han conseguido 12 jugadores desde la fundación de la liga. “Es algo que no puedes fingir. Si no entrenas, no engañas a nadie. Con el talento no basta”, dice Cakic.

Jokic, en los Denver Nuggets desde que dijo adiós a su tierra natal en 2015, se convirtió el pasado 8 de abril en el único jugador de la historia capaz de registrar 2.000 puntos, 1.000 rebotes y 500 asistencias en una sola temporada. Además, el serbio es el primer jugador de los últimos 50 años que finaliza el curso entre los diez mejores en puntos, rebotes, asistencias y porcentaje de acierto en el tiro. “Ni en mis mejores sueños me podía haber imaginado algo así, por mucho que le viera un talento especial desde el principio”, admite Cakic desde las instalaciones del KK Mega.

Mucho antes, en 2014, varios directivos del FC Barcelona viajaron a Belgrado para cerrar el fichaje del pívot serbio tras haber alcanzado un acuerdo previo con su club, el KK Mega. Esa noche, a orillas del Danubio, Jokic disputó el peor partido que se le recuerda en su tierra. “Su actuación fue desastrosa. La gente del Barça [con Joan Creus a la cabeza] estaba muy, muy interesada, pero terminaron descartando el fichaje después del partido”, dice Cakic, presente en aquel encuentro.

Jokic permaneció un año más en Serbia, donde fue nombrado MVP de la Liga Adriática —donde participan los mejores equipos de la extinta Yugoslavia— con tan solo 19 años. Poco después, Arturas Karnisovas, directivo de los Denver Nuggets y, precisamente, ex del Barça, se enamoró del juego lento de aquel pívot y apostó por él. Así, el 20 de mayo de 2014, en la noche del draft, el nombre de Nikola Jokic apareció por primera vez en la televisión norteamericana sobre un spot publicitario de una conocida cadena de comida rápida, lejos del relumbrón y los focos de los protagonistas.

Nikola Jokic entra a canasta el pasado 27 de abril ante la presencia de Stephen Curry, Klay Thompson y Draymond Green, de los Golden State Warriors. Cary Edmondson (USA TODAY Sports)

La verdad es que no lo vi, estaba durmiendo”, dijo Jokic años después en una entrevista a ESPN. Una muestra de la personalidad inquebrantable del serbio, que ha resistido al paso de los años. Cakic, con el que todavía mantiene relación, lo define así: “Es una persona que tiene el don de esquivar la presión, parece que nada le afecta. Y eso es muy difícil, sobre todo cuando eres joven y todos los focos te apuntan”. Jokic vive alejado de las redes sociales y disfruta cuidando de sus caballos en Sombor, su ciudad natal. “Es lo que más le gusta. Disfruta cada verano cuando vuelve a casa para estar con los suyos”, dice su excompañero.

Esta temporada, Jokic ha llevado a los Denver Nuggets a los play offs por cuarto año consecutivo, algo que no lograban desde hace más de una década, antes de que el serbio llegara a la franquicia. Su histórico año le ha convertido en el quinto pívot de la historia que gana el MVP en años consecutivos, tras Kareem Abdul-Jabbar, Bill Russell, Wilt Chamberlain y Moses Malone.

Sin embargo, el éxito deportivo no ha alterado muchas de sus costumbres fuera de la pista. Tan solo una, la dieta, que le llevó a perder casi 20 kilos en el verano de 2020. “De niño bebía más de tres litros de Coca Cola al día. La verdad es que lo echo de menos”, dijo entre risas en la entrevista a la ESPN el año pasado. Cakic reconoce que a su excompañero no le preocupa ser tan popular como otras estrellas: “No va a fingir algo que no es. Él es una estrella del baloncesto, pero vive bien, tranquilo y cerca de su gente. Es un tipo simple y muy normal”. Y eso lo convierte, a su vez, en alguien especial.

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