Nadal, o toda una vida entre los cinco mejores
El español, citado con Shapovalov en los octavos de Roma, accedió al ‘top-5′ del circuito hace 17 años, también en el Foro, y desde entonces acumula 800 semanas
Pasa el tiempo a toda máquina y, de repente, Roma lo congela durante un segundo y regala un guiño nostálgico al ayer. Sucedió un 9 de mayo, hace 17 años, 2005. También en el Foro Itálico de Roma, donde Rafael Nadal aguarda este jueves una cita con el canadiense Denis Shapovalov (no antes de las 19.00, Movistar Deportes) después de corregir un arranque dubitativo contra el gigantón John Isner en el estreno (6-3 y 6-1, en 1h 17m). Aquel día, con camiseta sin mangas, pantalón pirata y melena al viento, e...
Pasa el tiempo a toda máquina y, de repente, Roma lo congela durante un segundo y regala un guiño nostálgico al ayer. Sucedió un 9 de mayo, hace 17 años, 2005. También en el Foro Itálico de Roma, donde Rafael Nadal aguarda este jueves una cita con el canadiense Denis Shapovalov (no antes de las 19.00, Movistar Deportes) después de corregir un arranque dubitativo contra el gigantón John Isner en el estreno (6-3 y 6-1, en 1h 17m). Aquel día, con camiseta sin mangas, pantalón pirata y melena al viento, el mallorquín batía en cinco sets al argentino Guillermo Coria en la final del torneo y accedía por primera vez al top-5 del circuito, lugar que rara, rarísima vez, ha abandonado a lo largo de ese recorrido que entonces empezaba a coger vuelo.
Son ya 800 semanas en la zona alta de la pirámide, toda una vida. Aquella tarde, Nadal elevaba por primera vez el trofeo romano –que conquistó 10 veces más, la última de ellas el curso pasado– y se adentró en un territorio que abandonaría una década más tarde, 522 semanas, después, el 11 de mayo de 2015. A partir de ahí, otras cinco entradas y salidas, pero casi siempre instalado entre los cinco mejores del ranking. Una prueba de fiabilidad y regularidad, superada únicamente por el suizo Roger Federer, que posee el récord con 860. El de Basilea contempla hoy día desde la enfermería, mientras Nadal trata de reencontrarse con ese Nadal que da miedo sobre la tierra.
“Hablé muy claro desde que regresé. Tengo un poco de prisa, porque debo encontrar cuanto antes las mejores sensaciones. Necesito recuperar cosas que perdí por la lesión [fisura en la costilla, mes y medio de ausencia]. Trabajar tanto como pueda para estar listo en un par de semanas”, explicaba después de haberse ido a pulir el drive un rato más tras batir a Isner; “por supuesto, Roma es la prioridad ahora mismo, pero al mismo tiempo, a medio y largo plazo, necesito seguir adelante. La única manera de recuperar el nivel es trabajar. El partido de hoy [por ayer] no fue tan fuerte ni exigente físicamente, así que sentí que podía seguir entrenando un poco más”.
Nadal, apeado por Carlos Alcaraz en los cuartos de Madrid, la semana anterior, fue de menos a más. Con 3-3, en el primer parcial, Isner desperdició dos bolas de break y, a partir de ahí, el español se enderezó. Ahora le corresponde un cruce con Shapovalov, que en la edición del año pasado dispuso de dos oportunidades para cerrar el partido y luego, en Australia, también le condujo al límite. “Tuve mucha suerte, fue casi un milagro. Tuvo el partido en su mano varias veces… Pero para mí hoy no se trata de qué jugador tengo delante, sino de intentar mejorar cada día y de seguir intentándolo; tratar de alcanzar un nivel más alto cada día. Eso es lo que voy a hacer”, apuntó.
Retener el número cuatro
Centrado en el hoy, en el ahora más inmediato, día a día, Nadal no olvida en todo caso el episodio frente a Coria de 2005. “Ha sido uno de los partidos más duros que he jugado en mi vida”, recordaba hace cuatro años, cuando incluía el duelo entre los más especiales de su carrera. Entonces, con 19 años, se impuso al argentino por 6-4, 3-6, 6-3, 4-6 y 7-6(6), después de 5h 14m de tú a tú. El triunfo –17º seguidos sobre tierra en aquella temporada– le permitió cruzar la frontera del top-5 y descubrir la estancia más privilegiada de la élite.
“Necesito volver a confiar en mi cuerpo, a sentirme cómodo. Necesito algo de tiempo”, incide Nadal, que esta campaña ha engarzado tres trofeos (Melbourne, Australia y Acapulco) y esta semana afronta un importante pulso en paralelo con el griego Stefanos Tsitsipas. El español defiende el número cuatro del listado y debe retenerlo para evitar un potencial cruce envenenado en los cuartos de Roland Garros (contra Novak Djokovic o Alexander Zverev, por ejemplo). Para conseguirlo debe coronarse otra vez, o bien mejorar el resultado que obtenga el ateniense, actualmente quinto de la ATP.
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