El Bernabéu condena a Gareth Bale: gran pitada en su vuelta dos años después
El galés, que no jugaba en casa desde febrero de 2020, reacciona con una ligera sonrisa mientras algunos compañeros piden sin éxito el indulto. “Es comprensible”, afirma Ancelotti
En medio de la celebración general por el segundo gol del Madrid, hijo y padre operaron rápido. Davide Ancelotti se levantó del banquillo y fue en busca de Carlo, de pie en la banda, al que le susurró al oído. El técnico italiano asintió y, seguidamente, el ayudante mandó volver a calentar a Gareth Bale (ya lo había hecho unos minutos antes junto a Kroos y Carvajal) ante el murmullo creciente de la grada. Con el partido enfilado y la felicidad renovada en el madridismo tras el correctivo del c...
En medio de la celebración general por el segundo gol del Madrid, hijo y padre operaron rápido. Davide Ancelotti se levantó del banquillo y fue en busca de Carlo, de pie en la banda, al que le susurró al oído. El técnico italiano asintió y, seguidamente, el ayudante mandó volver a calentar a Gareth Bale (ya lo había hecho unos minutos antes junto a Kroos y Carvajal) ante el murmullo creciente de la grada. Con el partido enfilado y la felicidad renovada en el madridismo tras el correctivo del clásico, Carlo Ancelotti tomó una decisión solo para intrépidos: reabrió la caja del galés en el Bernabéu.
El italiano, que en la previa había asegurado que el zurdo merecía irse bien del club por ser parte de su historia, pensó que dos años y un mes y medio (773 días) ya eran suficientes para que volviera a pisar Chamartín. No lo hacía en un encuentro desde el 26 de febrero de 2020 en la ida de los octavos de Champions contra el City. Sí lo había hecho antes en un entrenamiento, el pasado 11 de septiembre, y apenas duró unos minutos. Se fue lesionado. En las últimas semanas, con su baja repentina del clásico por problemas físicos y el gran despliegue con su selección justo a los dos días, se había desatado otra de las habituales tormentas mediáticas y de ruido ambiental alrededor de su figura.
La mayoría de los aficionados locales, sin embargo, no creyó igual de conveniente el retorno del atacante y lo recibió con una gran pitada. De la ovación a Benzema al reproche sin perdón del anfiteatro en cuestión de dos segundos. Al afectado, eso sí, no pareció importarle mucho, porque reaccionó con una ligera sonrisa mientras Valverde, Vinicius y Lucas Vázquez levantaban los brazos para reclamar el indulto del respetable. No se produjo.
Lo que restaba de partido, un cuarto de hora, no tuvo más miga que seguir el rastro de Bale y la grada, que le continuó dedicando silbidos cada vez que tocaba el balón, o incluso se aproximaba a él, algo que no ocurrió muchas veces (dio cuatro pases buenos, falló otro, perdió dos balones e intentó un disparo lejano en el 89). Una parte del anfiteatro trufó la censura con tímidos aplausos, pero la sentencia estaba hecha. En cuanto el árbitro pitó el final, se marchó raudo a los vestuarios mientras el resto de sus compañeros se quedó en el césped aplaudiendo a los hinchas. Camavinga, Militão, Courtois y Valverde hasta dieron la vuelta al ruedo. Todo un exceso para el de Cardiff.
El “baño” del Barcelona
“Lo han pitado. Es comprensible”, reaccionó Ancelotti en los micrófonos de Movistar. “Es triste”, comentó Marcelo, capitán este sábado. ¿Está dolido por los silbidos?, le preguntaron al técnico después en rueda de prensa. “Dolido no. Bale está entrenando bien y tiene ganas de ayudar al equipo. La unión de aficionados y jugadores es importante. Es un momento de la temporada en que necesitamos a todos”, añadió el de Reggiolo de forma concisa. El pasado miércoles en Londres, el galés ya fue el elegido para salir los últimos minutos en lugar de Benzema. Las últimas experiencias sin el francés han empujado al entrenador blanco a tratar de poner en órbita al atacante como una opción por si lo pudiera volver a necesitar en el mes y medio que resta de competición. Como quedó demostrado en el clásico con su última probatura (Modric de falso nueve), el agujero sin Benzema es devastador y nadie ha sido capaz de parchear el socavón. Carletto quiere tener abierta la vía Bale.
Más allá de esta trama, Ancelotti valoró la reacción del equipo en las últimas tres semanas (tres victorias) después del 0-4 azulgrana con una expresión muy concluyente: “No perdimos la cabeza tras el baño contra el Barcelona. Fuimos equilibrados. Teníamos ventaja y la hemos manejado”, señaló el italiano, que calificó el duelo contra el Getafe de “trampa”. “Después de la Champions siempre te dejas algo de físico y mental. Teníamos preocupación por este partido, pero estuvimos bien. Presionamos tras pérdida y no arriesgamos atrás”, resumió.
Triunfo, una jornada menos, rotaciones (Kroos, Modric y Mendy) y descanso con todo hecho para Benzema, Vinicius, Alaba y Casemiro. La única pega, la tarjeta a Casemiro, que le deja fuera de la circulación el próximo domingo en el Pizjuán. El brasileño, tantas veces la solución del equipo la temporada pasada en las penurias anotadoras (terminó como segundo máximo goleador), todavía no se había estrenado este curso. Con el descanso a la vuelta de la esquina, se tiró en plancha de cabeza y remató una asistencia sensacional con el exterior de Vinicius. Esa fue la llave que abrió la noche en la Castellana. Una menos, pensó Carletto, en busca de la Liga. Un objetivo para el que cuenta con Bale, pese a la pitada de la grada.
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