Celta y Villarreal firman un empate ingrato
Dos errores de los guardametas conceden un gol a cada equipo, ambos lejos de sus objetivos en la Liga, donde los gallegos no ganan en casa y los levantinos no lo hacen fuera
Tras un empate salomónico, Celta y Villarreal se mantienen lejos de sus objetivos en la Liga. Unos no han ganado en casa, los otros no saben lo que es vencer a domicilio. Los gallegos no dejan de sufrir avatares en sus partidos, fluctúan entre el desastre y la excelencia y no acaban de sumar puntos para distanciarse de la cola. A los levantinos el foco se les dispersa. A tres días de la importante cita europea contra el Manchester United guardaron a varias de sus piezas más cotizadas. Danjuma, Capoue y Alcácer no se alinearon. ...
Tras un empate salomónico, Celta y Villarreal se mantienen lejos de sus objetivos en la Liga. Unos no han ganado en casa, los otros no saben lo que es vencer a domicilio. Los gallegos no dejan de sufrir avatares en sus partidos, fluctúan entre el desastre y la excelencia y no acaban de sumar puntos para distanciarse de la cola. A los levantinos el foco se les dispersa. A tres días de la importante cita europea contra el Manchester United guardaron a varias de sus piezas más cotizadas. Danjuma, Capoue y Alcácer no se alinearon. Gerard Moreno sigue lesionado. Yeremi Pino reapareció para jugar veinte minutos. Aun así pudo ganar el Villarreal. Debió de hacerlo porque tuvo opciones para cerrar el partido cuando el Celta semejaba estar en la lona, pero también pudo perder en unos minutos de efervescencia celeste. Acabaron arriba los amarillos, pero todo terminó en tablas, tras un gol para cada equipo en sendas concesiones de los guardametas.
El inicio del Celta fue carente de ritmo y de intensidad, propio de un equipo desapasionado. Y no es precisamente eso, pero algo debe mirarse cuando van ocho partidos de Liga en Balaídos y el equipo no ha conseguido marcar ni siquiera un gol en todas las primeras partes. A veces el rival les lamina, otras veces simplemente no sucede nada. En ese limbo transitó durante algunos minutos el partido porque el Villarreal tampoco empezó a todo tren, acunado en un 4-2-3-1 en el que por los flancos evolucionaba un doble lateral. A Foyth le ayudó Rubén Peña y a Pedraza le auxilió Alberto Moreno. Por ahí obtuvo trabajo y fortaleza Emery, pero el plan del entrenador vasco lo que exigía sobre todo era no cometer errores, acabar las jugadas o al menos no perder la pelota para propiciar una respuesta local que les cogiese a contrapié.
La prudencia le rentó al Villarreal, que encontró el error ajeno para ponerse el partido de cara. Dituro cometió su primer fallo grosero de la temporada, no sujetó una pelota que se caía al césped en el área pequeña, un regalo para Parejo, que habilitó a Alberto Moreno ante un gol a puerta vacía. El Celta se quedó noqueado, no su portero, que emergió desde el error para salvar a su equipo. Manu Trigueros y sobre todo Boulaye Dia pudieron marcar el segundo.
El atacante senegalés, que solo ha marcado un tanto en lo que va de campaña, volvió a decepcionar. En Balaídos tuvo un mano a mano, justo antes del descanso, para hacer el cero a dos, pero no tuvo recursos para solucionarlo. Es inevitable elucubrar sobre lo que hubiera aportado la figura de Danjuma ante una zaga tan tibia como la del Celta, que en el gol permitió dos toques de cabeza y poco después propició otra ocasión mayúscula de Trigueros tras dejar que el rival le ganase cuatro veces el balón por alto en la misma acción.
Pero inmerso en el desastre como estaba, el Celta llegó con vida al descanso. Y se reactivó. Los jugadores celestes reconocieron al final del partido que Coudet les miró a los ojos en ese entretiempo para exigirles mucho más y que el despertador sonó en ese vestuario al filo de las tres de la tarde. El equipo salió dispuesto a subir líneas, recuperar la pelota y darle ritmo en la circulación.
Sin llegar a la excelencia el Celta consiguió virar la situación. Galhardo, un delantero que llama a las puertas de la titularidad, le dio vida al equipo en ataque. Y Rulli, el meta visitante, cometió un error técnico al no blocar ni orientar despeje en un disparo lejano de Fran Beltrán. El rechace lo empaló a la red Brais Méndez, el más atento de todos al fallo del portero. De inmediato puedo volver a marcar el Celta tras conexión entre Galhardo y Aspas, siempre con Brais en la sala de máquinas, motor de un equipo en el que apenas apareció Denis Suárez. Tampoco le hizo pasar muchos más apuros el Celta al Villarreal, que acabó en el área rival, pero sin pegada. “Si queremos estar arriba tenemos que ganar fuera”, resumió Iborra al final. Tras siete intentos sigue sin lograrlo el Villarreal, que en sus dos próximas salidas visitará a Sevilla y Real Sociedad.
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