Muguruza y Badosa, historia en el Masters
Garbiñe corta la espectacular racha de Kontaveit (doble 6-4) y se medirá con la catalana, por lo que España se asegura una finalista maestra 28 años después
Así es el tenis y, también, así es Garbiñe Muguruza, un día en una situación límite y al siguiente ante una de privilegio. Comenzó la española el torneo maestro con un traspié y aunque se enmendó en la siguiente cita, aterrizó en el duelo que cerraba la liguilla inicial con la exigencia de ganar, sí o sí, contra las cuerdas y frente a una rival que encadena...
Así es el tenis y, también, así es Garbiñe Muguruza, un día en una situación límite y al siguiente ante una de privilegio. Comenzó la española el torneo maestro con un traspié y aunque se enmendó en la siguiente cita, aterrizó en el duelo que cerraba la liguilla inicial con la exigencia de ganar, sí o sí, contra las cuerdas y frente a una rival que encadenaba 12 triunfos consecutivos y había decantado 28 de sus últimos 30 partidos. Pero emergió Garbiñe, la Muguruza de los buenos días, y dio un gran volantazo al guion (doble 6-4, en 1h 26m). En consecuencia, historia en Guadalajara: citada ya con Paula Badosa en las semifinales de la Copa de Maestras, el duelo del martes en Guadalajara (México) garantiza una finalista española 28 años después.
La primera y única que lo había logrado hasta ahora era Arantxa Sánchez Vicario, que en 1993 cedió contra alemana Steffi Graf en el Madison Square Garden. Ahora, momento feliz, será Muguruza (28 años y quinta en el ranking) o Badosa (24 y décima en el listado) la que tenga a un solo paso el gran premio, abrillantando un poco más una meritoria temporada en la que el tenis femenino está reportando buenas noticias de manera constante, ya sea con trofeos –dos por cabeza, Dubái y Chicago en el caso de la primera y Belgrado e Indian Wells en el de la segunda– o a base de chispazos. Y de esto último, Muguruza, tenista especial, sabe un rato.
Saltó a la pista en la sesión nocturna enfundada en una camiseta de la selección de México, país en el que disfruta y se le arropa por eso del factor latino, escenario también de sus dos últimas alegrías (abril de 2018 y de 2019) antes de que se reencontrase con el éxito dos años después, en Dubái. Pero encaró a Kontaveit con la luz roja activada, en un pulso a cara o cruz puesto que en el turno previo la checa Karolina Pliskova había rendido a su compatriota Barbora Krejcikova (0-6, 6-4 y 6-4) y las cuentas le obligaban a vencer para pasar. Así de sencillo, así de complicado.
Resulta que Muguruza completó un partido muy serio frente a a una adversaria que se desangró por la derecha y que pese a la derrota también estará en la siguiente estación del torneo, puesto que había ganado sus dos compromisos previos. La estonia, ocho del mundo y ganadora de cuatro títulos esta temporada (posee cinco), venía como un tiro –campeona y Moscú y Transilvania en las dos semanas previas al Masters– y habiendo noqueado a las dos checas con abrumadora facilidad. Sin embargo, este lunes se le fundieron los plomos y encontró enfrente se encontró además con un frontón.
Sólida y decidida, soberbia al servicio –siete puntos directos, un 80% de puntos retenidos con los primeros– y en la fase defensiva, Muguruza arrancó con un break y resolvió con acierto el tramo crítico del primer set. Abortó dos bolas de rotura, cerró y en la segunda manga calcó la secuencia, con otro break de entrada y manteniendo el tipo cuando la situación lo demandaba. Anuló la intentona de Kontaveit con un ace y frenó la espectacular racha de la estonia, que encadenaba 16 parciales seguidos a su favor. En Guadalajara, la altitud hace que la bola tenga un plus de vuelo y la octava del mundo se derritió por su golpeo excesivamente largo, incapaz de calibrar bien.
La española, pues, regresará a las semifinales del Masters tras haber alcanzado las de 2015 en su primera participación y protagonizará junto a Badosa un duelo inédito, ya que nunca se habían cruzado en la pista. De antemano, se adivina una vista de poder a poder (21.00, Teledeporte/DAZN) entre dos tenistas que acostumbran a manejar el timón de los partidos, más lineal la catalana –vencida este lunes (7-5 y 6-4) por Iga Swiatek, en un compromiso intrascendente– y más oscilante este curso la exnúmero uno. En la otra semifinal, Kontaveit se las verá con la griega Maria Sakkari: 7-6(1), 6-7(6) y 6-3 a la bielorrusa Aryna Sabalenka.
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