La reconstrucción de Ansu Fati
En el Barcelona esperan que el delantero pueda reaparecer en septiembre tras 10 meses de baja por lesión
Ansu Fati (Bisáu; Guinea-Bisáu; 18 años) ya corre, alcanza incluso los 30 kilómetros por hora, según cuentan quienes miden su carrera en los entrenamientos del Barça, dispuesto a reaparecer en la segunda semana de septiembre. Eso será después del parón de selecciones, por más que se estipula que en unos días ya se incorporará al grupo entrenado por Ronald Koeman. La decisión, en cualquier caso, está en manos del jugador, cuya paciencia ha sido decis...
Ansu Fati (Bisáu; Guinea-Bisáu; 18 años) ya corre, alcanza incluso los 30 kilómetros por hora, según cuentan quienes miden su carrera en los entrenamientos del Barça, dispuesto a reaparecer en la segunda semana de septiembre. Eso será después del parón de selecciones, por más que se estipula que en unos días ya se incorporará al grupo entrenado por Ronald Koeman. La decisión, en cualquier caso, está en manos del jugador, cuya paciencia ha sido decisiva durante una recuperación que se ha alargado 10 meses. También cuatro intervenciones de diferente calado desde que se lesionó el pasado 9 de noviembre contra el Betis por una entrada de Mandi.
El parte dictaminó que el delantero sufría una rotura parcial del menisco y fue operado por el doctor Ramon Cugat con la supervisión de los médicos del Barça. Aunque el tratamiento podía ser conservador, se convino intervenir y preservar la mayor parte del menisco para evitar el desgaste de la articulación y protegerlo de futuras lesiones. Además, de que sin menisco, cuando tuviera 28 años le sería muy complicado jugar por el desgaste.
Aunque el posoperatorio en la clínica Quirón duró cinco días —normalmente son dos— y fue muy doloroso, la recuperación funcionaba tan bien que se incrementaron las cargas de trabajo y la rodilla se hinchó. Hubo discrepancias médicas sobre la causa, respecto a la operación y a la recuperación, y se llegó a plantear la extirpación total del menisco ante la oposición de Cugat.
Ansu entonces optó por visitar en Lyon a Bertrand Sonnery-Cottet, cirujano ortopédico que solucionó los problemas de rodilla a Benzema y Fekir. El cirujano coincidió en el diagnóstico con Cugat, pero no con el tratamiento, porque entendía también que había que ver cómo respondía al incremento en las cargas de trabajo. La respuesta, una vez más, fue negativa y la rodilla se volvió a hinchar. “Ese fue el peor momento de todos”, recuerdan desde el entorno del futbolista; “pero Ansu soltó: ‘Tranquilos, vamos a salir de esta”. Para ello, se decidió cambiar la hoja de ruta, lo que provocó nuevas consultas y la intervención final de Jorge Mendes, el agente del futbolista. El portugués acudió al médico del Oporto y jefe de los servicios médicos de la selección portuguesa, José Carlos Noronha, quien practicó una artroscopia a Ansu Fati y, finalmente, no se le extrajo el menisco.
El jugador, sin embargo, no regresó a Barcelona, sino que inició la recuperación en Madrid con Joaquín Juan, fisioterapeuta reconocido que ha trabajado con Gasol, Nadal y Cristiano Ronaldo. Pero tomó una decisión que pudo extrañar a cualquiera, pero no a quien lo conoce. “Lo haré solo, estaré solo en el hotel”, resolvió. Así, en dobles sesiones en el gimnasio del hotel boutique en el que se hospedaba (cerca de Colón y sin lujos porque lo que quería era comodidad para trabajar bien), el extremo azulgrana empezó la definitiva puesta a punto.
Pero es que la cultura del trabajo es algo que Fati ya desarrolló en 2015, cuando se rompió la tibia. “Un auténtico profesional. Tenía rutinas, se lo tomaba más en serio que nadie y no paró hasta recuperarse”, recuerdan desde la federación española, pues siempre le seguían de cerca, de hecho, lo convocaron un día después de que la FIFA diera su autorización. Esta vez no fue diferente. “Ansu ha trabajado como un loco. No se ha tomado ningún día de fiesta, ninguno de playa… Nada de nada. Solo se ha preocupado por volver porque su mayor deseo es triunfar en el fútbol y en el Camp Nou”, revelan fuentes del entorno del jugador, satisfechos también por la determinación con la que ha vuelto.
Aunque, eso sí, Ansu recibía de vez en cuando visitas de su familia y de sus amigos, además de infinitos mensajes de sus compañeros. “No es un chulo ni un creído, es un chico que ríe pero a la vez muy tímido. Se hace querer”, cuentan quienes han coincidido con él en el vestuario azulgrana. “Laporta y Koeman también han estado encima y eso lo ha animado”, añaden desde el entorno de Fati, quien pasado un mes y medio regresó a la ciudad deportiva azulgrana, ya con la pretemporada en marcha. Por el camino se ha perdido la Eurocopa y los Juegos Olímpicos.
Jugador distinto
Ansu ya sabe que ahora le tocará, posiblemente, pasar por un proceso de lesiones musculares después de tanto tiempo parado, pero confía en volver a ser el de siempre porque en la otra ocasión, todavía niño, cuando se rompió la tibia, jugó un partido muy malo para en el segundo festejar un hat-trick. Lo mismo creen en el Barcelona: “Claro que tenemos puestas unas esperanzas brutales en él. Pero hay que ver cómo llega… El tema físico lo marcará mucho. Si se siente bien, si le responde la rodilla, es un jugador distinto que puede marcar las diferencias”. Pero para eso, Ansu ya tenía respuesta. Muy maduro y fuerte mentalmente, en manos de rehabilitadores y médicos, responde: “Tranquilos, vamos a salir de esta”.
Ha aprendido a cuidar su cuerpo y ha fortalecido su mente después de su debut en la Liga el 25 de agosto de 2019, precisamente contra el Betis, y batir récords de precocidad como goleador en el Barça y en la selección española. Lo que no quita que no esté un tanto apenado porque se le ha escapado la ocasión de ganar el Golden Boy —el Balón de Oro para los jugadores sub-21 que entrega el periódico deportivo italiano Tuttosport—, por más que tenga este nuevo curso como reválida. Así que le esperan en la cancha y en las oficinas del Camp Nou después de ser ovacionado en la presentación de la plantilla durante el trofeo Gamper. Koeman le quiere para formar ataque con Griezmann y Memphis al tiempo que Laporta aspira a renovar un contrato que acaba en 2022 con opción a ser ampliado hasta 2024. “No habrá problemas”, señalan desde las dos partes implicadas, entorno del jugador y área deportiva azulgrana.
Todo fue tan deprisa en la cancha y fue tan explosivo que seguramente muchos se impacientaron con su recuperación, necesitado el equipo y la selección de su concurso. Siempre tenaz y positivo, hoy vuelve a sonreír porque ya no se le hincha la rodilla y mantiene buena parte del menisco, que es de lo que se trataba desde el inicio, cuando cayó lesionado ante el Betis en noviembre de 2020.
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