El Barça no tiene remedio

Los azulgrana claudican ante el Celta en un partido que fue un compendio de los errores cometidos en las áreas durante toda la Liga

Santi Mina marca su segundo gol ante el Barcelona este domingo en el Camp Nou.ALBERT GEA (Reuters)
Barcelona -

Aunque figura todavía en el carrusel de la jornada, el Barça no juega desde que perdió con el Granada. Los azulgrana se han ido de la Liga y no compitieron ni siquiera cuando los marcadores del Wanda y San Mamés le invitaban por momentos a un último esfuerzo contra el Celta. La temporada barcelonista se resumirá posiblemente con el gol que marcó Luis Suárez, el tercer máximo artillero histórico del Barça, en el remonte final del Atlético ante Osasuna. U...

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Aunque figura todavía en el carrusel de la jornada, el Barça no juega desde que perdió con el Granada. Los azulgrana se han ido de la Liga y no compitieron ni siquiera cuando los marcadores del Wanda y San Mamés le invitaban por momentos a un último esfuerzo contra el Celta. La temporada barcelonista se resumirá posiblemente con el gol que marcó Luis Suárez, el tercer máximo artillero histórico del Barça, en el remonte final del Atlético ante Osasuna. Una vez despedido el charrúa, no hay quien marque en el Barcelona si no es Messi mientras a Ter Stegen le cae el larguero en cada partido del Camp Nou. El último partido de la temporada en el estadio fue un compendio de las calamidades del Barça del desconcertado Koeman. Los errores en las áreas son tan manifiestos como su falta de espíritu, estéril cuando ataca y frágil si defiende, a merced de cuantos clubes desfilan por Barcelona, también del Celta.

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Vive todavía el Barça de la pancarta que colgó Laporta cerca del Bernabéu. No hay más mensaje al que acogerse después de ceder 19 puntos en el Camp Nou, sumar cinco sobre los últimos 15, todavía pendiente de las decisiones del presidente, del futuro inmediato de Messi y de Koeman.

Acomodado Griezmann como compañero de Messi y convertido Ilaix Moriba en titular cuando falta alguno de los tres centrocampistas habituales —De Jong estaba sancionado—, la duda del Barça del 3-5-2 siempre es la misma: Dest, Sergi Roberto o Dembélé. Koeman apuesta últimamente por el extremo francés como carrilero derecho para ganar amplitud y llegada a cambio de cerrar con un zaguero poderoso de la talla de Araujo. Y alrededor de la pareja Araujo-Dembélé giró de salida el juego azulgrana ante el embalado y remendado Celta de Coudet

El técnico argentino ha logrado que se repare más en la plantilla que en el equipo siempre que jueguen Denis Suárez, Brais Méndez y Iago Aspas. A los celestes, sin embargo, les costó dar fe de vida por el dominio inicial azulgrana, presidido por las largas posesiones, la presión de Griezmann, las recuperaciones de Pedri y el desequilibrio de Dembélé.

Messi, Pichichi

El Barcelona encontró muy pronto posiciones cómodas de remate por su facilidad para asociarse con fluidez y por la poca tensión defensiva del Celta. Aunque las ocasiones se sucedían, los azulgrana no encontraban la portería, faltos de puntería y de malicia, necesitados de un rematador cuando no atina el Pichichi Messi (30). El capitán acertó con la cabeza, muy bien asistido por Busquets, después de no poder enganchar un buen remate con los pies, siempre bien perfilado para recibir del medio centro, de Griezmann y también de Alba y Dembélé.

El Celta no pasaba del medio campo, muy exigido en su cancha, inestable por la precariedad de la zaga que tuvo que improvisar Coudet con Carlos Domínguez por las molestias de Aidoo. Únicamente necesitó un tiro para empatar en la primera oportunidad que se asomaba ante Ter Stegen. Santi Mina chutó por chutar desde fuera del área ante Piqué y el portero se tragó el gol: 1-1. No está bien el meta alemán ni quieto ni en las salidas, retratado en cada partido, petrificado también ante Santi Mina. No faltan las pifias de Ter Stegen en el amplio catálogo de errores del Barça en La Liga.

Ante la caída colectiva, Koeman optó por levantar el ánimo con Riqui Puig. El interior, que apenas había tenía protagonismo desde febrero, sustituyó a Pedri en una decisión que ayudó a alimentar el encendido debate sobre la política de cambios del técnico del Barça. La controversia todavía creció más cuando varió el dibujo comparecieron Dest, Trincão, Braithwaite y hasta Pjanic. No logra el técnico que sus jugadores despabilen sino que se entregan sistemáticamente a un vía crucis que a menudo acaba con la expulsión de Lenglet.

Al Celta le alcanzó con aguardar a que el Barça se condenara con la pérdida continua de balones que alimentaron la ofensiva celeste culminada por Santi Mina. El Barça perdió el partido y quien sabe si también a Messi y a Koeman. Ya nadie mira al marcador ni a la tabla ni a Eibar sino que aguarda a que hable Laporta.

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