El Sporting vuelve a reinar en Portugal tras 19 años de abstinencia
El club lisboeta emerge en apenas tres años desde el pasaje más negro de su historia para romper el duopolio de Oporto y Benfica
Los grandes triunfos se gestan a partir de las mayores hecatombes. El 15 de mayo de 2018 fue el día más negro en la historia del Sporting de Portugal, una entidad que presume de su vocación polideportiva, pero que sufre por el fútbol, disciplina en la que en los últimos cuarenta años apenas ha ganado cuatro ligas. La última la ganó este martes, a puerta cerrada, tras su 25ª victoria consecutiva y en una temp...
Los grandes triunfos se gestan a partir de las mayores hecatombes. El 15 de mayo de 2018 fue el día más negro en la historia del Sporting de Portugal, una entidad que presume de su vocación polideportiva, pero que sufre por el fútbol, disciplina en la que en los últimos cuarenta años apenas ha ganado cuatro ligas. La última la ganó este martes, a puerta cerrada, tras su 25ª victoria consecutiva y en una temporada en que no ha perdido ni un solo partido. Las celebraciones acabaron después empañadas en las calles de Lisboa por graves incidentes, barricadas, decenas de heridos y detenidos y una sociedad escandalizada por la desobediencia de la multitud en un país golpeado por la pandemia que, en teoría, no permite concentraciones de más de diez personas.
Se van a cumplir tres años de aquella jornada de mayo en la que la turba accedió, aún más descontrolada y dañina, al centro de entrenamiento del club en Alcochete, mítico entorno donde germina desde hace 19 años una de las mayores canteras del fútbol mundial, una academia que desde hace un año lleva el nombre de Cristiano Ronaldo, el mayor exponente de una cultura que el club resume en su lema: “Esfuerzo, dedicación, devoción y gloria”.
El Sporting se avergüenza hoy, y es posible que siempre, de que un grupo de ultras invadiese ese entorno futbolero para agredir a técnicos y futbolistas tras una derrota que apartó al equipo de puestos de Liga de Campeones. El golpe fue tan brutal que cinco días después el equipo perdió la final de Copa ante el Desportivo das Aves, los mejores futbolistas rescindieron su contrato y el presidente Bruno de Carvalho fue destituido por los socios y procesado, acusado por la Fiscalía de haber instigado los sucesos. La Justicia le absolvió hace un año en un mediático juicio que implicó a 43 ultras y que acabó con algunas condenas de cárcel.
Cuatro meses después de los sucesos el club tenía un nuevo presidente, Frederico Varandas, que hasta entonces era el jefe de los servicios médicos. Durante meses sintió estar sobre un volcán, entre críticas, destituciones de entrenadores, trajín de futbolistas de medio pelo y siempre muy lejos de Oporto y Benfica. Lejos quedaba la última Liga, ganada en 2002, un ejercicio en el que el brasileño Jardel anotó 42 goles en un equipo que mezclaba veteranos (Rui Bento, Joao Pinto, el brasileño André Cruz o el irlandés Phil Babb) y noveles porque ya eran importantes tipos como Quaresma o Hugo Viana, con apenas 18 años. Al año siguiente llegó Cristiano al equipo. Pero desde entonces las Ligas se las repartieron Oporto (11) y Benfica (9).
Justamente Hugo Viana, actual director deportivo, marca la conexión con aquel equipo campeón. Fue él quien insistió a Varandas para que, mediada la campaña pasada, acudiese a Braga y negociase la contratación de su entrenador, un joven bajo la lupa porque se discutía si tenía la titulación precisa para ejercer como tal. No hubo acuerdo y abonó la cláusula de rescisión de Ruben Amorim, 10 millones de euros. “Es una locura pagar eso por un entrenador”, valoró entonces Luis Figo, una de las glorias del club. Entonces fue el tercer pago más elevado por fichar un entrenador, tras los 15 millones del Chelsea al oporto por Villas-Boas y los 11 del Leicester al Celtic por Brendan Rodgers. El Bayern ha batido todos los récords recientemente al abonar algo más de 25 millones de euros por Julian Nagelsmann al Leipzig.
Amorim apenas llevaba dos años en los banquillos y tenía un largo pasado como centrocampista en el Benfica. Las críticas y el estupor se mezclaron con el inicio de la pandemia. Tras ella el equipo empezó a ofrecer sensaciones alentadoras. En el campeonato actual ya no ofrece dudas: nadie ha podido ganarle después de 32 partidos. Benfica y Marítimo lo intentarán en los dos partidos que restan.
El Sporting se ha trazado en torno a una zaga de tres centrales y el meta español Adán. Apenas han concedido quince goles en lo que va de temporada. El uruguayo Coates es el líder de la zaga, donde se ha asentado Feddal, recuperado tras unos meses complicados en el Betis. Amorim ha conformado un equipo profundo, con puñales en los flancos. Por la derecha Pedro Porro ha hecho los kilómetros suficientes para que se activase el radar de Luis Enrique, por la izquierda transita un chico de 18 años, Nuno Mendes, bandera de la nueva hornada de Alcochete. Tiago Tomás (18), Gonçalo Inacio (19), Jovane Cabral (22) o Daniel Bragança (21) han sido importantes en este Sporting que dio la alternativa incluso a un adolescente de 16 años recién cumplidos, Dario Essugo.
En la sexta jornada se puso líder el Sporting y ya nadie le apeó del podio. Desde septiembre de 2016 no lideraba el campeonato, pero por si había dudas en el último día del mercado de invierno regresó a Braga para fichar por 16 millones de euros, el traspaso más caro de su historia, a Paulinho, un delantero centro que marcó el gol que derrotó al Boavista este martes.
Pese a todo, el seguimiento de esta jornada y las desatadas celebraciones alertan sobre el barniz del descontrol que persiste tres años después en torno a un club que había soportado tal presión que, como apuntan varios analistas en medios lusos, podría haberle beneficiado jugar sin público.
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