Al Chelsea le cerraron la primera Copa de Europa
La vocación aislacionista inglesa llevó a sus autoridades futbolísticas a mirar con altivez esa idea nacida en París
El Chelsea tuvo un nacimiento casual. Dos hermanos llamados Gus y Joseph Mears compraron un estadio de atletismo, el Stamford Bridge, para ofrecérselo al Fulham, cuya fundación databa de 1879. Pero el Fulham no se interesó, así que los hermanos Mears decidieron crear su propio equipo, con ánimo de hacer pagar al vecino su desdén. Después de varias dudas optaron por el nombre de Chelsea, el distrito contiguo.
Para disputar el arraigo en la zona con ...
El Chelsea tuvo un nacimiento casual. Dos hermanos llamados Gus y Joseph Mears compraron un estadio de atletismo, el Stamford Bridge, para ofrecérselo al Fulham, cuya fundación databa de 1879. Pero el Fulham no se interesó, así que los hermanos Mears decidieron crear su propio equipo, con ánimo de hacer pagar al vecino su desdén. Después de varias dudas optaron por el nombre de Chelsea, el distrito contiguo.
Para disputar el arraigo en la zona con el Fulham se apoyaron en el Royal Hospital, radicado en la zona, que acogía a los pensionistas del ejército desde dos siglos atrás. Como motivo de su escudo escogieron una cabeza con barba blanca, gorra militar y casaca con medallas. Un pensioner. No fue buena idea. El Chelsea fue conocido por los rivales como The Pensioners y además sufrió chanzas por tener al lado el cementerio. Se le creó una leyenda cómica. Fue equipo ascensor, con frecuentes idas y vueltas entre Primera y Segunda.
En 1952 contrató como mánager a Ted Drake, leyenda del Arsenal y de la selección, que lo primero que hizo fue cambiar el escudo del pensioner y tras breve paso por un formato con las letras FCC asentó el actual, redondo y con el león británico como motivo central. Con el león en el pecho ganó la primera Liga de su historia en la 54-55, justo cuando estaba en preparación la Copa de Europa, idea promovida por L’Equipe.
Entre los primeros en entusiasmarse y colaborar con la idea estaba Santiago Bernabéu, que para darle una pátina institucional a la iniciativa sugirió que se nombrara secretario general del comité organizador al vicepresidente de la Federación Francesa, Ernest Bédrignans.
La UEFA se acababa de crear en 1954. La FIFA ya tenía confederaciones en los demás continentes, pero de Europa se venía encargando ella y aún era así de facto por esas fechas. Se opuso a la Copa de Europa e ideó y contrapuso la idea de una Copa de Ciudades en Feria, que contaría con el respaldo de los ayuntamientos. Tachó de utópica la iniciativa de L’Equipe y prohibió que se llamara Copa de Europa, nombre que se reservaba para un futuro campeonato entre selecciones (la Eurocopa, que empezaría en 1959). La de L’Equipe nació como Copa de Clubes Campeones Europeos.
Bédrignans, el hombre a quien Bernabéu había recomendado para la secretaría general, supo implicar a la recién nacida UEFA, que tuvo su primer gesto de autonomía ante la FIFA adoptando la competición antes de que entrara en marcha. El comité fundador se disolvió y se creó nombrado íntegramente por la UEFA, que puso la condición de que todo participante debía ser autorizado por su federación nacional para acudir.
Eso mató al Chelsea. La vocación aislacionista inglesa llevó a sus autoridades futbolísticas a mirar con altivez esa idea nacida en París. El Chelsea se quedó chafado. A la segunda edición, visto el éxito de la primera y los problemas de la Copa de Ferias (a la que concurrió Londres con un combinado de once equipos) Inglaterra ya permitió que acudiera el nuevo campeón, el Manchester United.
Para el Chelsea se había esfumado una gran oportunidad. Le hicieron perder un tren que le hubiera hecho ganar un respeto. En Londres sufría desprecio como equipo del Sur y en el resto de Inglaterra siempre tuvo la imagen de equipo irregular propicio para las burlas, de pobre con pretensiones de pijo. Ni siquiera el gran hito de la final de Recopa ganada en Atenas al Real Madrid le permitió ganar respeto.
Lo pasó mal, incluso rozó la Tercera, hasta que en 1982 lo compró un empresario hostelero de nombre Ken Bates por una libra. Con él llegó una lenta recuperación. En 1998 ganó otra Recopa. Pero el gran salto lo dio en 2003 con la llegada de Abramovich, que le pagó a Bates 59 millones de libras y se hizo cargo de una deuda de 114,7. Rindió bien la libra inicial de Bates. Abramovich inauguró la etapa de los grandes magnates extranjeros en clubes ingleses. Esta particularidad fue muy mal mirada y más cuando fue el primero en salir a un partido de liga con once no ingleses, para colmo en un Boxing Day. Pero ganó la Liga 2004-05, justo al medio siglo de la primera, repitió al año siguiente y alcanzó el cielo al ganar la Champions 2011-12.
A medida que más magnates extranjeros fueron adquiriendo clubes ingleses, el Chelsea dejó de ser visto como una anomalía. Hoy ya no es el club chufla con pretensiones de pijo, sino un miembro del Big Six, uno de los conjurados para la aventura de la Superliga.
Y esta vez quienes se han opuesto han sido sus propios hinchas, que el día de autos bloquearon la llegada del autobús a Stamford Bridge.
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