Escocia salvaguarda el título de Gales en el Seis Naciones
El XV del Cardo gana en París 22 años después (23-27) a una Francia decepcionante que necesitaba un triunfo holgado para llevarse el torneo
Con el “orgullo” de su capitán, Stuart Hogg, Escocia se revolvió ante el guión de paliza segura en París, la que necesitaba Francia, que debía ganar de 21 puntos para llevarse su primer Seis Naciones desde 2010. No se acercó a la hazaña la selección que forzó el desenlace en diferido del torneo, una semana después de la última jornada, al aplazarse aquel partido por una decena de contagios. Gales, la selección más veterana, lejos de cualquier favoritismo, ganó por televisión su segundo título en tres años y el sexto desde 2000. Es...
Con el “orgullo” de su capitán, Stuart Hogg, Escocia se revolvió ante el guión de paliza segura en París, la que necesitaba Francia, que debía ganar de 21 puntos para llevarse su primer Seis Naciones desde 2010. No se acercó a la hazaña la selección que forzó el desenlace en diferido del torneo, una semana después de la última jornada, al aplazarse aquel partido por una decena de contagios. Gales, la selección más veterana, lejos de cualquier favoritismo, ganó por televisión su segundo título en tres años y el sexto desde 2000. Escocia ganó (23-27) en la capital francesa 22 años después –tras hacerlo en Londres– y deja el torneo de su confirmación tras haber perdido sus dos partidos, en casa, por un total de cuatro puntos.
Francia se permitió el lujo de hacer un meme celebrando el día internacional del gofre, todo un descaro porque sus contagios llegaron precisamente frente a un gofre, saltándose el protocolo. Necesitaban un inicio rompedor los locales, autores del primer ataque de entidad. Encerraron a los escoceses en su última línea, pero se conformaron con los tres puntos; la paliza requería una mentalidad depredadora y esa decisión trasladó un mensaje de calma. Así que se embraveció Escocia, que resolvió de forma distinta el dilema en el siguiente lance. Nada de patada a palos: que carguen los delanteros. Ahí se infiltró el ala Van der Merwe para embestir como un fortachón más hacia el ensayo.
El cielo tampoco facilitó la gesta. Francia habría agradecido una noche seca, pero la lluvia del Stade France evocaba más a Edimburgo. Llegaron los errores de manos –cinco en los primeros 20 minutos – en los galos y Escocia, cada vez más cómoda, imponía a su delantera y ganaba territorio con patadas excelsas. Se jugaba el 75% en campo francés, toda una rémora porque cada error cuesta puntos y porque salir de la guarida agotaba su bien más escaso: el tiempo.
Los locales ganaron aire con dos argumentos: su físico y su disciplina. A falta de creatividad, el músculo mantiene la embarcación a flote. Por simple inercia, los franceses plantaron el campamento en campo escocés y empezaron a forzar faltas, una cascada que derribó a Gales seis días atrás. Ya no valían las medidas paliativas, solo los ensayos. Como el que consiguió Brice Dulin tras un quiebro de Romain Ntamack. Todo pudo girar antes del descanso tras la amarilla de Hogg que dejó a Escocia en inferioridad y un ataque con el tiempo cumplido de los franceses, que perdieron el oval al ponerlo en juego desde la banda. Errores que chafan gestas. Al descanso, resultado terrenal (13-10).
Con uno más, Francia siguió con el monólogo ante una Escocia que necesita el balón para defender. Resistieron el primer envite galo, pero entregaron su segunda marca en una transición. En un partido que hasta entonces se jugaba en espacios cortos, los locales se desahogaron con espacios. Vakatawa se sacó de la chistera un gran offload mientras era placado y lanzó a Damien Penaud, que posó tras superar a Ali Price con un sombrero marca de la casa.
Fue la excepción en una Francia con picos brillantes pero sin la constancia para adueñarse de los partidos. Una vez recuperada la igualdad numérica, Escocia volvió a dominar el territorio. Sin grandes alardes, pero el goteo del reloj era letal para Francia mientras su rival tenía una meta más realista: ganar el partido. Por eso podían permitirse el lujo de tirar a palos para acortar distancias y percutir con calma con sus delanteros. Así llegó el ensayo de Dave Cherry, que ponía por delante a Escocia a la hora de juego. El torneo se había acabado para Francia.
Quedaba una batalla más mundana. Y las opciones de Escocia parecieron perderse cuando Finn Russell vio la roja por dar un golpe con el antebrazo en el cuello de Dulin, pero Baptiste Serin devolvió la igualdad con una amarilla. Los locales recuperaron la delantera con una marca de Swan Rebbadj y resistieron las últimas cargas del XV del Cardo, que desechó el empate con una patada a palos y buscó la victoria.
Tan poco le importaba la insípida victoria a Francia que Dulin no mandó el balón fuera cuando lo recuperó con el tiempo cumplido y permitió una última carga visitante. Aguantaron las camisetas blancas sobre su línea de cal, pero Van der Merwe aprovechó la superioridad por la izquierda para el ensayo del triunfo. El tiempo dirá si Escocia, erigida en matagigantes, puede manejar la presión de ganar cuando debe. Hasta entonces, reina Gales.
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