En el nombre de Messi
Laporta apuesta por su capacidad de seducción para retener al 10 en el Barça, pero el argentino, incómodo cuando politizan su imagen, no tiene prisa por resolver su futuro
Invocar el nombre de Lionel Messi siempre es rentable. Funciona en la selección argentina; por supuesto, también en el Barcelona. El presidente de la AFA, Claudio Chiqui Tapia, se garantiza que haya una cámara cerca de él cada vez que se cruza con el capitán de la albiceleste. “Genera un abrazo y ya tiene la foto que necesita para vender su amistad con Leo”, explican desde el Predio de Ezeiza. La fórmula no cambia del otro lado del charco. Josep Maria Bartomeu se adueñó de la imagen de Messi y la de sus dos compañeros en la ...
Invocar el nombre de Lionel Messi siempre es rentable. Funciona en la selección argentina; por supuesto, también en el Barcelona. El presidente de la AFA, Claudio Chiqui Tapia, se garantiza que haya una cámara cerca de él cada vez que se cruza con el capitán de la albiceleste. “Genera un abrazo y ya tiene la foto que necesita para vender su amistad con Leo”, explican desde el Predio de Ezeiza. La fórmula no cambia del otro lado del charco. Josep Maria Bartomeu se adueñó de la imagen de Messi y la de sus dos compañeros en la delantera azulgrana, Luis Suárez y Neymar, para salir vencedor en los comicios de 2015. “Tenemos tridente, tenemos triplete”, rezaba el eslogan del expresidente azulgrana. En las últimas elecciones, Joan Laporta buscó dejar bien claro quién era el candidato con mejor ascendencia sobre el 10. “Si algunos de los otros dos ganan, será más difícil que Messi se quede”, subrayó el abogado catalán. Ganó Laporta. Y ahora el barcelonismo se ilusiona con un nuevo contrato para Messi. El argentino, sin embargo, no tiene prisa.
“Messi ya me ha felicitado y estoy convencido de que se quiere quedar”, contó Laporta, en RAC1, tras ganar las elecciones el pasado domingo. Es tan cierto que el argentino saludó al nuevo presidente del Barça como que también lo hizo en 2015 cuando Bartomeu se impuso en las elecciones. Al 10 le incomoda cuando su nombre aparece en la palestra política. Laporta lo sabía a la perfección y, con excepción de alguna frase más rimbombante, buscó ser respetuoso con el silencio del rosarino. Son contadas las veces en las que Messi rompe su propio protocolo. En 2013, por ejemplo, apuntó contra el vicepresidente económico Javier Faus. “El señor Faus no sabe nada de fútbol”, dijo después de que el exdirectivo reivindicara que no era necesario “revisar el contrato de Messi cada seis meses”. Tres años más tarde, en 2016, explotó contra la mala organización en la selección argentina. “Una vez más esperando en un avión para intentar salir al destino. ¡Qué desastre son los de AFA por Dios!”, protestó en las redes sociales.
A Messi, en cualquier caso, nunca se lo vio tan a disgusto como el verano pasado con Bartomeu. “El Barça está realmente mal, está muy mal. El presidente me engañó muchas veces”, subrayó el rosarino, después de que el entonces presidente se aferrara a que la cláusula de su contrato que le permitía dejar el club al finalizar la temporada 2020 ya había caducado. “Le venía diciendo al presidente que me quería ir. Le pedí que me ayudara y él siempre me dijo que no y no. El burofax era una manera de hacerlo en serio. Sabía que si iba a juicio tenía razón, pero no me quería ir de esa manera”, explicó, en diciembre, sobre su conflicto con Bartomeu. “El problema de Leo era con Barto, no con el club. Él ama al Barça”, aseguran los que conocen al jugador argentino.
Y para que no quedaran dudas de su compromiso con el club, Messi ejerció, por primera vez desde que llegó al club en 2001, su derecho como socio del Barcelona en unos comicios, este domingo. No fue una decisión baladí, como tampoco lo fue la de publicar una foto junto a su hijo mayor, Thiago, en la tribuna del Camp Nou. “Leo se ve votando en 10 años, como lo hizo Luis Enrique. Siente al club como suyo”, aseguran las mismas fuentes. Una vez reafirmado su compromiso con el Barcelona, el balón está en el tejado de Laporta.
La foto de Thiago
“Lo foto de Messi votando con su hijo es una prueba más de que ama al Barça. Y puede ser que tenga el significado de que se quiere quedar en el club y de que está deseando que se le haga una propuesta. Ya hablaremos de este tema tan importante para él y para club. Tendremos una conversación tranquila”, sostuvo Laporta. El nuevo presidente tiene la intención de reunirse tanto con el capitán azulgrana como con su padre y representante, Jorge.
El problema es que Messi padre se encuentra en Rosario y todavía no sabe cuándo podrá viajar a Barcelona. El 10, por su parte, desea esperar hasta final de temporada para resolver su futuro. Su contrato vence en junio —desde el 1 de enero puede negociar con otro club— y primero quiere conocer el proyecto deportivo de Laporta antes de tomar una decisión. Messi está cómodo con la generación de jóvenes promesas que asoma en el Camp Nou, pero entiende que no es suficiente para aspirar a conquistar Europa. Nombres como los de Agüero, Haaland, Kanté y Wijnaldum, por su experiencia y solvencia, podrían seducir al rosarino. En cualquier caso, otra de las incógnitas a resolver es quién será el encargado de liderar el proyecto de desde el banquillo. Aunque la relación de Messi con Koeman es buena, no todos están convencidos en la Ciudad Deportiva de que el holandés sea el técnico idóneo para refundar el equipo azulgrana y convencer al 10 de quedarse, tanto como de atraer a figuras rutilantes al club azulgrana.
Laporta confía en resolver la contienda a la argentina. “Con Leo lo arreglo en un asado”, dijo en una entrevista a La Vanguardia. Messi, en cambio, a los 33 años, no quiere folclore. Está más pendiente del futuro que del pasado.