Gales destrona a Inglaterra

El ‘XV del Dragón’ supera a su eterno rival en un duelo titánico (40-24) y se pone al frente del Seis Naciones con Francia, afectada por el coronavirus, como alternativa

Los jugadores de Gales celebran la Triple Corona en el Seis Naciones este sábado en Cardiff.REBECCA NADEN (Reuters)

Se agotan los segundos en el Millenium de Cardiff y cae la última guarnición inglesa. Llega el ensayo final de Cory Hill, el que destrona a Inglaterra, sin opciones de revalidar su título en un Seis Naciones que reivindica Gales. El líder improbable de las dos primeras jornadas –venció a rivales que habían hecho más méritos con un jugador menos– se ganó su condición en el derbi del río Severn. Solo Francia, con un brote por coronavirus que ha obligado a aplazar su partido de esta jornada ante Escocia, se postula como...

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Se agotan los segundos en el Millenium de Cardiff y cae la última guarnición inglesa. Llega el ensayo final de Cory Hill, el que destrona a Inglaterra, sin opciones de revalidar su título en un Seis Naciones que reivindica Gales. El líder improbable de las dos primeras jornadas –venció a rivales que habían hecho más méritos con un jugador menos– se ganó su condición en el derbi del río Severn. Solo Francia, con un brote por coronavirus que ha obligado a aplazar su partido de esta jornada ante Escocia, se postula como rival.

Inglaterra llegaba a Cardiff con la disciplina como reto pendiente; con tres faltas en los cuatro primeros minutos quedó claro que no habían hecho los deberes. Gales jugaba cuesta abajo y tras el quinto golpe de castigo inglés, Dan Biggar ejecutó una jugada de pillo. El 10 sacó rápido y pateó al costado izquierdo para que Josh Adams, ausente en las dos primeras jornadas tras romper los protocolos anti-covid, embolsara el oval y ensayara ante la atónita zaga inglesa. Su capitán, Owen Farrell, contestó enérgicamente al colegiado, una escena poco habitual en el rugby: “¡Nos tienes que dar tiempo a colocarnos!”.

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Pese a su mal arranque, a los ingleses siempre les queda la energía de Maro Itoje. Se anticipó a una patada del medio-melé Kieran Hardy y la blocó en el acto. Al rescate llegó el zaguero Liam Williams para anticiparse a Itoje y devolver el latido a su compañero. El 15 galés llevó la alegría de una zona de marca a la contraria. Rees-Zammit quería embolsar la asistencia, pero se le escurrió el balón; no lo hizo hacia atrás, así que no fue falta. El oval golpeó entonces en las piernas inglesas de Henry Slade, impulsándolo hacia delante: a las manos de Williams, que ensayó pese al fuerte placaje de Farrell. Segundos después, el palo empujó hacia dentro la patada de Biggar. Fortuna al cuadrado.

Contra las cuerdas tras apenas media hora, Inglaterra recuperó sus argumentos ofensivos. Aumentaron el ritmo y las percusiones de sus delanteros, excelsos portadores de balón. En esas, el fortachón Jamie George se metió en campo abierto y asistió a Anthony Watson hacia el ensayo. Con Gales sorprendida, estuvieron cerca de voltear el encuentro en una transición que la defensa local frenó con un fuera de juego con el tiempo cumplido. Así terminó una notable primera parte de rugby (17-14).

No aprendió la lección de los saques rápidos el XV de la Rosa tras el paso por vestuarios. Esta vez el pillo fue Hardy, que sacó a la mano un golpe de castigo; la defensa inglesa debió echarse rápido para atrás –el jugador no puede ser tocado en los diez siguientes metros al punto donde se señala la falta– pero el 9 galés encontró una autopista hacia el ensayo. Diez arriba para los locales.

Tomó nota Inglaterra, que administraría a Gales su propia medicina. El lenguaje del encuentro era inglés, arriesgando con el juego a la mano y con Billy Vunipola de vuelta a una versión reconocible. Ben Youngs amagó con liberar el balón para quedárselo y percutir entre la defensa en la línea de cinco metros. Nadie se lo esperaba; pocos medios-melés siguen más los cánones que Youngs. Así que ensayó. Tablas a cuarto de hora para el final. Empezaba el último acto.

En la hora más tensa, respondió con gallardía Gales; tres visitas a campo inglés y nueve puntos para Callum Sheedy, que había reemplazado a Biggar y exhibió precisión con el pie. La indisciplina inglesa volvió en el peor momento: fuera de juego de Itoje, Genge se precipitó en el ruck –la fase de conquista– y Ewels derribó la plataforma del maul por el lateral. Una falta tras otra. Un cuarto de hora que sirve de paradigma para una selección anquilosada que abandona su trono.

Italia consuela a Irlanda en su trigésima derrota seguida (10-48)

Irlanda sumó en Roma su primera victoria del torneo. El cuadro celta dominó el encuentro con su delantera y la dirección táctica del capitán Jonathan Sexton, ausente ante Francia. El primer ensayo lo firmó Gary Ringrose tras una sucesión de cargas de la delantera; el segundo partió de una ruptura por el medio del potente Hugo Keenan y el tercero, el más creativo, llegó tras una secuencia rápida por el flanco izquierdo que culminó Will Connors. Italia despidió la primera parte con una meritoria marca de Johan Meyer tras una genialidad de su golden boy, Paolo Garbisi, soltando el balón mientras dos rivales trataban de placarle.

El guión se había cumplido al descanso (10-27) y los irlandeses asegurarían el punto bonus ofensivo con un tempranero cuarto ensayo, obra de CJ Stander, que percutió junto a la línea de marca. El juego de desgaste del XV del Trébol agotó a Italia, víctima de una cascada de indisciplinas que les dejó cinco minutos con dos jugadores menos. Irlanda cerró la cuenta con el tiempo cumplido en un pase fugaz de Sexton para la marca de Keith Earls. El apertura, que anotó todas sus patadas, convirtió la última con un precioso efecto. Así llegó la trigésima derrota seguida en el torneo de Italia, que no gana desde 2015.

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