“Es una temeridad celebrar los Juegos, nadie va a estar seguro”
Varios epidemiólogos alertan de que, con el ritmo actual de vacunación y las nuevas variantes, el riesgo de la cita olímpica es muy alto
La celebración de los Juegos Olímpicos de Tokio, prevista para el 23 de julio tras retrasarla el pasado marzo a causa de la pandemia, sigue en tela de juicio. La dificultad de acceso a las vacunas en medio mundo, la lenta inmunización en muchos países y la amenaza de las nuevas variantes del virus ponen contra las cuerdas la viabilidad de los Juegos. Los...
La celebración de los Juegos Olímpicos de Tokio, prevista para el 23 de julio tras retrasarla el pasado marzo a causa de la pandemia, sigue en tela de juicio. La dificultad de acceso a las vacunas en medio mundo, la lenta inmunización en muchos países y la amenaza de las nuevas variantes del virus ponen contra las cuerdas la viabilidad de los Juegos. Los epidemiólogos consultados coinciden en que, actualmente, un evento deportivo de estas características “es un riesgo sanitario”.
“Es una temeridad celebrar los Juegos Olímpicos en verano. Van atletas de todo el mundo, de un mundo no cubierto por las vacunas y de países donde hay un agujero negro de información y no sabemos lo que pasa”, alerta Alberto Infante, profesor emérito de Salud Internacional de la Escuela Nacional de Sanidad del Instituto de Salud Carlos III. Coincide Jesús Molina Cabrillana, de la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública e Higiene: “Siendo un evento internacional, yo no lo veo factible. Es muy arriesgado”.
Japón, que suma más de 400.000 infectados y 6.700 fallecidos, tiene una incidencia acumulada en 14 días de 29 casos por 100.000 habitantes —la de España es de 540—, pero un evento deportivo de la magnitud de unos Juegos Olímpicos implica un caldo de cultivo para el virus. “Probablemente, aunque la situación epidemiológica mejore, seguirá siendo complicada. Cada país tendrá una situación diferente del virus, de la circulación de las variantes, de la vacunación… Es complejo por la inestabilidad de la epidemia en distintos sitios. Sería más seguro aplazarlo”, sostiene Antoni Trilla, jefe de Medicina Preventiva del Hospital Clínic de Barcelona. Los expertos insisten en que es muy difícil rebajar el riesgo de un evento que exige movilizar a miles de personas de distintos países y concentrarlas en una sola ciudad durante dos semanas de competición.
En burbujas
”Es un operativo extremadamente complejo. Se pueden hacer burbujas y pruebas, pero esos test solo servirán para el momento. Con una incidencia muy elevada en muchos países y donde va a llegar con más retraso la vacunación, la posibilidad de que lleguen las delegaciones deportivas y se liberalicen los viajes, es baja. No hay garantía de nada, no vamos a estar en condiciones seguras”, tercia Daniel López-Acuña, exdirector de Emergencias de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Y para muestra, apunta Infante, lo ocurrido en el Open de Australia de tenis. Tras detectar en el aeropuerto varios casos de la variante británica del virus, más contagiosa, el Estado de Victoria decretó un encierro de cinco días y, aunque el torneo deportivo sigue adelante, lo hará sin público. “Basta con ver lo ocurrido en Australia para darse cuenta de lo delicado de la situación. Y vamos a ver cómo evolucionan las variantes más contagiosas que no responden tan bien a la vacuna. Todo está en un terreno de tal grado de incertidumbre y de complejidad logística que me parece una temeridad celebrarlo”, apunta Infante.
Trilla admite que “cualquier decisión es muy difícil de adaptar a tantos meses vista”, pero aboga por aplazar un evento deportivo de estas dimensiones hasta que haya más población vacunada. Si los Juegos ya fueron aplazados en el pasado verano, la incertidumbre sanitaria aún está todavía muy lejos de disiparse.