Pablo Carrera, los versos del pistolero

El bilbaíano, olímpico en tiro, publica un libro de poemas y prepara una tetralogía de novela policiaca

Bilbao -
Pablo Carrera, olímpico de tiro, posa con el libro de poesías que acaba de publicar.FERNANDO DOMINGO-ALDAMA

“Cara, cheescake; cruz, brownie”. La elección del postre es la única indecisión que tiene, o al menos eso aparenta, Pablo Carrera, bilbaíno de 33 años, olímpico en tiro, funcionario y escritor. Acaba de publicar un libro de poesía. Reivindica lo bonito que es poder ser las tres cosas. O más incluso. “Somos deportistas y el interés por nosotros es por lo que desarrollamos en nuestra disciplina; nuestra faceta conocida es la deportiva y a veces la gente se queda con lo primero que ve. Es normal, pero somos más cosas... entre el blanco y el negro hay una gama de grises increíble...

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“Cara, cheescake; cruz, brownie”. La elección del postre es la única indecisión que tiene, o al menos eso aparenta, Pablo Carrera, bilbaíno de 33 años, olímpico en tiro, funcionario y escritor. Acaba de publicar un libro de poesía. Reivindica lo bonito que es poder ser las tres cosas. O más incluso. “Somos deportistas y el interés por nosotros es por lo que desarrollamos en nuestra disciplina; nuestra faceta conocida es la deportiva y a veces la gente se queda con lo primero que ve. Es normal, pero somos más cosas... entre el blanco y el negro hay una gama de grises increíble. Y se puede hablar de literatura siendo deportista”, cuenta sentado en un restaurante del centro de Bilbao. Entre su “ser más cosas” está también la afición a restaurar y conservar libros antiguos, por ejemplo. En el bolsillo tiene una libreta en la que apunta recomendaciones literarias, sobre todo de novela negra.

Diploma olímpico en los Juegos de Londres 2012 en pistola de aire de 10m, en Río 2016 no alcanzó la final y ahora lucha para clasificarse para Tokio 2020. Le gusta recordar, para alejar los prejuicios y estereotipos sobre su deporte, que Pierre de Coubertin, el padre de los Juegos Olímpicos, practicaba tiro olímpico. “Hacía pistola libre o lo que se asimilaba a esa modalidad en su época y participó en torneos internacionales”, cuenta. Aparte del libro de poesías que acaba de publicar, tiene otros en el cajón. “A la vuelta de Tokio quiero terminar una de mis novelas que empecé antes del libro de poesía. Está ambientada en Bilbao. Mi idea es hacer una tetralogía de novela policiaca. Negra, dura y aprovechando la coyuntura, con mucha crítica social”, desvela.

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El libro de poesía, A SORBOS DE PAPEL, autoeditado con Círculo Rojo, contiene 90 poemas y 11 ilustraciones. ¿Por qué ese título? “Porque a veces vivo tan rápido que necesito hacer las cosas más despacio. Es como un recordatorio de que las cosas hay que hacerlas sin prisa y disfrutándolas”, contesta. ¿Y por qué lleva ilustraciones? “Porque creo que la poesía debe ir relacionada con un trabajo artístico visual. Eso hice en algunos de los poemas. Son bocetos míos readaptados en dibujos por una profesional. Otros son fotografías de sitios que me han evocado esos poemas [como el Monumento de los Zapatos en Budapest que acompaña el poema A orillas del Danubio] y son imágenes transformadas digitalmente en acuarelas”, contesta.

Carrera asegura que no tiene un poema favorito. Que algunos son autobiográficos y otros hablan, de forma anónima, de personas que por un motivo u otro le han marcado. Comenta también que empezó a escribirlos para curarse. “Empecé a escribir en 2016. Tenía una serie de frustraciones personales con otras personas que no entendía cómo podían ser como eran y cómo se dedicaban por su propio ego personal a entorpecer a los demás. Tenía dos opciones: hablarlo con un psicólogo o ponerme a escribirlo. Y me pareció más interesante esto último”, confiesa. “Empecé a escribir novela policiaca, partes cortas, pequeños relatos. Con los meses se me iban ocurriendo otras ideas que no podía meter en ninguna de las novelas. Lo que hice fue anotarlas en una agenda y desarrollarlas. Por circunstancias de la vida, algunas personas cercanas las leyeron y me animaron a escribir un libro. Y el libro que podía terminar en menor espacio de tiempo era este, el de poesía. Y aquí está”, añade.

Su jornada laboral son siete horas de lunes a viernes; los entrenamientos —técnicos y físicos— le ocupan entre dos y cuatro horas diarias, dependiendo del momento de la temporada. Escribe por las noches y en los viajes a las competiciones (India, China, Brasil, Polonia...). “Me gusta escribir de noche porque, una vez acabadas todas mis obligaciones, es cuando más tranquilo estoy. Pero muchas veces escribo en los aviones: me pongo música ambiente y me abstraigo. Ese es mi momento. También muchas veces viendo series o leyendo se me vienen ideas a la cabeza y necesito parar a anotarlas y desarrollarlas”, dice.

¿En qué le cambió y ayudó escribir? “Sobre todo a liberar ideas y conceptos, y a aclararlos, porque muchas veces en mi mente había cosas que no entendía o que no era capaz de admitir”, responde. Mañana viaja a Polonia a competir en el Europeo, torneo que otorga dos billetes para los Juegos de Tokio.

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