Valencia y Athletic empatan a miedos en Mestalla
El conjunto de Javi Gracia y el de Gaizka Garitano comparten errores y firman una igualada que no despeja el mal momento de ambos equipos
Una pifia de Unai Simón, que se comió un centro de Carlos Soler, le regaló un punto a un Valencia miedica, que se pasó el tiempo acurrucado delante de Jaume, incapaz de hacer daño lejos del balón parado. Valencia y Athletic, antaño dos grandes, hoy dos equipos con el morro cabeceando, sin estabilidad y con dificultades para alcanzar la velocidad de crucero durante su vuelo en este campeonato, rivalizaron en errores en Mestalla. Dos funambulistas que caminan por el alambre y debajo no tienen red. El punto, insuficiente, ...
Una pifia de Unai Simón, que se comió un centro de Carlos Soler, le regaló un punto a un Valencia miedica, que se pasó el tiempo acurrucado delante de Jaume, incapaz de hacer daño lejos del balón parado. Valencia y Athletic, antaño dos grandes, hoy dos equipos con el morro cabeceando, sin estabilidad y con dificultades para alcanzar la velocidad de crucero durante su vuelo en este campeonato, rivalizaron en errores en Mestalla. Dos funambulistas que caminan por el alambre y debajo no tienen red. El punto, insuficiente, los mantiene cerca del descenso y alimenta sus miedos. Los dos, que van de la mano este curso, cometen errores groseros que los penalizan. Cuestionado en su puesto, Gaizka Garitano tendrá otra semana difícil.
Tanto tiempo fijándose en Dani Parejo, tanto tiempo esperando que llegara su momento como francotirador, a Carlos Soler, habitual finalizador del balón parado en las inferiores de Paterna, no le afecta el tiempo que transcurre entre que coge la pelota y la planta en el punto de penalti y el momento del lanzamiento. Las correcciones del árbitro a los jugadores que esperan en la frontal del área grande, y las quejas o los gestos del portero no alteran sus pulsaciones. Sucedió ante el Real Madrid y se repitió este sábado. Como Parejo, Soler es de Groenlandia. El caso es que el canterano convirtió la pena máxima por la que batalló Maxi Gómez. Al uruguayo, imprescindible en su equipo, lo derribó Dani García con la puntera de la bota tras un mal despeje de Yerai Alvárez, en una acción precedida por un lanzamiento al palo de Uros Racic. Quinto gol desde el punto fatídico de Carlos Soler.
Parapetado delante de Jaume, el Valencia que no tiene fe en su juego, rechaza la iniciativa y no quiere encajar más goles, perdió pronto la ventaja en el marcador. El bloque de Gracia se marchó seguro de sí mismo al descanso pero a su regreso afloraron los nervios y apareció su inexperiencia. Con problemas para amenazar la portería contraria sin recurrir a las acciones de estrategia o al balón parado, el Valencia se dejó arrinconar.
Garitano retiró a Vesga, metió en el campo a Unai López y activó a Muniain y a Williams, que cambiaron sus posiciones en el flanco de ataque. Williams, jugando arriba, retó a Lato y asustó a Diakhaby. El tanto del Athletic no se hizo esperar. El barbudo Asier Villalibre definió con clase delante de Jaume tras un centro de Yuri desde la línea de fondo. Villalibre estuvo más rápido en la acción y se adelantó a Diakhaby.
El Athletic explotó los dos costados en la segunda parte. Yuri atacó la izquierda y Muniain la derecha con el apoyo de Williams, que se descolgaba por ese costado. El planteamiento temeroso del Valencia, que seguía defendiendo muy atrás, facilitó el despliegue del grupo de Garitano que, sin apenas oposición, pisoteó con mucho ruido el área de Jaume. La metamorfosis rojiblanca era evidente. Tres minutos llevaba en el campo Raúl García cuando convirtió en gol un penalti de Racic sobre Muniain. El capitán del Athletic se zafó de Lato con facilidad, entró en el área y el serbio se equivocó, fue al suelo, y metió la pierna derribando al jugador vasco.
La primera acción de Maxi Gómez en el segundo acto provocó una falta junto al banderín de esquina. Pegado a banda como un extremo, lejos de su hábitat, Maxi desplegó, por fin, a su equipo. Recibió, controló, aguantó la pelota y sacó una falta. Carlos Soler puso el balón en el área, Unai Simón gritó puerta pero se comió el centro y Manu Vallejo, el más pequeñín de todos los que buscaban el remate, cabeceó a gol. El error, estrepitoso, del meta internacional español condenó a su equipo y lo privó de dos puntos. Enganchado al corpachón de Maxi como si fuera una goma elástica, el Valencia se estiró, pero su habitual exhibición final de pundonor no lo condujo a la victoria.