La manta corta de Guardiola y Simeone

La obsesión ofensiva del técnico del City desnuda su defensa y el empeño defensivo del rojiblanco minimiza su ataque

Diego Pablo Simeone y Pep Guardiola, en dos partidos recientes con el Atlético y el Manchester City, respectivamente.

Simeone y Guardiola viven en las antípodas futbolísticas. Los dos técnicos mejor pagados del mercado mantienen un pulso constante en el amparo de sus ideales y cada uno en su mundo encuentra obstáculos que no consiguen superar. El argentino se estrella en la búsqueda del delantero idóneo. El catalán, en la caza de centrales que encajen en su ideario de salir con el balón jugado desde atrás.

Pep acaba de cerrar por 68 millones fijos el fichaje del portugués Rubén Dias (Benfic...

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Simeone y Guardiola viven en las antípodas futbolísticas. Los dos técnicos mejor pagados del mercado mantienen un pulso constante en el amparo de sus ideales y cada uno en su mundo encuentra obstáculos que no consiguen superar. El argentino se estrella en la búsqueda del delantero idóneo. El catalán, en la caza de centrales que encajen en su ideario de salir con el balón jugado desde atrás.

Pep acaba de cerrar por 68 millones fijos el fichaje del portugués Rubén Dias (Benfica), el cuarto central desde su llegada a la Premier hace cuatro años. El Cholo busca en Luis Suárez el delantero de cabecera, como fuera Diego Costa, que permita a su equipo recuperar la senda del gol. Para el primero, el central es su primer atacante. Para el segundo, el delantero es el primer defensor.

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La manta de Tim. A ambos se les puede aplicar la teoría de Tim, el legendario técnico brasileño que hizo mundialmente famosa la frase de la manta: “El fútbol es como una manta corta. Si te tapás la cabeza te destapás los pies y si te cubrís los pies te destapás la cabeza”. Eso les ocurre a sus equipos. La ofensiva constante que predica Guardiola deja desamparados especialmente a sus centrales y el repliegue medio-bajo de Simeone deja huérfano de ayuda a su referencia de ataque.

Carragher, excapitán del Liverpool y ahora afamado comentarista televisivo, ha sido drástico: “Si Rubén Dias no funciona puede ser el fin de Guardiola en el Manchester”. En el disco duro de Pep el principio del juego es una faceta irrenunciable. Como casi todos los rivales taponan con su presión alta a sus teóricos organizadores, los mediocentros, pretende que sean sus centrales los que salgan con el balón jugado y creen superioridad desde atrás. Estaba tan bien acostumbrado en el Barça con Piqué y Puyol, la pareja perfecta, que continúa en la eterna captura de clones. No existen. En el City no encuentra la solución idónea.

En sus cuatro años de azulgrana apenas hizo experimentos. Márquez, Milito y Chygrinsky, un fichaje pedido expresamente por él y que fracasó, fueron las únicas alternativas al inmejorable tándem Piqué-Puyol. En sus tres temporadas en el Bayern (2013-16), Dante y Boateng fueron fijos en el centro de la zaga. Ante su evidente falta de recursos a la hora de la salida del juego, se inventó que fueran los laterales, Lahm y Alaba, los encargados de esa tarea. Van Buyten, Benatia (recomendado por Pep) y Badstuber eran las alternativas.

Con su llegada a la Premier, los problemas se acrecentaron. Con Otamendi y un renqueante Kompany ya en la plantilla, nada más aterrizar fichó a Stones. Un central derecho del Everton por el que pagó 55 millones. “Es el mejor jugador inglés en la salida del balón”, argumentó el técnico. Después de un buen primer año, las lesiones le han impedido demostrarlo.

En esa primera temporada 2016-17, entre Liga y Champions, Guardiola utilizó siete jugadores en la posición de central: Otamendi, Stones, Kompany, Kolarov, Clichy, Sagna y Adarabioyo. En el curso siguiente, en el mercado de invierno fichó a Laporte, del Athletic, por 65 millones, récord entonces para un defensa. El desfile por la demarcación fue aún mayor: Otamendi, Kompany, Stones, Laporte, Mangala, Danilo, Fernandinho, Adarabioyo y Walker. De todo un poco: centrales, laterales, mediocentros…

En la campaña pasada, Guardiola, insatisfecho con el rendimiento de sus centrales puros en la faceta organizativa, apostó directamente por los mediocentros. Fernandinho jugó entre la Champions y la Premier 31 partidos en el centro de la zaga y Rodri apareció en tres ocasiones. La gran novedad fue el salto de Eric García desde el filial. Contra el Crystal Palace llegó a jugar con dos mediocentros, Fernandinho y Rodri, de centrales… y posicionados a 40 metros de su portería. Para intentar recuperar el equilibrio táctico y olvidarse de más experimentos, Pep ha fichado esta temporada otros dos centrales: un zurdo, Aké, del Bournemouth, por 45 millones, más Rubén Dias, diestro, 68, que se unen a Stones y Laporte.

Kun-Forlán, última pareja. Los dolores de Simeone están más arriba, en el delantero centro. Desde que llegó al banquillo rojiblanco en diciembre de 2011 ha visto desfilar a Falcao, Diego Costa (dos etapas), Adrián, Villa, Mandzukic, Fernando Torres, Raúl Jiménez, Jackson Martínez, Vietto, Gameiro, Morata y Kalinic… y sin embargo su atacante más regular y goleador ha sido Griezmann, que no es un ariete al uso.

Rara vez ha jugado el técnico con dos puntas natos. Por detrás de la referencia, han pasado, además del omnipresente Griezmann, Arda, Raúl García, Correa, Carrasco, João Felix, Marcos Llorente… El último ejemplo de su prejuicio contra los dos delanteros puros se dio la temporada pasada con Costa y Morata. El enigma ahora es saber si se atreverá a poner al brasileño con Luis Suárez o seguirá apostando por una referencia clara y un mediapunta al lado.

El último entrenador atlético que jugó con dos delanteros específicos fue Quique Sánchez Flores, que apostó por el tándem Kun-Forlán (2009-11). “Eran compatibles aunque tuvieran características diferentes. Los dos tenían gol, amenaza. Kun jugaba siempre para adelante, velocidad, llegada, desborde, y Forlán tenía mucha pegada pero también tenía más fútbol. Era capaz de retrasarse, quedarse más la pelota, combinar, jugaba más. No teníamos dos postes arriba… Eso sí nos costó. Hubo que trabajar mucho, no solo con ellos, también Reyes y Simao tenían que entender que formaban parte del entramado defensivo”, explica Quique. “El Atleti ha jugado poco con dos delanteros porque no domina el juego en campo contrario. Defiende más en bloque medio-bajo y no acumula muchos hombres en el área rival. Lo suyo son las salidas rápidas, por eso se refuerza más con un segundo delantero que es un centrocampista con más trabajo. El ejemplo más claro es Marcos Llorente. Sin balón se mete en el centro del campo con salida”, añade.

Quique piensa que con Luis Suárez, Simeone sí puede jugar con dos arriba. “Suárez y Costa son diferentes y compatibles. No es el mismo caso que el de Morata, que era más parecido a Costa. Pueden jugar juntos. Sería la versión más ofensiva con João Félix cayendo a una de las bandas”.

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