El relato de la NBA
La competición, uno de los mejores productos que existen, es un espectáculo atractivo a nivel global
La NBA es uno de los mejores productos que existen. Más allá del ámbito deportivo, la competición ha desarrollado un relato que la ha convertido en un espectáculo atractivo a nivel global. Hablan los números: en la temporada 2018-2019, los ingresos por publicidad de la competición fueron 1.083 millones de euros. Las franquicias, por su parte, sumaron más de ocho mil millones de euros. El valor de Los Ángeles Lakers, los New York Knicks o los Golden State Warriors superaba a inicios de 2020 los 4.000 millones de euros. Pocas competiciones han generado iconos con tanto alcance internacional: Mic...
La NBA es uno de los mejores productos que existen. Más allá del ámbito deportivo, la competición ha desarrollado un relato que la ha convertido en un espectáculo atractivo a nivel global. Hablan los números: en la temporada 2018-2019, los ingresos por publicidad de la competición fueron 1.083 millones de euros. Las franquicias, por su parte, sumaron más de ocho mil millones de euros. El valor de Los Ángeles Lakers, los New York Knicks o los Golden State Warriors superaba a inicios de 2020 los 4.000 millones de euros. Pocas competiciones han generado iconos con tanto alcance internacional: Michael Jordan, Magic Johnson, Kobe Bryant o Lebron James son figuras mundialmente conocidas y las camisetas de tirantes con sus nombres se pueden ver en cualquier rincón del planeta.
Pero no siempre fue así. Tuvo que pasar más de medio siglo desde que el canadiense James Naismith inventara el baloncesto en 1891 para que un proyecto sólido de liga estadounidense se convirtiera, en 1946, en el embrión de la actual NBA. En Fragmentos de un sueño el periodista Iván Libreros y el sociólogo Jacobo Correa diseccionan el camino que ha seguido el baloncesto en Estados Unidos para llegar al momento actual.
Hoy, todo parece formar parte de un plan, pero fueron necesarios muchos visionarios haciendo numerosas cosas brillantes. Como Robert Joseph Cousy, nacido en 1928. Dedicó sus primeros años de vida a jugar y divertirse, y a trapichear con objetos robados. Descubrió el baloncesto, pero no era ningún as. Con 13 años, se rompió el brazo derecho, lo que lo obligó a practicar con el izquierdo. Su dominio de ambos brazos lo convirtió en un jugador futurista. Y ya se sabe que ese tipo de jugador no suele gustar mucho a los entrenadores, pero sí al público. Tras él, llegó Bill Rusell. La suma de talentos permitió al equipo de Boston dominar la competición durante las dos primeras décadas. Después, irían llegando nuevos capítulos, con otros ídolos y nuevos equipos hegemónicos. El sueño de la NBA se renueva con la regularidad necesaria para mantenerlo vivo.