La doble reconquista de Mirotic
El icono culé, ante el objetivo de devolver al Barça un título que él perdió justo antes de ir a la NBA
El último partido de Nikola Mirotic como jugador del Real Madrid antes de marcharse a la NBA coincidió con la que es, hasta la fecha, la última conquista liguera del Barça. Han pasado seis años de aquel triple de Lampe desde el rincón de la pista, que culminó el 18º alirón culé y remató al equipo de Laso. Este martes, ante el Baskonia (20.00, #Vamos), el hispano-montenegrino intentará recuperar aquella Liga perdida y darle al club azulgrana el título que no ha podido ganar desde entonces. “Vine para jugar estos partidos. Se trata de devolver al Barça a lo más alto. El MVP no vale para nada si ...
El último partido de Nikola Mirotic como jugador del Real Madrid antes de marcharse a la NBA coincidió con la que es, hasta la fecha, la última conquista liguera del Barça. Han pasado seis años de aquel triple de Lampe desde el rincón de la pista, que culminó el 18º alirón culé y remató al equipo de Laso. Este martes, ante el Baskonia (20.00, #Vamos), el hispano-montenegrino intentará recuperar aquella Liga perdida y darle al club azulgrana el título que no ha podido ganar desde entonces. “Vine para jugar estos partidos. Se trata de devolver al Barça a lo más alto. El MVP no vale para nada si no ganas la Liga”, sentenció el icono del conjunto de Pesic. Será la cuarta vez que Barça y Baskonia peleen por alzar el trofeo de campeón, con un balance de 1-2 para los vitorianos, que remataron sus dos conquistas por 0-3. Esta vez a partido único y a puerta cerrada, uno de los dos contendientes se reconciliará con un palmarés esquivo para los culés desde aquel 2014 tan especial para Mirotic.
El ala-pívot, de 2,08 metros y 29 años, fue elegido en el puesto 23 del draft de 2011 por los Houston Rockets, que traspasaron sus derechos a Chicago. En aquel momento, Mirotic confesó no sentirse preparado para la aventura americana y los Bulls tampoco tuvieron prisa. Sin embargo, tres años después, la franquicia le reclamó con premura para completar un ambicioso proyecto junto a Pau Gasol, Derrick Rose y Joakim Noah, con Tom Thibodeau de entrenador. Sintió aquella llamada como el tren que pasa una sola vez en la vida, despejó las dudas y se decidió a hacer las Américas, donde le comparaban con su ídolo, Dirk Nowitzki. Aquel curso, su excelencia lideró la trayectoria del Madrid de los récords, que permaneció cuatro meses invicto, encabezó las estadísticas en la Liga Endesa y la Euroliga, y alcanzó el MVP de la Copa. Pero, en el tramo final, sumó las decepciones de perder las finales de la Euroliga y la Liga y también el debate nacional con Ibaka por estar en el Mundial con España.
Su gran alegría aquella primavera fue el nacimiento del primero de sus dos hijos. A ellos apeló hace un año para explicar el porqué decidió desandar el camino tras cinco temporadas en la NBA (Chicago, Nueva Orleans y Milwaukee). “Necesitaba tener estabilidad familiar, pasar tiempo con mis hijos, sin esa locura de la vida americana. Mi familia es mi prioridad”, relató a su llegada a Barcelona después de un fichaje sorprendente. Mirotic estaba veraneando en Grecia, como agente libre, y sus representantes cerraron una importante oferta. Los Jazz de Utah le ofrecían un contrato de 45 millones de dólares por tres años. Pero, en la misma puerta de embarque rumbo a Utah, se dio la vuelta. Su apuesta era el Barça, que le convirtió en el jugador mejor pagado de Europa: 26 millones por cuatro campañas; la mayor inversión en la historia de la sección azulgrana. “Quería volver a Europa en los mejores años, no con 33 ó 34, a punto de retirarme. Quiero marcar una época aquí”, explicó en su presentación.
“Mirotic es nuestro estandarte, nuestro buque insignia, el jugador que queremos que tenga el balón en los momentos importantes”, le definió hace unos días Oriola, remarcando la veneración y dependencia que la plantilla tiene hacia él. Niko devolvió el gesto dedicando el MVP del curso a sus compañeros y, especialmente, “al público del Palau”, dijo. “Me han acogido fenomenal desde el principio. Pensaba que les iba a costar por mi pasado. Pero ellos vieron mi entrega y mi ilusión por este escudo y me dieron su cariño”, señaló. “No vine para demostrar nada a nadie, vine para disfrutar del baloncesto. Ahora estamos donde queremos. Me criticaron mucho por venir, pero ha valido la pena”.