Así viven su tercera cuarentena los españoles del equipo de fútbol de Wuhan
Los nueve miembros del club chino, que fueron repatriados desde el primer epicentro de la crisis del coronavirus, ya piensan en cómo será cuarto proceso de aislamiento consecutivo a su regreso al país
Hay nueve españoles a los que el estallido de la crisis del coronavirus les pilló en el peor lugar posible. Se trata de nueve de los 22 españoles que trabajan en el Wuhan Three Towns FC, un equipo de fútbol de reciente creación que milita en la tercera división china. Hace unos meses se vieron atrapados en el que por aquel entonces era el principal foco de contagio del Covid-19. Y, aunque finalmente consiguieron salir, su relación con el virus todavía no ha terminado. “Estamos repitiendo una histo...
Hay nueve españoles a los que el estallido de la crisis del coronavirus les pilló en el peor lugar posible. Se trata de nueve de los 22 españoles que trabajan en el Wuhan Three Towns FC, un equipo de fútbol de reciente creación que milita en la tercera división china. Hace unos meses se vieron atrapados en el que por aquel entonces era el principal foco de contagio del Covid-19. Y, aunque finalmente consiguieron salir, su relación con el virus todavía no ha terminado. “Estamos repitiendo una historia que ya hemos vivido”, reflexiona uno de ellos, el sevillano Pedro Morilla, director deportivo del club chino, ahora en Girona.
A Morilla y el resto de miembros del Wuhan les dieron vacaciones el 22 de enero. “Muchos compañeros del club tenían programados viajes, por lo que se fueron del país ese mismo día, pero nosotros nos quedamos y al día siguiente por la mañana nos levantamos con la noticia de que habían cerrado la región”, rememora Morilla, que en julio de 2019 puso rumbo al país asiático después de haber formado parte de la secretaría técnica del Betis y de haber entrenado al filial y al primer equipo del Granada en 2017.
Tras pasar ocho días de cuarentena en la ciudad china, el 31 de enero los nueve fueron repatriados por el Gobierno español junto a otros 12 españoles más que permanecían en Wuhan. “Cuando nos dijeron que volvíamos fue un alivio porque veíamos que la situación allí se complicaba por momentos y queríamos estar con nuestras familias”. Al llegar a España, todos los viajeros que integraban ese vuelo ingresaron inmediatamente en el Hospital Gómez Ulla, en Madrid, donde iniciaron una nueva cuarentena de 14 días. Ninguno de ellos resultó estar infectado y el 13 de febrero pudieron volver a sus casas. Lo que no podían esperar era que, a su salida, se encontrarían el mismo problema en su propio país.
“Por lo que ya habíamos vivido en Wuhan, pensábamos que podría acabar afectando en cualquier lado, pero no con esta magnitud”, explica desde su casa en Madrid Óliver Cuadrado, entrenador de porteros de la cantera del club.
Ahora que en China se da por superada la peor fase de la crisis y que incluso se empieza a hablar del reinicio de las competiciones deportivas, ellos se resignan y contemplan cómo España afronta en estos momentos los mismos problemas de los que trataron de escapar. “Allí fueron más drásticos, se lo tomaron todo en serio desde el primer momento. Wuhan se convirtió en una ciudad fantasma y ahora, por lo que se está diciendo y por cómo está evolucionando, parece que dentro de poco la ciudad volverá a abrirse y se retomarán las competiciones en el país”. Ellos, sin embargo, no saben cuándo podrán volver. “Ya vamos por la tercera cuarentena distinta, aunque al menos ahora estamos en casa”, dice Cuadrado. Su confinamiento, sin embargo, será mucho más largo. “Cuando nos dejen volver, iremos de cabeza a por la cuarta cuarentena. Tendremos que pasar otros 14 días aislados en China, seguro”, asume Cuadrado.
Mientras esperan su llegada, en el Wuhan empiezan a retomar la actividad. “El cuerpo técnico del primer equipo, que también es íntegramente español, estaba fuera de Wuhan cuando cerraron la región. Han volado a otra zona de China donde se han reunido con los 13 jugadores de la plantilla que no son de Wuhan y han pasado una cuarentena, por lo que ahora van a empezar ya la pretemporada. Cuando abran Wuhan, podrán empezar a incorporarse los demás”, dice Morilla. Mientras tanto unos y otros siguen en contacto desde la distancia.
“Echamos de menos el verde y el balón. Estamos acostumbrados a hacer muchísimo trabajo de campo, a estar en faena todos los días, y llevamos más de dos meses fuera. Se hace duro. Llevamos ya mucho tiempo con el teletrabajo, incluso cuando fuimos aislados en el Gómez Ulla estábamos con los ordenadores preparando sesiones, pero al final son inevitables los momentos de bajón”, profundiza Cuadrado, que antes de fichar por el club chino trabajó con el primer equipo del Leganés.
Un campus con 107 niños en Barcelona
“En el Wuhan, están también muy preocupados porque hay 107 niños de la región que viven en Barcelona”, explica Morilla. El club, fundado hace cinco años, cuenta con un proyecto muy ligado a España. Con solo 13 años, los jóvenes que destacan futbolísticamente en Wuhan se desplazan a Barcelona, donde se federan y compiten en las categorías regionales de Cataluña para formarse como futbolistas hasta que cumplen los 18. “Cuando en Wuhan comenzaron a ver que la situación en España empeoraba, el club y los padres nos pidieron que salieran de Barcelona. Se buscaron unas instalaciones en una zona apartada en Girona, donde están siguiendo con su día a día y trabajando a nivel académico con normalidad a la espera de que todo se solucione”, abunda el director deportivo, que la semana pasada abandonó Granada para desplazarse a acompañar a los niños. “Esperemos que sea cuanto antes”, concluye.