¡Sonrían por favor!

Mucha culpa de la remontada del Liverpool la tiene la sonrisa de Klopp. Siempre ha sonreído, incluso tras el 3-0 del Camp Nou

Jurgen Klopp tras eliminar al Barça.PHIL NOBLE (REUTERS)

Resistir y creer. Ahora que ya han pasado un par de días y podemos pensar tranquilamente: ¿qué probabilidades había de remontar un 3-0 al Barça? ¿Y quién iba a pensar que en 45 minutos se marcarían 3 goles y se daría la vuelta a la eliminatoria? Y lo más difícil: ¿que ambas cosas pasasen en dos días seguidos entraba en algún plan que no fuese el del destino? Una vez más el fútbol nos recuerda que TODO es p...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Resistir y creer. Ahora que ya han pasado un par de días y podemos pensar tranquilamente: ¿qué probabilidades había de remontar un 3-0 al Barça? ¿Y quién iba a pensar que en 45 minutos se marcarían 3 goles y se daría la vuelta a la eliminatoria? Y lo más difícil: ¿que ambas cosas pasasen en dos días seguidos entraba en algún plan que no fuese el del destino? Una vez más el fútbol nos recuerda que TODO es posible, siempre, hasta el final. Pero para ello hay que resistir. Me parece que el resistir es una de las cosas más difíciles de enseñar, sobre todo porque no depende del que lo enseña o demanda sino del que lo adquiere y lo hace suyo. Los grandes deportistas resisten, las grandes hazañas se consiguen resistiendo. Por suerte, ahora tenemos unas semifinales de Champions que mostrar a los más pequeños para acercarles el concepto. Resistir y creer, esa ha sido la clave de estas dos remontadas.

Más información

La identidad de Klopp. Mientras que el Barça pierde poco a poco su identidad, el Liverpool la conserva y ahora con Jürgen Klopp en el banquillo incluso más, porque a esa identidad se le suma la convicción que transmite el técnico alemán a sus jugadores. Entrenar y ser entrenador engloba muchas cosas: entrenamientos, diseño de tareas, análisis de partidos, gestión de grupo y de personas, el discurso en las ruedas de prensa... Incluso con las bajas que tenía el Liverpool (Salah y Firmino, y Robertson durante el partido) siempre han creído en el proceso y se han centrado en el rendimiento más que en el resultado. Ese es el gran éxito de Klopp, quien hace tres años se hacía cargo de un equipo perdido y que no jugaba a nada y ahora lo lidera a su segunda final de Champions consecutiva, además de luchar por la Premier hasta el último partido. Y en todo esto mucha culpa la tiene su sonrisa, y no lo digo en broma, él ha sonreído siempre y también después del 3-0 del Camp Nou. Queridos técnicos, en momentos de tensión y cuando todo parezca ir mal, ¡sonrían!

Las lágrimas de Pochettino. Lo que emociona y hace llorar a Mauricio Pochettino es lo mismo que convierte al fútbol en el deporte rey, en el más seguido, el más visto, el más conocido. Una remontada, un gol en el último suspiro... vivir un momento así es algo único y difícil de explicar para quien no lo haya visto y sentido. Son momentos, sentimientos y emociones que nos regala el fútbol y solo el fútbol, y sí, es lo “más importante de lo menos importante” pero... que no nos falte nunca. Además de las lágrimas, Pochettino movió fichas, hizo ajustes que cambiaron el partido (como ya lo había hecho en el encuentro de ida), como la entrada de Llorente para saltar la línea de presión, jugar desde segundos balones y empezar a generar más peligro. El impacto del técnico argentino, ya no solo en el equipo, sino en toda la institución, es brutal. Su mensaje está en sintonía con el club y su proyecto, como dijo esta semana en una entrevista en este periódico: “Prefiero pelear por algo que puede ser histórico, único, y que tengo muchas dudas de que lo pueda conseguir. Seguro. ¡Pero cuidado con que lo consigamos! Porque es un hecho único”. El desenlace final, el 1 de junio en Madrid.

Archivado En