Bautista se gana los cuartos y patinazo de Federer

De un maratón a otro, poniéndolo todo sobre la mesa y reventando pronósticos, Roberto Bautista desembarcó en los cuartos de final del Open de Australia después de otro ejercicio de coraje y templanza. El de Castellón, de 30 años, superó este domingo al croata Marin Cilic (6-7, 6-3, 6-2, 4-6 y 6-4, en 3h 58) y rompió su techo en los Grand Slams: tras alcanzar nueve veces los octavos, por fin se hizo un hueco en el tramo dulce de un major. En el mejor momento de su vida deportiva, tendrá enfrente al griego Ste...

De un maratón a otro, poniéndolo todo sobre la mesa y reventando pronósticos, Roberto Bautista desembarcó en los cuartos de final del Open de Australia después de otro ejercicio de coraje y templanza. El de Castellón, de 30 años, superó este domingo al croata Marin Cilic (6-7, 6-3, 6-2, 4-6 y 6-4, en 3h 58) y rompió su techo en los Grand Slams: tras alcanzar nueve veces los octavos, por fin se hizo un hueco en el tramo dulce de un major. En el mejor momento de su vida deportiva, tendrá enfrente al griego Stefanos Tsitsipas: 6-7, 7-6, 7-5 y 7-6 a Roger Federer, descarrilado de nuevo en un gran marco.

Viene Bautista de protagonizar un magnífico arranque de curso y redimensionándose, deseoso de pasar página después de un año horrible –perdió a su madre la semana previa a Roland Garros– y encaminándose hacia la zona noble del circuito, viejo objetivo que se le ha ido resistiendo conforme más cerca lo tenía. Ahora, el español goza en la pista y escapa de un atolladero tras otro: primero fue Andy Murray, en el adiós australiano del británico, quien sabe si también a los grandes escenarios; luego, John Millman; también apagó a Karen Khachanov. Y así hasta plantarse ante Cilic, otro test de altura.

El croata, campeón de un Grand Slam, también cedió ante el tenis corrosivo de Bautista, un chico tímido y parco en palabras que prefiere expresarse a partir de la raqueta. Estos días lo está haciendo estupendamente, de fábula, y de momento se ha ganado el derecho a soñar. Hace dos semanas levantó el trofeo de Doha como un buen anticipo y en Melbourne avanza a la heroica. En los cuatro duelos que ha resuelto hasta ahora ha invertido la friolera de 14h 03m, espinosos todos ellos, en cualquier caso muy bien solventados por un tenista meritorio que prefiere actuar desde la sombra.

“He encontrado los pasos a seguir, una forma de ser duro contra los rivales”, decía después batir a Cilic, en declaraciones al canal Eurosport; muy satisfecho, pero siempre comedido y prudente, porque así lo es. Va ganando colmillo el castellonense, que en este inicio de temporada ya ha apeado a otros rivales de la talla de Stan Wawrinka o Novak Djokovic, y en Australia avanza con la lección bien aprendida y un nuevo librillo en la mano que le está aportando unos resultados brillantes.

El talento griego y el regreso a Roland Garros

Contra Cilic supo interpretar otra vez el manual. Remontó el primer parcial, pegó un tirón doble y pese a que el balcánico se rebelase en la cuarta manga, se recompuso en la quinta. Apretó y fue exigiéndole, multiplicando sus errores (73) y contrarrestando el saco de golpes (65 winners y 17 aces) con una estrategia superior. Solidez y mente fría; y también tiros ganadores (44), porque los tiene. Poco a poco, a cocción lenta, fue ablandando la coraza del croata y se llevó un premio más que merecido. Bingo.

Bautista, por fin, saborea los cuartos de un grande.

No lo hará esta vez Federer, noqueado por el impetuoso Tsitsipas. El joven griego viene pisando fuerte desde el curso pasado –título en Estocolmo, finalista en Barcelona y Montreal, y ganador de las Next Gen Finals– y a sus 20 años se asoma como uno de los tenistas más prometedores. Tumbó en en 3h 45m a Federer, para el que la derrota tiene un peaje extra. El campeón de las dos últimas ediciones  quedó eliminado y perdió 1.820 puntos, por lo que descenderá hasta el sexto puesto del ranking de la ATP. Las sensaciones, por tanto, se constatan: los torneos de dos semanas se le empiezan a hacer demasiado largos.

Sin embargo, en su comparecencia ante los periodistas, el de Basilea (37 años) confirmó que participará en la próxima gira de tierra. Es decir, dos años después, regresará a París. “Estoy en una fase en la que quiero divertirme y lo echo de menos. No creo que esta vez sea necesario un descanso largo. Jugaré en Roland Garros, quiero volver ahí”, manifestó el campeón de 20 grandes, que no logró convertir una sola opción de break de las 12 que dispuso. “Stefanos lleva un año y medio muy bueno. Me ha ganado a mí, a Djokovic, a Anderson, a Zverev... Definitivamente le veo en lo más alto del tenis durante mucho tiempo”, se despidió con la misma elegancia de siempre.