Croacia celebró como si hubiese ganado

La multitud en Zagreb recibe la derrota en Moscú como una victoria

Vista general de la planza Josip Ban Jelacic de Zagreb. Srdjan Stevanovic (Getty )

Un largo aplauso estalló en las calles de Zagreb justo después del pitido que marcó el final del partido. La derrota 4-2 contra Francia en la final de la copa del mundo no logró arruinar el ambiente en la capital croata. Al revés, las decenas de miles de personas que se habían concentrado ante una pantalla gigante celebraron a sus jugadores mientras recibían la medalla por su segundo puesto y el capitán Luka Modric era nombrado mejor jugador de la competición.

“Es una pena que no hayan ganado, aunque han jugado muy bien y personalmente estoy satisfecha con el resultado”, comentaba Ana a...

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Un largo aplauso estalló en las calles de Zagreb justo después del pitido que marcó el final del partido. La derrota 4-2 contra Francia en la final de la copa del mundo no logró arruinar el ambiente en la capital croata. Al revés, las decenas de miles de personas que se habían concentrado ante una pantalla gigante celebraron a sus jugadores mientras recibían la medalla por su segundo puesto y el capitán Luka Modric era nombrado mejor jugador de la competición.

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“Es una pena que no hayan ganado, aunque han jugado muy bien y personalmente estoy satisfecha con el resultado”, comentaba Ana al final del partido antes de bromear: “¡Tal vez con una prórroga hubiésemos podido recuperarnos y ganar!”. Durante el partido, los croatas pensaban que el milagro era posible. Para esta final, los hinchas llegaron desde todo el país: la compañía nacional de ferrocarriles puso a la venta billetes a precios ridículos.

El partido con Francia tenía una gran carga simbólica.Veinte años después de la derrota ante Francia en la semifinal de la Copa del Mundo de 1998, los croatas tenían ganas de revancha. “¡Franceses! Vamos a hacer un guiso de gallo”, tituló uno de los principales tabloides del país, 24 sata, la víspera del partido. Veinticuatro horas más tarde, los Vatreni, los once “ardientes” del equipo croata, perdieron, pero no fue un momento de tristeza. Petardos, bengalas, caravanas de coches: Croacia celebró como si hubiese ganado.

Desde el principio del campeonato, este pequeño país de 4 millones de habitantes ha vibrado al ritmo del fútbol. Los comercios han registrado ventas históricas de cerveza y cevapi, las célebres salchichas balcánicas, mientras que las tiendas de souvernirs han agotado sus existencias de camisetas de Modric o de Rakitic.

La euforia del mundial ha llegado incluso a las instituciones. Tras la victoria contra Inglaterra, el pasado miércoles, el Consejo de Ministros se reunió vestido con la camiseta nacional, un damero blanco y rojo, mientras que el primer ministro Andrej Plenkovic, anunció la construcción de un nuevo estadio, con capacidad para acoger competiciones internacionales.

Este lunes el equipo nacional llega a Zagreb y se esperan 150.000 personas para celebrar el mejor resultado de la historia del fútbol croata.

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