Fernando Alonso descubre la noche de Le Mans y se coloca en la ‘pole’ provisional

El coche del asturiano marca el mejor tiempo gracias a la vuelta de Nakajima y se pone líder de una clasificación que puede cambiar en las dos tandas del jueves

Fernando Alonso rueda en los libres de Le Mans.JEAN-FRANCOIS MONIER (AFP)

La estampa del atardecer en la Sarthe, la sensación de velocidad en una carretera real, los árboles, la historia. Fernando Alonso experimentó en Le Mans lo que el simulador nunca le dará y descubrió por primera vez en el trazado su atmósfera más especial: la noche. Nunca antes había rodado el asturiano en su oscuridad y para estrenarse completó 11 vueltas de clasificación. Su coche, el número 8 de Toyota, se colocó además en la pole provisional de las 24 Horas de Le Mans gracias a la vuelta rápida marcada por su compañero Nakajima (3m 17,27). El jueves se disputarán dos tandas más en ...

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La estampa del atardecer en la Sarthe, la sensación de velocidad en una carretera real, los árboles, la historia. Fernando Alonso experimentó en Le Mans lo que el simulador nunca le dará y descubrió por primera vez en el trazado su atmósfera más especial: la noche. Nunca antes había rodado el asturiano en su oscuridad y para estrenarse completó 11 vueltas de clasificación. Su coche, el número 8 de Toyota, se colocó además en la pole provisional de las 24 Horas de Le Mans gracias a la vuelta rápida marcada por su compañero Nakajima (3m 17,27). El jueves se disputarán dos tandas más en la que todo puede cambiar, ya que el piloto que haga la vuelta más rápida colocará a su coche en la primera posición para arrancar la emblemática carrera este sábado a las 15.00. El otro Toyota, el número 7 de Conway, Kobayashi y Pechito López, fue el más rápido en los libres, pero fue finalmente segundo.

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"Hemos tenido dos buenas sesiones, la del día probando algunas cosas, sobre todo los neumáticos en diferentes temperaturas. Toda la información que teníamos del test de hace dos semanas era con un circuito mucho más caliente, con sol y calor", explicó Alonso tras concluir la jornada, ya de madrugada. "Y luego en la noche intentamos dar las vueltas mínimas para clasificarnos y sobre todo tener alguna referencia, algún punto de frenada. Hay algunas curvas que de noche se ven mucho menos", añadió el asturiano, que probablemente en la carrera solo tendrá que hacer un relevo en la oscuridad.

Si en la clasificación el más rápido fue el coche 8, un rato antes el 7 de Toyota había liderado los únicos libres de la semana. Finalizadas las pruebas, llegó el fuego real y a las 22.00 los motores se encendieron para la crono. En el prototipo de Alonso el primero en subirse fue Nakajima, que en su segunda vuelta marcó el tiempo más rápido de toda la noche y tras cuatro giros cedió el testigo a Buemi, el tercero del elenco. En la 13ª llegó el turno para el asturiano, que poco a poco fue bajando su tiempo, aunque no llegara a batir a sus compañeros. Ya fuera del coche, el español reconoció que la pole la marcaría algún japonés: Kobayashi en el otro coche o Nakajima en el suyo. Eso si no aparece la lluvia, que podría dar por definitivo el tiempo de este miércoles.

Alonso estaba deseando rodar en la noche de la Sarthe, aunque ya hubiera probado el prototipo en condiciones parecidas en los test de Portimao o en Aragón. El embrujo de Le Mans parece haberle encandilado desde que pisó suelo francés, horas después de abandonar Canadá tras un nuevo tropiezo de en el Mundial de F-1, su segundo abandono consecutivo. Nada más llegar, pasó las verificaciones en el centro de la ciudad, algo que le mostró la magia y la tradición de la carrera. “Cuando vives esos momentos por primera vez, sientes lo especial que es este tipo de carreras", proclamó un día después de hacerse la foto oficial junto a los 179 pilotos, 60 equipos, que competirán en la mítica carrera.

Como ya hiciera el año pasado con Indianápolis, Alonso vuelve a encontrar fuera de la Fórmula 1 retos que alimentan su hambre de victorias. Él, aún así, insiste públicamente en que no está en Le Mans porque no sea competitivo en la disciplina que lo encumbró como campeón del mundo en dos ocasiones. Su relato siempre ha sido el de la triple corona, esa que solo ha logrado un piloto, Graham Hill, y que consiste en sumar el GP de Mónaco de F-1, que ya tiene, las 500 Millas de Indianápolis, que intentó sin éxito el año pasado, y Le Mans, su reto inmediato. “Es especial, pero no solo es la triple corona, sino también ganar el WEC (Mundial de resistencia). Lideramos el campeonato después de Spa y esta carrera es extremadamente importante, aunque también la tendremos en 2019. En la Supertemporada hay tres desafíos: dos Le Mans y un WEC. A ver si podemos ganar uno de ellos o los tres”, aventuró el ovetense.

Alonso contará con algunas circunstancias que pueden propiciar su corona en Le Mans. La primera es que corre en el equipo favorito, Toyota, la única marca que queda en la categoría reina de prototipos tras la marcha de Porsche y Audi. y el único equipo con tecnología híbrida. Solo el otro coche, el número siete, puede discutirle las victorias, aunque una lucha entre ambos es difícil en una modalidad donde imperan las órdenes de equipo. "La gente no se da cuenta de lo rápido que son nuestros rivales", exclamaba, sin embargo, el asturiano el miércoles por la mañana. Podría ir en su contra, además, que la lluvia solo apareciera en carrera sin darle la oportunidad de probar. "Ya nos apañaremos", apreció el de Toyota, que también tendrá que enfrentarse a un denso tráfico formado por cuatro categorías: dos de prototipos, LMP1, donde corre Toyota, y LMP2; y dos de GT: GTE Pro, clase donde se enfrentan Antonio García (Corvette) y Miguel Molina (Ferrari 488).

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