Neymar en versión PSG patina en su primera prueba con Brasil

El delantero vuelve a confundir protagonismo con individualismo. El seleccionador Tite disculpa su gris actuación por la buena defensa de Ecuador

Neymar decepciona con juego individualista contra Ecuador.Reuters

En el primer partido con Brasil tras su marcha al PSG, Neymar estuvo lejos de ser el mismo jugador que se propulsó  en la selección tras la llegada de Tite al banquillo. Brasil derrotó 2-0 a Ecuador en Porto Alegre, en las eliminatorias para el Mundial -la canarinha ya estaba clasificada-  con goles del barcelonista Paulinho y del aspirante a la camiseta azulgrana Philippe Coutinho, que no jugó de salida. Neymar estuvo flojo tras cambiar su posición en el campo y la actitud que hasta ahora venía mostrando con Brasil. En vez de caer más por el lado izquierdo, jugó de forma semejante a la que ha mostrado en sus inicios en el equipo francés. Con libertad total para moverse, tan pronto se iba a la otra banda como aparecía por el centro o volvía para buscar el balón en el sector defensivo. Su desempeño estuvo muy por debajo del que había mostrado en la selección cuando aún jugaba en el Barcelona y pecó de  exceso de individualismo al elegir el regate en jugadas que pedían un último pase. Neymar no fue Neymar. Y en contra de lo habitual ni marcó ni participó en ninguno de los goles.

Con solo tres partidos en el París Saint-Germain, aún es pronto para decir que el cambio de aires haya afectado a su fútbol. Pero quedó claro que la versión Neymar “libre, ligero y suelto”, sin obligaciones tácticas, le hizo perder el sentido colectivo que había perfeccionado tras la llegada de  Tite. Más individualista, en consecuencia se vio más cazado por los marcadores y volvió a demostrar un comportamiento que parecía haber dejado atrás, irritándose en lances triviales. En uno de ello...

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Con solo tres partidos en el París Saint-Germain, aún es pronto para decir que el cambio de aires haya afectado a su fútbol. Pero quedó claro que la versión Neymar “libre, ligero y suelto”, sin obligaciones tácticas, le hizo perder el sentido colectivo que había perfeccionado tras la llegada de  Tite. Más individualista, en consecuencia se vio más cazado por los marcadores y volvió a demostrar un comportamiento que parecía haber dejado atrás, irritándose en lances triviales. En uno de ellos, aún en el primer tiempo, protagonizó una entrada dura e innecesaria al lateral Velasco que le reportó una tarjeta amarilla, la quinta en estas eliminatorias suramericanas. También sobreactuó al simular faltas y hasta un penalti,  en el segundo tiempo, solemnemente ignorado por el árbitro.

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Al final de un partido sin brillo de su principal estrella, Tite atribuyó su gris desempeño al esfuerzo defensivo de los ecuatorianos, que en en ningún momento renunciaron a sus dos líneas de cuatro jugadores en la defensa. “Debido a los marcajes muy bien ejecutados por Ecuador, Neymar solo conseguía recibir el balón libre muy atrás. En el segundo tiempo, hicimos un ajuste táctico y subimos los laterales. Con eso, no solo Neymar, sino también Willian y Gabriel Jesus, mejoraron su producción”, justificó el entrenador brasileño, que también explicó por qué perrmitió a Neymar cambiar constantemente de posición. “El intercambio de posiciones entre Willian y Neymar es una orientación nuestra para que los futbolistas creativos tengan libertad de jugar donde se sientan mejor en determinados momentos del partido”. Antes de dejar el estadio, el delantero reconoció que tuvo dificultades: “Fue un partido diferente al que estábamos acostumbrados. Ecuador marcó muy atrás. Pero lo importante es que conseguimos la victoria.”

En marzo, cuando Neymar celebraba su buen momento tanto en el Barça como en la selección, que entonces confirmó su clasificación anticipada para el Mundial, el futbolista aseguraba que había madurado, consciente de la necesidad de un juego más colectivo, y comprendido la importancia de no caer en provocaciones de los adversarios. Ante Ecuador, la estrella del PSG pareció haber olvidado la lección. Brasil pierde fuerza siempre que Neymar confunde protagonismo con individualismo. Ahora tendrá la oportunidad de probar el próximo martes, contra Colombia, que la regresión al modo inmaduro de jugar fue solo un lapso pasajero y no una costumbre adquirida en tierras parisinas.

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