Neymar aumenta la presión hacia la junta de Bartomeu

El exazulgrana y el expresidente Laporta critican a una directiva amenazada por la moción de censura de Benedito

Bartomeu, durante la presentación de Paulinho. LLUIS GENE (AFP)

A Josep Maria Bartomeu no hay quien le quite la sonrisa, ni siquiera algunos cánticos de dimisión como los que se escucharon el domingo en el Camp Nou, un escenario dispuesto para la pleitesía y el disfrute del juego, expresado en la afluencia de turistas y en el Espai d' Animació. Asume el presidente azulgrana que algún futbolista le llame también Nobita.

Bartomeu es un empresario que no vive del fútbol y por tanto se permite respuestas no convencionales en situaciones de apuro como f...

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A Josep Maria Bartomeu no hay quien le quite la sonrisa, ni siquiera algunos cánticos de dimisión como los que se escucharon el domingo en el Camp Nou, un escenario dispuesto para la pleitesía y el disfrute del juego, expresado en la afluencia de turistas y en el Espai d' Animació. Asume el presidente azulgrana que algún futbolista le llame también Nobita.

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Bartomeu es un empresario que no vive del fútbol y por tanto se permite respuestas no convencionales en situaciones de apuro como fue convocar elecciones en 2015 después del contencioso Messi-Luis Enrique. El riesgo de aquella decisión, sobre todo por el momento delicado del equipo, le permitió gobernar sin ser considerado como el heredero puesto por su amigo Sandro Rosell. La garantía Bartomeu, sin embargo, quedó vinculada al tridente y al triplete y consecuentemente caducó con la partida de Neymar, el jugador que simboliza la obra de gobierno de Rosell-Bartomeu después de combatir el legado de Joan Laporta-Johan Cruyff.

Neymar ha tardado poco en criticar a la junta azulgrana desde París. El brasileño, que tiene una cuenta pendiente de 26 millones por cobrar como prima de una renovación no ejercida en el Barça, afirmó después de marcar dos goles y dar dos asistencias en su estreno en el Parque de los Príncipes ante el Toulouse (6-2): “Fui muy feliz durante cuatro años en el Barcelona, pero estoy muy triste con ellos [la directiva]; no son gente que tiene que estar ahí”, aseguró a Deportes Cuatro. Y remató: “El Barça merece mucho más y todo el mundo lo sabe”.

Las manifestaciones de Neymar, cuyo traspaso al PSG supuso un ingreso de 222 millones para el Barcelona, reforzaron la opinión de Joan Laporta, que en su cuenta de Twitter anunció que si el club pretende conservar a Messi en su equipo, Bartomeu tiene que dejar de ser el presidente del Barcelona. “Si queremos que Messi continúe a gusto en el Barça, tenemos que echar a Bartomeu inmediatamente”, publicó el expresidente del Barcelona.

La presión para Bartomeu aumentará con la presentación en los próximos días de septiembre de la moción de censura anunciada por el excandidato a la presidencia y socio activista des de los tiempos de Elefant Blau Agustí Benedito. Aunque no hay una oposición articulada, no es el único frente abierto, si se tiene en cuenta las críticas que recibe desde hace ya un tiempo la obra de gobierno de Bartomeu.

El presidente ya sabe de alternativas de socios ya conocidos, no solo de Laporta, sino también de Víctor Font y, al mismo, es consciente de que necesita fortificar su consejo después de la salida de figuras como la vicepresidenta económica Susana Monje. La vacante no ha sido cubierta al tiempo que se especula con la incomodidad de otros miembros de una junta cuestionada por su dificultad para manejarse en el mercado de fichajes. El Barça continúa sin cerrar la contratación de Seri, Coutinho y Dembélé y tampoco encuentra la manera de traspasar o ceder a jugadores como Munir, Arda, Douglas o Vermaelen. No se descarta que Bartomeu remodele la junta o sacrifique alguna de sus piezas del organigrama técnico. El escenario de 2015 ya no le sirve a la oposición ni tampoco al propio Bartomeu.

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