Husillos y Peleteiro, razones para el optimismo español

El velocista mejora su marca personal (45,22s) y pasa a semifinales de 400m, y la triplista llega a la final en su primer Mundial

Aterrizaje en el foso de Ana Peleteiro tras uno de sus saltos en Londres.PAWEL KOPCZYNSKI (REUTERS)

En un sillón imperial del lobby del hotel londinense en el que se cruzan decenas de atletas, repanchingado como un buen burgués, Iván Pedroso charla con Javier Sotomayor. Dos saltadores cubanos de los mejores de la historia que no admiten interrupciones. “¿Qué quiere que le diga de Yulimar o de Ana?”, le contesta Pedroso brusco al periodista que le pregunta por cómo están sus triplistas, la venezolana Rojas y la gallega Peleteiro, a quienes entrena en Guadalajara. “Pues cuando compitan le digo…” Res...

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En un sillón imperial del lobby del hotel londinense en el que se cruzan decenas de atletas, repanchingado como un buen burgués, Iván Pedroso charla con Javier Sotomayor. Dos saltadores cubanos de los mejores de la historia que no admiten interrupciones. “¿Qué quiere que le diga de Yulimar o de Ana?”, le contesta Pedroso brusco al periodista que le pregunta por cómo están sus triplistas, la venezolana Rojas y la gallega Peleteiro, a quienes entrena en Guadalajara. “Pues cuando compitan le digo…” Responde a la gallega y borde, seriedad que rompe súbitamente bromeando. “Si quiere apostar algunas libras, yo le digo qué van a hacer, pero vamos a medias, ¿eh?”

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Con Pedroso, gracias a su forma de ser, de trabajar, de tratar a la gente, de exigir, Venezuela cuenta con una potencial campeona del mundo de triple salto al aire libre (ya lo es en pista cubierta) y España ha recuperado a una campeona del mundo juvenil que anduvo un poco perdida atléticamente en los años de maduración. Rojas, de 21 años, con talla y aptitudes para jugar al baloncesto, es la hija de dos boxeadores que se ha teñido el pelo de verde por una apuesta (“me lo cambiaré de color cuando suba al podio”, dice) y también para dar rienda suelta a su “locura” caribeña, constreñida por la disciplina del atletismo. Peleteiro, de 21 años también, dos meses más joven que su compañera, no se ha teñido el pelo sino que se lo ha cortado por indicaciones del técnico. “Me quité las extensiones porque eran poco aerodinámicas”, dice la mejor triplista española del momento, quien, como su compañera Rojas, se clasificó para la final (lunes, 21.25h). Para la venezolana (14,52 en la calificación), el proceso fue un trámite, aunque le molestó no haberlo hecho a la primera, como sí logró su gran rival en la arena, la colombiana Caterine Ibargüen, sino a la segunda; para la española (14,07m) fue un motivo de celebración en sí mismo, un objetivo cumplido. “Hay una Ana antes y otra después de Pedroso. Ahora tengo más garra, más actitud. Es mi primer Mundial absoluto al aire libre y estoy ahí. He tenido que encomendarme a todas las vírgenes, hasta creo que he rezado a la de Fátima”, dice Peleteiro, que, espídica, no para de saltar mientras habla y se va volando a hacer pesas al gimnasio. “Voy a fortalecer el muslo izquierdo, que me ha fallado un poco”.

Uno de Astudillo

Óscar Husillos no necesita fortalecer nada. Termina su serie de 400m y saca pecho y sus pectorales revientan la camiseta de la selección. Uno de Astudillo, un chaval de 24 años, es uno de los 24 más rápidos del mundo, el 14º, nada menos. Lo piensa el del Cerrato y no se lo cree. Ha sido cuarto y ha visto casi a su altura a LaShawn Merrit, el campeón olímpico de Pekín, uno al que la primera vez que se cruzó con él le pidió si se podía hacer una foto con él. Ha corrido en 45,22s, la mejor marca de su vida, y más rápido que ningún español antes en un Mundial, y se ha clasificado para semifinales (domingo, 20.40), algo que ningún atleta español conseguía desde que David Canal lo hizo en 2003. Husillos es de los que no tiene telarañas en los ojos y piensa en grande, sin miedo en la mirada. Pensar en grande en España y en el 400m es pensar en 44,96s, el récord de España de Cayetano Cornet que se mantiene desde hace 28 años. “Estoy para hacerlo”, dice Husillos, que del 400m solo teme las horrorosas sesiones de entrenamiento que terminan con el lactato devorándoles las entrañas, mareándolo y obligándolo casi a vomitar, como le ocurrió al toledano Lucas Búa, que corrió su serie en 46s y tardó casi media hora en recuperarse. “Me suele pasar a menudo”, dice Búa, confortado con el calor del gran chaquetón del lanzador de peso Carlos Tobalina, que se para a su lado y no le abandona mientras se recupera.

Las semifinales de 800m las disputarán el domingo (22.15) dos de los tres españoles participantes. Kevin López se clasificó con la Q mayúscula de los que lo hacen por puestos después de haber analizado con claridad su carrera y haber respondido a sus demandas. “En la última curva pensaba que en la recta tendría que abrirme, encontrar un hueco y tener fuerzas”, dice. “Y así fue”. López, el más curtido del 800m español elogió a Daniel Andújar, el joven que llega y que le complica más que ninguno la vida porque tiene carácter para arriesgarse en ello. Andújar peleó hasta el último metro su serie y acabó cayéndose delante de la línea de meta. Con la q minúscula, por tiempos, pasó el salmantino Álvaro de Arriba.

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