Pirro le da una alegría a Gresini

Recién convertido en campeón de Moto2 ante la ausencia de Márquez, Bradl cae en la última carrera, que gana el compañero de Simoncelli

El día en que el Mundial rindió tributo a Marco Simoncelli, fallecido hace dos semanas en Malasia, quiso el destino que Fausto Gresini, dueño de la escudería que llevó al italiano a MotoGP, volviera a reír y a llorar. Su llanto desconsolado en el muro, abocado a la linea de meta después de ver ganar la carrera de Moto2 a uno de sus pilotos, Michele Pirro, después de que el corazón se le volviera a encoger al ver a su otro corredor Yuki Takahashi rodar por los suelos y quedar inmóvil sobre la grava -fue ingresado en el Hospital La Fe de Valencia-, desbordado por aquel batido de emociones, es la...

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El día en que el Mundial rindió tributo a Marco Simoncelli, fallecido hace dos semanas en Malasia, quiso el destino que Fausto Gresini, dueño de la escudería que llevó al italiano a MotoGP, volviera a reír y a llorar. Su llanto desconsolado en el muro, abocado a la linea de meta después de ver ganar la carrera de Moto2 a uno de sus pilotos, Michele Pirro, después de que el corazón se le volviera a encoger al ver a su otro corredor Yuki Takahashi rodar por los suelos y quedar inmóvil sobre la grava -fue ingresado en el Hospital La Fe de Valencia-, desbordado por aquel batido de emociones, es la imagen de un final de curso amargo.

Un final de temporada también extraño para los dos hombres más fuertes de la categoría: un Stefan Bradl ya proclamado campeón antes siquiera de subirse a la moto el domingo; y un Marc Márquez relegado a las cuatro paredes de su taller por unos problemas de visión cuando rozaba con las yemas de sus dedos el título. La carrera fue un desastre para el ganador del campeonato, que cayó a las pocas vueltas de empezar, se rebozó por la gravilla, se golpeó la rodilla izquierda y tuvo que abandonar cojeando la pista. Nunca la bandera a cuadros le indicó formalmente su logro. Aunque ya no hiciera falta. Había tenido ya hasta tiempo de celebrarlo con los suyos la noche anterior.

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Michele PirroALBERT GEA (REUTERS)

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