Cartas para Instagram: así rejuvenece la correspondencia para la directora

El mayor cambio de los mensajes de los lectores ha sido la viralidad

Fernando Hernández Puente

Cada día llegan a la Redacción centenares de cartas dirigidas a la directora, con el propósito de aparecer en la selección diaria del periódico. Pero no todas son publicables, porque el espacio es finito o porque se repite el tema. A veces, también, porque se exceden en la extensión y resulta muy difícil cortar el texto sin destrozar la tesis y el estilo que le ha dado el autor. Como solo se publican cuatro al día, se defrauda la expectativa de la mayoría de los que escriben y muchos protestan por correo.

La queja no es nueva. De hecho, ya el primer defensor, Ismael López Muñoz, comentaba en su primera columna, de 1985, que hacía años que llegaban mensajes de lectores descontentos porque no se habían publicado sus comentarios. Es curioso comprobar que las exigencias de los lectores son similares, cuando tanto ha cambiado la sociedad, y el periódico.

También la sección de cartas ha evolucionado con el tiempo. EL PAÍS no recogió opiniones de los lectores hasta diez días después de su inauguración y dedicaba solo un faldón (la parte de abajo de una página) de la edición impresa, con dos textos por número. Una de las primeras que se publicó era de un lector de Getxo (Bizcaia), que cuestionaba la “desesperanza y tristeza” que transmitía el periódico que acababa de salir: “Soy accionista de EL PAÍS, pero no pienso leerlo si su tono no adquiere otro talante”. Hoy este mensaje no se publicaría como una carta, sino que se habría reenviado al buzón de la defensora, donde van a parar las quejas sobre el contenido.

No solo se creó una figura de enlace con los lectores, sino que el espacio para los mensajes de estos fue creciendo en las décadas siguientes. En los años noventa, se puso límite a la extensión de los textos, unas 300 palabras, y se publicaban entre seis y ocho cartas diarias. En la renovación del periódico que se hizo en 2007, la sección incluía seis textos, reducidos a unas 200 palabras, que se publicaban en las ediciones impresa y digital. Gracias a Internet, se estrenó también la posibilidad de que los lectores comentaran directamente las noticias.

Con el rediseño del papel del pasado febrero se rebajó el tope por carta a 100 palabras, pero este límite se ha duplicado desde hace unos meses, en el entendimiento de que es difícil hacer una exposición clara en tan corto espacio. Ahora no solo tienen versiones de papel y digital, sino que se crean formatos específicos para X e Instagram.

La gran metamorfosis de las cartas ha sido precisamente la viralidad. Hoy las más originales pasan de una Red a otra ―es frecuente ver pantallazos publicados por lectores del periódico― y se comparten a golpe de me gusta. Otro cambio ha sido que abandonaran definitivamente el correo postal y que hayan empezado a llegar por mensaje privado a la cuenta de la sección de Opinión, con el encabezado: “Cartas para Instagram”. Los lectores ya no solo quieren que el periódico seleccione sus cartas y las publique, sino que también valoran que sea una gran plataforma de difusión, lo que es un medidor de su confianza. Anabel Bueno, redactora del equipo de Redes, explica que los posts de cartas funcionan muy bien y recogen centenares de comentarios. Además, añade, ha ocurrido algunas veces que en ellos el autor de la carta se ha identificado como tal y entonces sus allegados le daban la enhorabuena.

Otra vía de difundir estas cartas la inauguró la última edición de los Premios Ortega y Gasset. En la ceremonia de entrega, los actores Irene Escolar y Víctor Clavijo interpretaron una selección de mensajes de los lectores, convirtiendo cada texto en una pieza artística.

Para dar pistas a quienes escriben sin haber tenido aún éxito en ser publicados, pedí a José Nicolás, redactor de la sección de Opinión y uno de los encargados de seleccionar los correos, que explicara los ingredientes de la carta ideal:

  • Inéditas. “No las manden a todos los periódicos”, aconseja José Nicolás, quien dedica parte de su tiempo a comprobar que los envíos de los lectores no hayan aparecido ya en otros medios. Al igual que con las informaciones y los artículos de opinión, el periódico exige textos originales, como un compromiso de calidad con sus lectores. Por otra parte, si se trata de una carta dirigida a la directora, Pepa Bueno, pierde todo el sentido que tenga otros destinatarios.
  • Autoría. Es vital que la carta cumpla los requisitos mínimos: que no supere la extensión permitida (200 palabras) y que el autor esté identificado, con nombre y apellidos y el documento de identidad o pasaporte. Esto permite también repartir el juego para que no se publique siempre a los mismos. Nicolás actualiza continuamente un largo listado de autores reincidentes. Aunque, admite, siempre hay alguien que se escapa al control.
  • Sin ofensas. A las cartas de los lectores se les pone el mismo límite a la libertad de expresión que EL PAÍS exige a los articulistas: que sean respetuosos con las personas, aunque se critiquen sus actos.
  • Actuales. Hacer referencia a hechos noticiosos siempre tiene un plus, porque las opiniones de los lectores ayudan al periódico a enriquecer el debate. “Lo ideal sería que fueran sobre temas que ha dado el periódico”, afirma Nicolás. “Aunque no es necesario repetir la información y es mejor que vayan al grano”.
  • Singulares. “Que tengan gracia”, añade. “Que sean originales y se salgan del lugar común”. Esta es la parte más difícil. A veces supone aportar una mirada diferente o, como ocurrió con la famosa carta de una mileurista, bastó con acuñar un término que designaba una situación entonces nueva, ahora convertido en genérico.

Es posible que el periódico parezca estricto al elegir las cartas, pero una buena selección es seña de identidad de un diario y, también, reflejo del alto nivel de sus lectores.

Para contactar con la defensora puede escribir un correo electrónico a defensora@elpais.es o enviar por WhatsApp un audio de hasta un minuto de duración al número +34 649 362 138 (este teléfono no atiende llamadas).

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