Acoger desde la arquitectura
Un nuevo centro de primera acogida para mujeres sin hogar levantado con más de mil metros cúbicos de madera ampara a quien lo ha perdido todo con un consumo energético casi nulo
Lo más importante de un centro de acogida es que exista. Partiendo de esa base, hasta ahora esos equipamientos se entendían como cobijos, residencias de emergencia. Y se buscaba que pudieran acoger a la mayor cantidad de personas posible. Hoy esa prioridad se ha alterado. Los centros dan algo más que cobijo. Buscan ser la puerta que abre la reinserción social. En el caso de este centro barcelonés, acompañan a las mujeres acogidas con cuidados médicos, educativos y orientación laboral y social individualizadas.
Así, el nuevo centro levantado en Barcelona por César y Cristian Vivas (Vivas Arquitectos) está construido esencialmente con madera. Pero también con estrategia. Ellos suelen trabajar así: investigando y desarrollando sistemas industrializados, con frecuencia modulares, para conseguir tres cosas: que las obras se terminen antes, que los espacios sean más flexibles y que el consumo energético de sus edificios sea casi nulo.
Este nuevo centro logra esos tres objetivos. La madera no es, por lo tanto, solo un material cálido para acoger a quien no tiene nada. También funciona como aislante, térmico y acústico. El resto lo consigue una idea: la escala doméstica de los espacios interiores del centro de acogida y la sensación de seguridad que ofrece la rotundidad de la fachada.
Este centro que no es una casa, pero quiere ser un hogar. ¿Cómo intenta conseguirlo? Con protección exterior y con rincones interiores que ofrecen convivencia y privacidad. La relación con el exterior es así de firmeza y seguridad y contrasta con la calidez y la iluminación natural en el interior. El edificio es un contundente prisma rectangular de 60 metros de largo y 16 de ancho para separarse de la calle y aprovechar el jardín. Tiene tres plantas y la rotundidad exterior se disuelve con vacíos interiores: porches, terrazas, patios que llevan el exterior hacia el interior sin exponer a quienes habitan el inmueble. Esos patios y terrazas aumentan la luminosidad interior, y refuerzan la calidez del espacio.
Más allá del aislamiento de la madera, la fachada despliega toldos automáticos que regulan la incidencia solar y contribuyen a que el consumo energético del inmueble sea casi nulo (Calificado por la certificación Breeam como excelente).
Coste de la obra, según los arquitectos, 1.717 euros/m2 más IVA.