ARTE

Cinco artistas a los que seguir la pista en Instagram

Durante el encierro de los últimos meses, las redes sociales se han convertido en la mayor galería de arte del mundo. Seleccionamos distintas propuestas dignas de nuestra atención

Imágenes del proyecto 'Love Stories – A sentimental Survey', de Francesco Vezzoli, para la Fondazione Prada.FONDAZIONE PRADA

La rayuela instalada al lenguaje mediático de las redes sociales. En ese camino lleno de narrativas cruzadas y diálogos a destiempo se instala Love Stories – A Sentimental Survey, el último proyecto de Francesco Vezzoli para la cuenta de Instagram de la Fondazione Prada. Lo hace de la mano de la comisaria Eva Fabbris, repasando imágenes icónicas de encuentros y desamores que atesora el arte y la cultura popular. Un proyecto...

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① Francesco Vezzoli → @fondazioneprada

La rayuela instalada al lenguaje mediático de las redes sociales. En ese camino lleno de narrativas cruzadas y diálogos a destiempo se instala Love Stories – A Sentimental Survey, el último proyecto de Francesco Vezzoli para la cuenta de Instagram de la Fondazione Prada. Lo hace de la mano de la comisaria Eva Fabbris, repasando imágenes icónicas de encuentros y desamores que atesora el arte y la cultura popular. Un proyecto que reinventa lo que puede llegar a ser una exposición participativa hoy más allá del hashtag. Lo vemos en las stories, donde el artista lanza cada semana una especie de encuesta asociando imágenes con preguntas ante las que el usuario debe tomar partido entre dos opciones. Cada encuesta forma, a su vez, un enfoque temático semanal inspirado en las arias de compositores italianos en homenaje a Pasolini y su Comizi d’amore (1963), autor que también buceó en la complejidad de las relaciones amorosas. Comentando el resultado de las encuestas están personas influyentes del mundo del arte, la cultura, el cine, la música y la televisión: los nuevos críticos en la era posmedia. Un proyecto que habla de la red social como nuevo lugar donde compartir ideas, socializar, enamorarse o, simplemente, imaginar un futuro posible.

I Fantasize a Springtime and Cry @lacasaencendida

En esa carrera de fondo de La Casa Encendida por explorar los nuevos lenguajes surgidos al abrigo del auge de las redes sociales, esta exposición añade un acento más, al ubicarse en su perfil de Instagram. La firman los comisarios Beatriz Ortega y Alberto Vallejo, responsables también del espacio independiente Yaby en Madrid. Cada sábado, y hasta el 13 de junio, hay una nueva entrega de I Fantasize a Springtime and Cry (“Fantaseo una primavera y lloro”) proyecto que nace de la situación de crisis actual para hablar de esta nueva idea de comunidad donde lo personal vuelve a estar en el centro de todo. Ahí está el trabajo de Marina González Guerreiro, Sgàire Wood, Laura Costas, Tarek Lakhrissi o Pedro Herrero Ferrán, entre otros. Levantarte un día y no saber dónde estás. Esa sensación de vivir una realidad a destiempo entre muchas capas de cuteness que intentan ensanchar el marco de la pantalla: fantasía y emoción junto a momentos desordenados donde lo artificial alcanza rango de normalidad. O lo que es lo mismo: vivir lo excepcional a través de lo insólito.

Tropical Papers → @tropicalpapers_

Una residencia para artistas en una red social. Un proyecto de ediciones impresas. Un canal de televisión. Una web para reflexionar sobre arquitectura y diseño. Una plataforma para investigar ecosistemas. Tropical Papers replantea la eterna pregunta de cuál es el lugar del arte según la lógica de internet. Nació en 2002 de la mano de la comisaria María Inés Rodríguez con la idea de crear una editorial y llegó a ser una pequeña revista, y en 2013 pasó a ser un dominio online desde donde visibilizar proyectos desde y en los trópicos. Hoy se ha convertido en un proyecto coral que da cobertura a ese terreno de las ideas que no siempre está en primer plano de visibilidad. Su perfil de Instagram se ha convertido en una exposición improvisada de la mano del artista José Ruiz, el primero de los artistas que ocuparla como residencia. Estando en “cuarentena impresa” dado el cierre de la galería Espacio El Dorado, donde iba a inaugurar, recondujo el proyecto en la red invitando a un público virtual a reflexionar sobre su realidad “presente” con sólo 25 caracteres. El resultado es una edición de 50 posters que pronto tendrán tocarse en una edición en papel.

David Shrigley → @davidshrigley

David Shrigley es como Max Estrella en Luces de Bohemia: también ve el mundo mediante el esperpento. Desde su primera exposición en 1995, el artista británico destacó por el cruce entre el lenguaje y el dibujo y ese trazo desenfadado que pronto convirtió en su sello personal siempre fiel a esa fina línea que separa economía, información y sinsentido. Sus dibujos ahondan ahí, en ese lado más oscuro de lo humano, donde la crueldad infantil es extrapolable a cualquier edad y condición, y rige en un mundo sin normas ni convenciones. Su Instagram es un enorme catálogo de todo ello. A veces, hay animales indignados. Otras, personajes entrañables y extraños, que en muchos casos hablan de todos nosotros. De esas cosas que a menudo pensamos pero que no siempre nos atrevemos a decir. Lo que está a punto de explotar en la cabeza. El humor como salvoconducto para afrontar lo imposible que es vivir a veces.

Francesc Ruiz → @ruiz_francesc

La distribución entendida como la circulación de una mercancía desde su lugar de producción hasta su lugar de consumo es, muchas veces, un espacio/tiempo difuso y opaco tramado de una red de intercambios cuya actividad apenas intuimos y que afectan a la forma y el contenido de dicha mercancía. Por internet todo eso circula en un campo inabarcable, pero en la realidad física los cruces de sentido son constantes. Pese a sucumbir a ello en nuestra dinámica de vida sin cuestionarlo, ¿seríamos capaces de subvertirlo? Sobre ello reflexiona Francesc Ruiz con #disturbingdistribution, el germen de su trabajo en exposiciones como las que ahora siguen ocupando el CA2M y García Galería en Madrid y un archivo visual de todo aquello que sobre la idea de distribución perturbadora de contenidos y cuerpos, de mundos globales e identidad circula con normalidad en nuestro día a día. Desde el don de la ubicuidad de los Reyes Magos de Oriente a una pastilla con mascarilla. Lo normal, lo raro, lo permitido y lo censurado en tiempos también agitados.

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