Los Oscar 2020 firman la peor audiencia de su historia: ¿tiene futuro la gala en televisión?

La ceremonia fue vista por 23,6 millones de espectadores, un 20% menos respecto a 2019

La actriz Jane Fonda entrega el premio a mejor película al equipo de 'Parásitos'.AMPAS

La misma gala en la que Parásitos hacía historia en los Oscar también pasará a la historia como la menos vista de sus 92 años de vida. La ceremonia, que por segundo año consecutivo no contó con presentador y que, como es costumbre desde 1974, fue retransmitida por la cadena en abierto ABC, fue vista por 23,6 millones de espectadores, lo que significa una caída del...

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La misma gala en la que Parásitos hacía historia en los Oscar también pasará a la historia como la menos vista de sus 92 años de vida. La ceremonia, que por segundo año consecutivo no contó con presentador y que, como es costumbre desde 1974, fue retransmitida por la cadena en abierto ABC, fue vista por 23,6 millones de espectadores, lo que significa una caída del 20% respecto a 2019 (29,6 millones de televidentes). El anterior récord negativo lo tenía la ceremonia de 2018, vista por 26,5 millones de espectadores.

"La audiencia está bajando en la televisión generalista de manera global, pero a la vez encontramos que la Super Bowl, otro gran acontecimiento televisado, ha frenado su caída de espectadores", opina Concepción Cascajosa, profesora de Comunicación Audiovisual de la Universidad Carlos III de Madrid. "Esto es porque el programa ha sabido ampliar los perfiles de su audiencia. Al ser una retransmisión deportiva tiene tradicionalmente un público muy masculino, pero entre el interés por los anuncios [es el espacio donde más cara es la publicidad] y la actuación musical [que este año protagonizaron Shakira y Jennifer López], llegan a más gente".

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Los Oscar, sin embargo, mantienen su tradicional estructura de ceremonia de entrega de premios. "No hay nada que interese a otras comunidades étnicas, o que incluso vaya dirigido a hombres o mujeres", lamenta Cascajosa. "De hecho, ocurre casi lo contrario: todos los años premian películas que no son grandes éxitos de taquilla, sino obra de nicho y autorales, como Moonlight o Parásitos, que funciona muy bien en taquilla pero solo como película extranjera. Eso es clave".

Es un momento complicado en general para las entregas de premios en televisión. Los Grammy, los galardones de la música, se entregaron el pasado 26 de enero en una gala que retransmitió la cadena CBS. Lo presentó Alicia Keys y tuvieron 18,7 millones de espectadores, un 6% menos que el año pasado. En este caso, CBS se apresuró a anunciar que la audiencia en su plataforma de streaming, CBS All Access, fue un 30% mayor que el año anterior (no facilitaron cifras de espectadores).

Los Globos de Oro fueron vistos este enero por 18,3 millones de espectadores, un 2% menos que en 2019. También los Emmy, entregados en septiembre, se enfrentaron a un récord negativo: 6,9 millones de espectadores, un 33% menos que en 2018 y un tercio de los espectadores que tuvo en 2013. Las anteriores ceremonias fueron vistas por 10,2 millones y 11,4 millones (2017 y 2016).

"Tenemos la retina más educada. La industria produce nuevas cosas, hay nuevas narrativas, se ha diluido la frontera entre cine y tele, las plataformas están innovando, haciendo que te esfuerces a la hora de ver contenidos audiovisuales... En cambio, todo lo que tiene que ver con las galas de premios no ha variado nada", alerta Mariola Cubells, periodista especializada en televisión. "Los contenidos que se premian en esas galas son innovadores y transgresores, pero la manera de contarnos esos galardones sigue siendo la misma".

La mayor exposición de las estrellas de Hollywood en las redes sociales ha hecho que, en cierta forma, se haya perdido la magia que rodeaba a los actores de cine. Allí es, además, donde el público suele ver estas cosas. "La televisión en directo ha cambiado y mucha gente lo ve en otras plataformas. La medición que hacen las empresas que se encargan de los datos de audiencia no es fidedigna del todo... Es un modelo muy líquido, requiere mucha reflexión", añade Cubells.

Como todo gran acontecimiento, los Oscar tienen su hogar natural en televisión. Pero los críticos exigen que, a cambio, sea un buen programa. "Era fácil perder el hilo con el millón de distracciones que mostraban gracias a las frenéticas y a veces desconcertantes decisiones de producción de la cadena ABC", escribió Caroline Framke, crítica de televisión de Variety 

"Como espectáculo han estado perdiendo muchos enteros", prosigue Cascajosa. "Antes era un programa de entretenimiento con música, humor y una personalidad carismática. Ahora han perdido ese elemento y priorizan la entrega de los galardones, con lo que el espectador pierde el interés. Es un programa muy fragmentado: cada cinco minutos tienes protagonistas nuevos. Piensa en este año, donde un plato fuerte era Eminem. ¿Qué conexión tenía con las películas? Creo que simplemente no son un buen programa de televisión".

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