Columna

¿Qué pensarán los historiadores del futuro cuando vean ‘La isla de las tentaciones’?

¿Habrá congresos de historiadores en los que se enfrentarán las corrientes que sostendrán que todos los españoles del siglo XXI eran pibones de gimnasio con el seso de una ameba?

Jack Turner escribió el año pasado un libro precioso y apasionante titulado Las especias, donde aborda las orgías gastronómicas relatadas por los antiguos romanos en el Satiricón o en Juvenal que revuelven el estómago del lector más glotón. Durante siglos, se tomaron por testimonios de la decadencia imperial, pero hoy se cree que eran parodias y una hipérbole auspiciada por la propaganda cristiana, que quería imponer sus valores de frugalidad y austeridad como reacción casta a la depravación pecaminosa de los paganos.

No sé si, cuando pasen tantos siglos, nues...

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Jack Turner escribió el año pasado un libro precioso y apasionante titulado Las especias, donde aborda las orgías gastronómicas relatadas por los antiguos romanos en el Satiricón o en Juvenal que revuelven el estómago del lector más glotón. Durante siglos, se tomaron por testimonios de la decadencia imperial, pero hoy se cree que eran parodias y una hipérbole auspiciada por la propaganda cristiana, que quería imponer sus valores de frugalidad y austeridad como reacción casta a la depravación pecaminosa de los paganos.

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No sé si, cuando pasen tantos siglos, nuestra época podrá redimirse con tanta facilidad como aquella. De Roma quedan pocos documentos y los eruditos han sido capaces de discriminar en ellos la sátira del costumbrismo, pero ¿qué pensará una civilización del futuro cuando sus arqueólogos vean La isla de las tentaciones, el reality que acaba de estrenar Mediaset? ¿Verán en él una fuente documental fidedigna de los usos y costumbres de la cultura perdida de España a comienzos del siglo XXI o creerán que se trata de una parodia? ¿Habrá congresos de historiadores en los que se enfrentarán las corrientes que sostendrán que todos los españoles del siglo XXI eran pibones de gimnasio con el seso de una ameba y la libido de mil conejos en celo contra las que defenderán que el programa era una ficción moralista, como Lisístrata o Edipo?

Yo apuesto a que lo verán con el mismo pasmo con el que algunos lo vemos hoy. Con la incredulidad y la indecisión de no saber si se asiste a un espectáculo de porno soft, a un manifiesto contra el feminismo, la igualdad y la concepción más básica de la dignidad humana o a la ruptura del séptimo sello de la civilización tal y como la habíamos entendido. Es decir, lo verán sin poder pestañear ni apartar los ojos, como nosotros.

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