Columna

Menos glamour

Muchas veces las series le dan brillo a unos personajes que tienen mucho menos encanto en la vida real

Britt Robertson en 'Girlboss'.

Sinopsis de la primera temporada: Año 2006. Sophia Amoruso es una veinteañera que se niega a crecer. Odia las responsabilidades y le horroriza la idea de convertirse en una adulta convencional. Ha dejado su enésimo trabajo, que le aburría. Sin embargo, le encanta la moda y descubre que tiene olfato para encontrar gangas de calidad y de segunda mano y venderlas por cuatro veces el precio que ella paga. Con la ayuda de un libro sobre cómo montar un negocio en eBay, lanza su propia página, destinada a convertirse en un imperio: Nasty Gal.

Fin...

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Sinopsis de la primera temporada: Año 2006. Sophia Amoruso es una veinteañera que se niega a crecer. Odia las responsabilidades y le horroriza la idea de convertirse en una adulta convencional. Ha dejado su enésimo trabajo, que le aburría. Sin embargo, le encanta la moda y descubre que tiene olfato para encontrar gangas de calidad y de segunda mano y venderlas por cuatro veces el precio que ella paga. Con la ayuda de un libro sobre cómo montar un negocio en eBay, lanza su propia página, destinada a convertirse en un imperio: Nasty Gal.

Fin de la primera temporada.

La historia de Amoruso es la que cuenta la serie Girlboss (traducible como jefaza) que Netflix estrenó en abril. La primera temporada acaba justo cuando la joven lanza su página. Parece una historia de éxito, pero los que la descubrieron gracias a la plataforma no sabrán cómo acaba realmente. Netflix anunció que no habrá segunda temporada. Girlboss cayó en desgracia, como ocurrió con The Get Down.

Hay que acudir a la hemeroteca para descubrir el argumento de las siguientes temporadas, porque la historia sigue escribiéndose. Sophia Amoruso, efectivamente, tuvo mucho éxito. Nasty Gal tuvo tiendas físicas y lanzó sus propias colecciones de ropa. Forbes valoró la fortuna de Amoruso en unos 250 millones de dólares y su libro (#Girlboss) se convirtió en superventas. Pero no todo fue bonito. La empresa entró en concurso de acreedores y hubo decenas de despidos. Varias empleadas denunciaron a Nasty Gal por despedirlas cuando se quedaron embarazadas, lo que chocaba con el discurso de empoderamiento femenino de Amoruso.

Muchas veces, las series glamourizan a unos personajes que tienen mucho menos brillo en la vida real. Pasó con el Pablo Escobar de Narcos. Empiezas poniendo a un actor guaperas a interpretar a un narcotraficante y se acaban vendiendo camisetas en el Primark con su cara. Nos pasa mucho porque empatizamos con el protagonista, aunque no siempre sea tan bueno.

A lo mejor a Sophia Amoruso tampoco le hubiera importado que su propia historia se hubiera quedado suspendida en una temporada anterior.

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